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Los acomplejados The Game Awards no son, ni serán, los Óscar de los videojuegos

Una pataleta tonta pero necesaria
Por David Oña

Hace unos días Álex Pareja nos hablaba de lo intrascendente que resulta todo lo que no tiene que ver con los anuncios de nuevos títulos en el evento de los The Game Awards. De hecho, en esta santa casa realizamos una pequeña cobertura del evento centrada, única y exclusivamente, en los tráilers más destacados de la gala. Resulta curioso que los tan cacareados “Óscar de los videojuegos” por los que mucha gente se rasga las vestiduras al no ver representados o premiados a sus videojuegos favoritos, realmente, sustenten su visionado única y exclusivamente en los anuncios de nuevos productos, ¿no?

 

No soy un gran aficionado a la gala de los Óscar, pero sí al cine en general, por lo que dicho evento siempre termina captando mi atención de una forma u otra, y alguna vez he acabado viendo parte de la ceremonia. Tampoco creo que The Game Awards deba seguir los pasos de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, pero ese apelativo le queda tan grande que suena hasta ridículo.

 

Los acomplejados The Game Awards no son, ni serán, los Oscar de los videojuegos

 

Y le queda así de grande desde el momento en el cual las personalidades populares escogidas para darle lustre al evento, para prestigiarlo y recubrirlo de glamour, son actores y actrices de Hollywood. Vaya por delante que no tengo nada en contra de que, de forma justificada, Vin Diesel, Keanu Reeves o Mads Mikkelssen hagan acto de presencia en estos tinglados, pero la increíble retahíla de actores que desfilaron la pasada semana por The Game Awards únicamente para abrir un sobre, va en una dirección diametralmente opuesta al discurso de videojuego como ejercicio cultural que tanto intentamos vender y que, valga decir, las compañías abrazan sin ningún tipo de pudor.

 

¿Qué evento con algún tipo de ínfula cultural realiza una gala de premios protagonizada casi en exclusiva por figuras de otro medio? Sé que esto es un negocio impulsado por un señor que ha sido lo suficientemente inteligente como para saber aprovechar el enorme hueco que dejaba la ausencia de una gala así. Y sé que esto no va, ni de lejos, de cultura. Sin embargo, a lo largo de la noche tuvimos que tragar con publirreportajes más que cuestionables sobre el poder paliativo del videojuego e historias varias protagonizadas por Facebook Gaming. Ejercicios de justificación, que junto a los invitados de Geoff sirven, única y exclusivamente, para destapar el complejo general que envuelve a la comunidad del videojuego. ¿Os imagináis unos Grammy con presencia mayoritaria de escritores o autores de música clásica? ¿O unos Óscar invadidos por directores de cine independiente para hacer entrega de los premios? No, porque como eventos dedicados a la promoción y celebración de una industria, se dedican a mirar, promocionar y construir imagen a través de su propia industria.

 

 

Se me ocurre que el premio de Game for Impact podría haberlo entregado Ashly Burch (actriz de doblaje que dio vida a Chloe en el primer Life is Strange) o Matt Thorson (director de Celeste) en lugar de Gal Gadot. Al igual que el de juego del año podría haber venido de alguno de los finalistas del año pasado (Hidetaka Miyazaki, Hideo Kojima, Tim Cain o Masahiro Sakurai) en lugar de traer a Cristopher Nolan.

 

Sé que esto no deja de ser una pataleta que no lleva a ninguna parte, pero uno llega a cansarse de escuchar hablar de cultura a la vez que celebramos lo más relevante del año obviando a las figuras y las personalidades propias del videojuego. Y creo que todos tenemos más o menos claro por qué funciona así, porque tanto en el fondo como en la superficie esto va de generar visitas, de facturar y de traer peña que arrastre a las masas, no de reivindicar el videojuego como industria a la par que medio de expresión cultural. El videojuego sigue mirando al cine para reivindicarse y por eso, precisamente, The Game Awards nunca serán los Óscar de los videojuegos. Nadie va a llamar a Miyamoto para que entregue la estatuilla a mejor película.


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