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Los mejores juegos que he jugado en Mundogamers [Parte I]

O los que más han significado para mí
Por Rafa del Río

Sigo disfrutando esta última semana con los textos que siempre quise publicar y nuncas encontré tiempo para ello. Hoy os hablo de los juegos que más he disfrutado estos últimos años en mi periodo como redactor en Mundogamers. Los mejores videojuegos y los que más han significado para mí por un motivo u otro. 

 

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Los mejores juegos a los que jugué en Mundogamers

No quiero tirar de wikipedia ni buscar en mi lista de publicados para recordar estos juegos, ya que la idea es precisamente hablar de aquellos títulos que significaron algo para mí y que siguen grabados a fuego en mi memoria. Y es curioso que el primero que me viene a la mente sea uno de los más denostados por público y prensa del momento, el singular Thief. Fue uno de los grandes batacazos multiplataformas a inicios de la generación de PS4 y Xbox One, y sin embargo me dio todo lo que esperaba de esta cuarta entrega de la saga. Una ciudad dura, difícil de explorar que requería que pusieras tus cinco sentidos en ella y una historia que podía estar mejor escrita pero nos dejó momentos memorables. 

 

Destiny se cuela también en los juegos que más han significado para mí en Mundogamers, más que por el punto que nunca le cogí por la promesa que nunca llegó a cumplir y por los mil artículos que escribí antes de su lanzamiento con algunas curiosidades como la del maestro Forges liándola con sus caricaturas. Más interesante resultó Far Cry 4, que sigue siendo, 7 años después, uno de los juegos con mejor inicio y final que he tenido el placer de disfrutar. Una pena que The Evil Within no llegara a mis manos hasta un tiempo después y no tenga tanto significado en mi carrera como otros títulos, pues sigue siendo una de mis sagas de terror favoritas. Tras intentar defender a inFAMOUS Second Son, caería rendido ante el regreso de Larian Studios y su Divinity: Original Sin. 

 

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Los juegos que más disfruté en 2015

Oh, 2015 fue el año en el que perseguí al repartidor por toda la ciudad con el coche en busca de mi copia de The Witcher 3: Wild Hunt, el juego de una CD Projekt que, por aquel entonces, tenía enamorado al público y cabreado a Sapkowsky. Muchas horas, cientos, a un título que me permitió por fin mandar a pastar a la Yenne y vivir feliz junto a Triss. Mientras vosotros flipábais con Bloodborne, yo me enamoraba de MI JUEGO: Fallout 4, y le cascaba el único 10 que he puesto jamás en Mundogamers a un juego porque fue, y sigue siendo, uno de los títulos que más he disfrutado en mi vida como videojugador. Aún le doy amor de vez en cuando necesito evadirme y dar un paseo por el yermo. 

 

Fallout 4 se convirtió en mi juego del año por encima de todo, pero hubo otros que supieron encadilarme como ese Until Dawn que salió sin pena ni gloria y se hizo con el amor del público o el más que fantástico Dying Light, que fue mi compra más valorada -recordemos que Fallout 4 había sido una cesión de Bethesda para análisis-. Zombies, parkour, un clima muy bien retratado y las noches más tensas que he vivido en un videojuego alzaron este título a mis muy favoritos. Y sí, otro al que a veces vuelvo cuando me apetece descargar adrenalina. 

 

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¿Qué pasó en 2016?

En 2016 pasaron muchas cosas, pero la primera que me viene a la cabeza -vale, sí, al final he tirado de google por las fechas- es el bueno de Tom Holland, digo... Nathan Drake y el brillante Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón. Me volvió loquísimo el tema del jeep y los impresionantes escenarios, casi tan loco como me volvió la jugabilidad de Titanfall 2, ahora sí, con campaña y modo ofline. Uno de los mejores juegos de esa generación sin lugar a dudas. 

 

Fue un año raro con muchas promesas y algún que otro juego que perdía fuelle al avanzar. Nomura hizo de las suyas con FFXV y esa pedazo de road movie que dejaba de tener esos detallazos brutales según avanzaba la aventura. Lo mismo pasó con Deus Ex y su final a capón, como un tajo desde arriba. Mucho mejor lo hizo the Division, del que escribí mil textos, y Dishonored 2, que puso broche de oro al trabajo de Arkane. Y mientras unos flipaban con Firewatch, yo me enamoraba de esa joya llamada Dragon Quest Builders que nos tuvo locos a mi hija y a mí hasta su estupenda segunda parte. 

 

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El año de LEGO Worlds

2017 fue el año de LEGO Worlds. Cuatro años han pasado desde el lanzamiento del título al que más jugamos mi hija y yo en casa. Con todo desbloqueado -o casi todo- y miles de mundos creados, LEGO World sigue siendo mi juego favorito para esa hora juntos después de hacer la tarea, mi recomendación especial para todos los que tenéis hijos y queréis compartir una gran experiencia. También fue el año de Nintendo Switch, comprada de lanzamiento junto a otro de los dieces por méritos propios: The Legend of Zelda Breath of the Wild. Con el regreso de Link y Super Mario Odyssey Nintendo marcaba un camino que parecía pintar un futuro brillante para su híbrida entre portátil y sobremesa. No recuerdo cuántos artículos escribí sobre Switch, Mario, Link y, por supuesto, LEGO Worlds. Pero fueron muchos. 

 

Curiosamente, al final, terminaría vendiendo la Switch por falta de uso, pero no pudo negar que fue un año maravilloso en el que alterné este pedazo de consola con juegazos como Horizon Zero Dawn y mi carta a la madre de Aloy, mis estudios del Japón medieval en NiOh, y, ahora sí, mi amor incondicional a un the Evil Within 2 al que volví hace poco para aprovechar su parche next gen y que es, a pesar de tratarse de un año espectacular, de lo mejor que jugué en 2017. Ni siquiera Divinity Original Sin II lo destronó, aunque sí que compatió horas con Ghost Recon Wildlands y la caza de El Sueño. 

 

 

Bonito pasado

Voy a ir cortando porque no quiero convertir esto en una simple lista de juegos molones -para mí-, y mañana continuaré con el año 2018 hasta la actualidad. No deja de llamarme la atención que algunos juegos, mis más queridos, son títulos que o bien pasaron sin pena ni gloria, o bien sufrieron las iras de la crítica. LEGO Worlds especialmente es una joya imprescindible para todos los que tenéis hijos, sobre todo en la actual generación de Xbox Series X/S y PS5, donde se han corregido al fin todos los problemas de crasheos y cortes de carga además de ofrecer un aspecto y unas texturas muy superiores. Lo mismo me pasa con Fallout 4, que se ha convertido en el refugio al que vuelvo a descansar -junto a Fallout 76- o Dying Light y The Evil Within 2, que hace unos meses estrenaba 60 FPS y otras mejores en la nueva generación. 

 

Al final esto de los juegos es muy personal y depende mucho de cómo los afrontas y cómo los disfrutas a la hora de conectar con ellos o no. Títulos como Wildlands, Rysen 3 o Two Worlds 2 siguen siendo obras que amo por encima de todo por su forma de invitarme a disfrutar de sus mundos, algo que me costó más en Outward y que define una forma de hacer juegos distinta a la que rige en otros títulos. Como os dije ayer, esto va tan sólo de ser felices con lo que jugamos, es la mejor forma de ser honestos con nosotros mismos y nuestros gustos como videojugadores.  

 

¡Nos leemos!


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