Los alienígenas de Elite: Dangerous y la tercera fase
Es remotamente improbable que estemos solos en el universo. La ciencia divulgativa de Carl Sagan y la literatura de Scott Card han bebido de nuestra necesidad de encontrar una respuesta a esa gran pregunta que, según los grandes nombres de la exploración espacial, estadísticamente debería ser afirmativa. Sentaron escuela. Pero más allá de los trekkies, del alien de Ridley Scott, de Encuentros en la tercera fase y de muchas otras obras de ficción, no podemos olvidar el papel de nuestra industria en la alimentación de lo que, a día de hoy, sigue siendo una hipótesis. Y en esa porción del papel, es de justicia mencionar a la franquicia Elite.
Hablamos de una serie de videojuegos espaciales que dio su pistoletazo de salida en 1984, publicando hasta hoy otras tres entregas donde la más reciente es Elite: Dangerous. Desde sus inicios, esta colección centrada en la exploración y el comercio espacial ha ido dando pistas sobre la existencia de una civilización alienígena supuestamente extinta, los ‘Thargoids’, un rumor alimentado por la existencia de naves abandonadas en Elite 2 y demás obeliscos y artefactos vistos en el último juego. Se especulaba que el contacto directo con esta raza en el título disponible en PC y Xbox One desde 2014 era posible, algo que acaba de confirmarse recientemente y de forma inesperada.
El afortunado jugador responsable de hacer historia en una franquicia que supera las tres décadas de vida ha sido DP Sayre, un usuario de Xbox One que ha presenciado a su nave siendo expulsada de la velocidad luz para ser identificada por un artefacto desconocido de procedencia no humana. No ha sido un encuentro hostil. Desde entonces, se han reportado casos similares de avistamientos que han ocasionado que David Braven, principal responsable de la historia del juego -y también uno de los artífices de la programación de Raspberry Pi-, salte en escena para dar validez a lo acontecido. Después de treinta y tres años, Elite resuelve uno de sus grandes misterios.
Más allá de tratarse de un acontecimiento sobre el que los desarrolladores del juego tienen pleno poder, por no hablar de la voluntad promocional ahora que cuenta sus días para su estreno en PS4, es un hito que merece ser mencionado por lo bien que ha sido gestionado. Dentro de lo que consideramos ‘explorar’ en un videojuego, a menudo nos olvidamos del factor temporal. Es obvio. Hablamos de productos de consumo que deben disfrutarse durante un tiempo específico, a menudo no demasiado, y eso es algo que choca de bruces con lo que en realidad suele ser la exploración como campo de estudio: un proceso lento y paciente.
Sin embargo la estructura del juego dividida por entregas y su estructura de multijugador online masivo le han dado a Elite una historia y una comunidad, convirtiendo el primer contacto con otros seres vivos en algo que a efectos prácticos es un acontecimiento dentro de lo paranormal. Para muchos es un hecho a celebrar; es más que un regalo para los fans de siempre. Además, estamos acostumbrados a terminar encontrando cada elemento recóndito en cualquier videojuego, pero sin embargo este descubrimiento es de otra naturaleza. Es algo inusual, inesperado, algo que parece obvio en un mundo que nos da experiencias que beben de esos dos adjetivos, pero que sin embargo aquí tiene mucha más fuerza. No es el qué, es el cómo.
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