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Lo que los videojuegos necesitan de España

Y viceversa
Por Kysucuac

Todos crecemos y nunca dejamos de crecer. No necesariamente en altura (yo en eso dejé de crecer nada más empezar), pues también nos crecen las uñas o el pelo incluso una vez hemos estirado la pata. También crecemos en otros aspectos más allá del físico, en eso que viene a llamarse madurez. Las industrias también crecen, porque si no lo hicieran se irían a la mierda nada más empezar. Con los países ocurre exactamente lo mismo. No, no crecen las fronteras al estilo de Civilization, crece la economía y ese tipo de cosas aburridas. ¿Y qué pasa cuando relacionamos una industria con un país? Pues pueden pasar cosas buenas o cosas malas. En el caso de España, en cambio, podemos dejarlo en cosas... de crecimiento.

 

Hoy he leído un par de noticias sobre los videojuegos y el apoyo que reciben en nuestro país. Esta misma mañana, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, ha desvelado las cifras que se empiezan a mover en la industria del videojuego español. Con datos de 2014, este sector ha crecido más de un 30% en el último año, con una facturación de más de 410 millones de euros. Eso se traduce en muchísimos puestos de trabajo y bastante dinerito para el bolsillo de más de 400 empresas. La verdad es que viendo estos números, la cosa pinta bastante bien en nuestro país. Con un gran PERO, eso sí.

 

PERO: A España todavía le queda mucho que aprender, a nivel económico y social, para poder ser, no ya una potencia mundial en la industria de los videojuegos, sino un referente. Un país del que alguien se acuerde al escuchar palabras clave como desarrolladores, indie o deportes electrónicos, entre otras cosas.

 

Punto número uno: La financiación. Más de un 90% del capital de las empresas proviene del territorio español, aunque la inversión extranjera se ha duplicado con respecto a 2013. Bueno, bien, vamos mejorando. El problema llega cuando son muchos los estudios pequeños y las compañías que acaban de empezar, mientras que la financiación estatal se la llevan unos pocos. Al particular le toca apechugar sacando las perras de su bolsillo o haciendo uso de plataformas como Kickstarter, y si esto no sale bien, todo se va a la mierda. El gobierno debería darse cuenta del potencial económico de los videojuegos y apostar por ellos de forma más contundente. Lo mismo pasa con otras empresas que poco tienen que ver con el sector y meten la cabeza en modo de patrocinio. Es algo que algunas de renombre como El Corte Inglés o Domino's empiezan a hacer en las competiciones de eSports.

 

Punto número dos: La visibilidad. Nuestros productos necesitan ser más visibles en el mercado internacional. Es lo que he dicho antes: La “marca España” de la que tantos presumen en otras cosas debería estar también presente en esta industria, creando conciencia en todo el mundo de que nosotros también estamos ahí, dándolo todo. Y, ¿quién se tiene que encargar de esa visibilidad? Bueno, eso nos lleva al punto número tres, íntimamente relacionado con los dos anteriores.


La actitud. Los andaluces tenemos fama de ser unos vagos, pero creo que esta característica la tenemos en común todos los españoles en más de una ocasión. No sé si es pereza o miedo, pero nos cuesta arriesgar. No somos capaces de arriesgarnos a comprar un juego español, como si fuera una escopeta fabricada en Estados Unidos. No somos capaces de poner dinero en un Kickstarter que vaya destinado a una compañía española. La mayoría ni siquiera es capaz de asomarse al ancho mundo de los videojuegos. Pero esto ya viene de mucho tiempo atrás, claro.

 

Hace no mucho, aquellos que jugábamos a la consola o los que trabajaban en empresas dedicadas al desarrollo de videojuegos, éramos considerados unos bichos raros. En España nos gusta faltar al respeto a los demás por una razón que no alcanzo a comprender, por lo que no pocos son tachados de niños rata y marginados sociales. Y, claro, cuando una sociedad de echa la cruz para siempre, te cuesta mucho más formar parte de ella.

 

Sé que me repito muchísimo con el tema de los deportes electrónicos, pero es que es algo que en nuestro país necesitamos como el agua, como el oxígeno, como los chistes de Chiquito de la Calzada. Es algo necesario a un nivel que roza la urgencia. No podemos seguir quedándonos atrás en todo, y menos después de ver esos porcentajes. Miles de puestos de empleo, cientos de eventos, decenas de proyectos. Lo que los videojuegos traen a España es muy bonito y muy importante para todos nosotros. Ya está bien de dejar los píxeles en un rincón, ya está bien de que la gente que juega a videojuegos se avergüence a la hora de decirlo públicamente. Sueño con el día en el que España llegue al nivel de Alemania o de Corea del Sur en lo que a competiciones se refiere, al de Japón en cuanto a ideas y proyectos. Pero para eso hay que dejar de soñar y luchar para que sea posible.  


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