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Los monstruos únicos de Xenoblade Chronicles 2 hablan sobre Alrest, los blades y sobre ti mismo.

Y sirven para farmear cristales legendarios
Por Adrián Suárez Mouriño

Aviso: mínimos spoilers sobre los últimos tramos del juego

 

Caminar por las tierras de Alrest en Xenoblade Chronicles 2 y encontrarte a un monstruo único es una experiencia sensacional, ¿pero por qué, exactamente? Todavía recuerdo los tiempos de Megadrive y su Streets of Rage 2. Le partías la cara a un montón de enemigos clónicos y, de repente, aparecía uno de diferente color, igual pero lila. Era un sorpresón, era un nuevo reto que te hacía preguntarte: ¿este es el que manda aquí? Luego, claro está, ese personaje con las skin cambiada se convertía en un nuevo personaje clónico dentro de una nueva horda, solo que más difícil. Pero ese primer encuentro, ¡ay!

 

Ponerle un nombre propio a un enemigo corriente es el siguiente paso a esta idea. Ese enemigo no es un jefe final, solo es un tipo que vive ahí, que manda porque es más poderoso y al que tú necesitas enfrentarte. Es como si tuvieras el mismo deseo de Goku de encontrar y partirte el pecho contra enemigos poderosos para probarte.

 

Xenoblade Chronicles 2 hace especialmente bien esta construcción de monstruos únicos. Estas criaturas no solo tienen un nombre, también tienen un mote que los define dentro de su entorno. Tiene sentido que tus personajes conozcan estos apelativos porque son expertos en la historia de Alrest, en su mayoría, y también que guarden relación con los blades que van contigo.

 

 

Si acudes a los afinigramas de tus mágicos sidekicks descubrirás que, para conseguir habilidades nuevas para ellos, tienes que matar a determinados enemigos y que algunos de ellos son monstruos únicos. Esto es interesante porque los blades olvidan su pasado cuando muere su anterior dueño, pero algo queda de este en su interior. ¿Quizás tener que derrotar a este monstruo único obedece a un viejo sentimiento de venganza de una vida pasada?

 

Lo genial es que el juego consiga que teorices sobre esto porque cada blade único tiene un deseo, unas metas y unas querencias que se resuelven a través de sus propias secundarias con historia. Estas los explican a ellos. Para acabar de fomentar la construcción de su personalidad, te piden que los alimentes con sus comidas y cosas favoritas, y estas elecciones no son superficiales. Por ejemplo, Wulfric te pide que le des literatura y juegos de mesa porque en realidad él no se siente como un monstruo, sino como un ser con sentimientos que quiere sociabilizar.

 

Los monstruos únicos son una pieza más del rico puzle que es Xenoblade Chronicles 2. A poco que profundices en las secundarias del juego, en sus blades y en la búsqueda y persecución de estos seres, empezarás a conocer todo lo que no es 'historia principal' pero que es maravilloso. Xenoblade Chronicles 2 trata sobre el ciclo de la vida, sobre el ser humano y sobre la identidad, y eso no solo te lo cuenta la trama del juego, también todo lo que pasa alrededor de ella. Y para ello es fundamental que existan monstruos con nombres propios.

 

¿Y por qué los buscamos? Es a través de los monstruos únicos que podemos farmear cristales legendarios (se hace así) y armas con efectos especiales. Además, consiguen expandir detalles concretos del mundo de juego como ¿quién puede ser piloto de blade? ¿Puede serlo también un monstruo? ¿En serio que puede? Lo divertido es que cuando llegas al final del juego, Xenoblade Chronicles 2 te explica, casi sin querer y de tapadillo, cómo es esto posible.

 

Porque en Xenoblade Chronicles 2 todo está conectado. Menuda labor de construcción de mundo juego tan maravillosa, una que no podéis dejar de descubrir en vuestra Switch.


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