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Los mejores mundos de Kingdom Hearts III y lo que me habría gustado ver en ellos

Como fan de Disney
Por Rafa del Río

Ya estoy en la recta final de Kingdom Hearts III, esa en la que Nomura se vuelve muy japonés y empiezan todas esas idas de olla tan puramente niponas como darle tres vueltas a la tetera antes de servir la taza o ponerse pijama para darse de leches en el campeonato. Japonesadas aparte, ya estoy en ese punto en el que los mundos no dan más de sí. Con las fotos hechas, los coleccionables obtenidos y las llavespadas a full, toca hacer repaso de mis mundos favoritos, lo que me habría gustado ver en ellos y lo que he echado en falta. 

 

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Mis mundos favoritos

Si echo la vista atrás, y sí, algún spoiler va a caer pero no de la historia, sino de los mundos, reconozco haber vivido grandes momentos y otros que no tanto. Vayan mi oro, mi bronce y mi plata a Toy Story, Piratas del Caribe y Enredados, no necesariamente en ese orden, y a lo bien que han sabido transmitir la magia Disney sin decepcionar, al menos no demasiado, a los fans de este u otro universo. Me quedo especialmente con Toy Story por cómo sabe llevarnos de la habitación de Andy a la calle, y de allí a la juguetería sin perder por el camino ni un ápice del espíritu de la trilogía animada. Un viaje que añade momentos que nos vuelven a hacer sentir niños como la parte de la piscina de bolas o las historias que surgen en las distintas zonas de la gran tienda.

 

Cerca, muy cerca está el mundo de Enredados. Sin alcanzar la perfección del anterior, consigue manejar muy bien su universo y hacernos partícipes de muchos de los momentos estrella de la película de Rapunzel y Eugene. Too much bosque quizá, pero con sentido, y bravo por la posibilidad de explorar la capital del reino de Corona y los exteriores del castillo. Algo muy cercano a lo que también logra Piratas del Caribe, eso sí, con un pero enorme, incomprensible, absurdo... ¿Por qué incluir Port Royale y no Isla Tortuga? Ni siquiera las islas que se hacen pocas en el mapa naútico del puesto del timón logran que este intento de 'AssasSea of Thieves' con luces brillantes nos haga olvidar lo mucho que nos habría encantado entonar el Yo-ho-ho-ho en la carismática isla de los piratas. 

 

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Casi pero no

Casi pero no, o directamente no, mundos como el de Frozen, en el que tenía puestas todas mis esperanzas y se queda en un paseo por los hielos con un laberinto sin chicha ni limoná que parece haber sido mantenido porque estaba hecho y unos entornos que no rozan si quiera la calidad de otros escenarios. Emocionado, y mucho, con el Let it Go re-hecho para la ocasión, pero no justifica que al final todo quede en una excursión por las nieves sin llegar a ver una Arendelle que pedía ser explorada a gritos.

 

Algo parecido sucede con Monstruos S.A. uno de los mundos más sosos de todo el juego -junto a Arendelle-. La típica fase industrial se convierte en un mundo en el que las cosas no quedan demasiado claras en la historia ni en cuanto a jugabilidad, y que pasa sin pena ni gloria apoyado en su único aporte importante, el aspecto de Sora, Goofy y Donald. Sin cambio de aspecto en los personajes aunque algo mejor está San Fransokio, el mundo de Big Hero Six. No me conquista pero al menos no me mata, y como El Caribe, incluye mucho por explorar, esta vez a varios niveles de verticalidad, y mucha y buena jugabilidad que hace que sea más intenso que los dos anteriores, aunque sin alcanzar el pódio. 

 

En definitiva, y sin entrar en la absurda pelea acerca de la edad a la que va destinado el juego -lo he disfrutado como un enano a mis casi 41 años de edad-, Kingdom Hearts III ha funcionado de lujo, es una secuela más que digna y un título muy bueno, pero es una pena que no haya sabido ahondar más en lo que sin duda a muchos nos habría gustado ver en estos mundos que al fin, tras tantas entregas limitándonos, empiezan a ser más profundos. Me queda por ver cómo termina la historia y cómo seguirá, pero por ahora me quedo con la sensción de estar gozando el juego a pesar de mis 'pejiguerías'.

 

¡Nos leemos! 


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