Lo mejor de una nueva generación

Se anuncia una nueva plataforma y el debate se encarniza. ¿Me interesan las nuevas funciones sociales? ¿El mando qué tal? ¿Y esa cámara? ¿No tengo retrocompatibilidad? ¿Qué pasa con mi anterior cuenta de PlayStation Network? ¿Por qué no han enseñado la carcasa?

Todas estas preguntas son, en el fondo, la comidilla de una presentación que evidentemente todavía no puede responder a la única pregunta importante, por la que de verdad estamos todos aquí: ¿voy a disfrutar como un niño con sus juegos? Es como toda la parafernalia de la que hablan los comentaristas antes de un partido de fútbol, lanzando estadísticas del pasado, dudando de la condición física de un jugador o de su entrenador: cosas que nada importa cuando la pelota está en juego.

Y la respuesta es sí. Claro que vamos a disfrutar con sus juegos. No hay que irse muy atrás para ver ejemplos de los primeros títulos que disfrutamos. ¿Recuerdas tus primeras partidas a Mass Effect? ¿Dead Rising? ¿Dragon Age? ¿Super Mario Galaxy? ¿Uncharted? ¿Demon's Souls? ¿Bioshock? ¿Incluso The Darkness? Solo estoy nombrando juegos nuevos o que de alguna manera aportaron algo nuevo. Eso es, en el fondo, lo único que personalmente me importa. Mientras que tengamos esto pueden hacer la consola con una forma horrible, el mando con luces de colores, meter YouTube en tu partida, y sí, la consola puede no ser retrocompatible.

Quiero comprar un nuevo sistema de juego para jugar de una forma nueva. Quiero ver de lo que son capaces los estudios arriesgando no solo con nombres nuevos que ocultan lo mismo, sino con títulos que quieren ir un paso más allá. Entiendo, por ejemplo, que se diga que no hay que pedir a los shooters más cambios, pero recordad cómo era este género antes en PC (o incluso en PS2). Ha habido un cambio, ¿no? Y luego, por supuesto, quiero disfrutar de mis franquicias favoritas, que aunque no fueran las mostradas en la presentación de Sony no dudo que ahí estarán.

Siempre he dicho que me da miedo que la industria de los videojuegos se asemeje demasiado al cómic. Que las armas sean al videojuego como los superhéroes al tebeo (solo hay que coger diez carátulas de videojuegos al azar para darse cuenta de que más de la mitad tienen un arma en la mano). Pero cualquier aficionado al noveno arte me tiraría a la cara un buen puñado de novelas gráficas que de superhéroes tienen bien poco. Esto es lo que espero de la nueva generación: más razones para seguir en esto. 

En el fondo, cualquier "arte" debe evolucionar. El cine no se quedó en el sonido, ni en el blanco y negro, ni en color, ni siquiera hoy día pretende hacer el mismo cine que hace cinco años. Los videojuegos son más jóvenes y tienen un largo camino que recorrer. La anterior generación demostró por el mal camino que hemos encontrado nuestra forma de jugar, y esta forma de jugar tiene palancas y botones. Ahora hace falta demostrar que son capaces de usar esas mecánicas para reflejar más emociones, para crear mejores ambientaciones y para que los videojuegos más puros reinventen esa cosa que mal llamamos jugabilidad.