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Los matamarcianos se van al PC

¡Una de arcade, oiga!
Por José Manuel Fernández "Spidey"

¿Recordáis cuando antiguamente llamaban a esto de los videojuegos “los marcianitos”? Es cuanto menos curioso que un género casi primigenio, capaz en sí de haber representado en su particular totalidad al ocio electrónico, esté a día de hoy en una posición tan lastimosa. Los ejemplares verdaderamente relevantes salen a cuentagotas y, en términos de calidad, difícilmente se puede entrar en comparaciones con el vasto catálogo de pasadas generaciones.

 

Hydorah

 

Todo esto viene a cuento porque, no hace demasiado, he descubierto el hecho de que el shoot’em up más espacial parece haberse refugiado en los entornos independientes de los compatibles PC. Así me lo han demostrado auténticos juegazos como Ether Vapor, Satazius o el españolismo Hydorah; baratísimos ejemplos (o gratuitos, como es el caso de Hydorah) que colocan al género en una posición ciertamente cómoda a poco que sepas dónde buscar. Porque estoy seguro de que, si eres fan del antiguo arte de matar marcianos y posees alguna de las consolas de hoy día, sabrás que verdaderamente hay muy poco por donde rebuscar.

 

Ether Vapor Remaster

 

A pesar de que en Japón se nos quedan pequeñas maravillas como Otomedius, probablemente sea Xbox 360 la que se lleve la palma con Dodonpachi Resurrection, Deathsmiles y Akai Katana, buenos shmups que, por suerte o por desgracia, cuentan como denominador común el que todos ellos estén realizados por la compañía Cave… o sea, tres casos de “danmaku” puro y duro. Es en Xbox Live Arcade donde podemos encontrar algo más de variedad, además de alguna que otra joya de Cave que, al estilo de Guwange, mantiene el arte de las cortinas de balas a través de la red de redes. Por su parte, juegos míticos como Radiant Silvergun, Ikaruga, Omega Five o Raystorm son magníficos ejemplos de buenos masacra-marcianos.

 

Omega Five

 

PlayStation 3 y Wii están algo más limitadas en este sentido, sobre todo la máquina de Nintendo, cuya Wii Store está de vacas flacas de manera perenne. De su tienda, se pueden destacar dos títulos: Gradius ReBirth -estupendo homenaje a los más clásicos ejemplares de la saga de Konami- y el frenético Star Soldier R -revisión del brevísimo shoot’em up de Hudson Soft-. PS3 anda algo más provista, con algún bombazo que otro como Soldner-X 2 -muy capaz de dejar en ridículo a su notable predecesor-, Super Stardust -un Asteroids que es puro vicio- y, en breve, el asombroso Sine Mora, que recorrerá los circuitos de la consola de Sony (y también de PS Vita) después de haberlo hecho solemnemente en Xbox 360. Buenos títulos, sí, pero a todas luces insuficiente para lo que antaño era el género emblema del mundo del videojuego.

 

Soldner-X 2

 

Sin embargo, basta con echar un vistazo a los lanzamientos que surten los catálogos independientes para los ordenadores personales en pos de satisfacer el hambre de los que gustan de salvar galaxias a golpe de joystick. Más allá de los Phil Fish, Jonathan Blow y demás 'artistas' del medio, hay muchísimos desarrolladores que, con todo el mérito del mundo (y sin ninguna Microsoft o Sony de por medio pagándoles el sueldo durante años) fabrican algunos arcades tan asombrosos como contundentes en términos de calidad. Creo que alcanzar una identidad en el género de las plataformas no es sencillo si uno se ciñe al plataformeo puro y duro, salvo que consigas realizar un juego excelso; o, hábilmente, haces basar la mecánica del programa en un compendio de enigmas y puzzles que oculten sus carencias plataformeras, algo indudablemente más acorde con los diseños de títulos como Fez o Braid… porque pongo en duda el que Fish o Blow sean capaces de diseñar un plataformas puro susceptible de competir con los grandes del género.

 

Gradius ReBirth

 

No obstante, si hablamos de los masacramarcianos de siempre, el asunto no ofrece tantas opciones… y es ahí donde reluce el arte y el amor profesado hacia un género por parte de los creadores de estos nombres que os recomiendo de nuevo: Ether Vapor, Satazius e Hydorah. A partir de ahí, es fácil encontrar autenticas maravillas a poco que indagues a lo largo de la red de redes. Coincidirás conmigo en que el género de los matamarcianos tiene todas las papeletas de tener su futuro asegurado en el más que interesante universo de los ordenadores… ¡quién lo diría!


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