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Lo bien que Final Fantasy XV justifica las pintas de sus personajes

El Tabata este es un cachondo
Por Rafa del Río

Sigo jugando Final Fantasy XV, muy contento con el regalo de mi esposa, que me conoce como si lleváramos juntos más de 20 años, y cuanto más juego más convencido estoy de que detrás del desarrollo y más allá de las metas obvias de la compañía, hay muchas ideas muy bien pensadas para, ofreciendo a nivel de estética de personajes lo mismo que siempre ha ofrecido la saga, lograr que los que ya pintamos canas nos sintamos a gusto con un diseño que, obvimente, está más dirigido a nuestros hijos y sobrinos que a nosotros mismos. 

 

Un mundo dual

Final Fantasy XV sigue siendo fiel a su filosofía y nos muestra un mundo dual. Un universo que donde antes mezclaba fantasía épica y modernismo -o Steam punk con medievo- ahora tira de la realidad más cotidiana que nos rodea para plasmar el mundo real, tal y como es en las fotos del Google Maps, mezclado con magia, imperios, monstruos y todo el bestiario de la saga que, sorprendentemente, se adapta perfectamente al fotorrealismo del juego de Square Enix con un resultado al que llamar interesante es quedarse muy corto.

 

Junto a este universo dual hay una segunda dualidad, la dualidad existente entre los protagonistas y los secundarios y que  recae sobre la moda, el estilo y las ropas de los personajes que veremos en pantalla. Los protagonistas del juego, Noctis, Prompto, Gladiolus e Ignis no sólo tienen los nombres más horrendos de toda la historia del vieojuego, también son víctimas de unos estilistas con sobredosis de Disney Channel, Monster High y Visual Kei. Pelazos, ropa macarronica y una mezcla de Greasse y Mujeres Hombres y Viceversa que al principio te deja un poco frío, sobre todo si ya pasaste la época de tener en la pared de tu cuarto pósters de Imaging Dragons, My Chemical Romance, Metallica o Sex Pistols -mezcla variopinta, como variopintos son los estilismos de los cuatro colegas, que van del metal postapocalíptico al rollo emo pasando por el punk y el look 'tipo con gafas "vestío" de negro'-.

 

 

Pero no os equivoquéis, esto es maravilloso

Y lanzo esto como un mensaje a todos los que nos quejábamos de los looks del juego: Ni se os ocurra dejar de jugar Final Fantasy XV por las pintas de los muchachos, porque al final, detrás de todo esto hay un sentido, puede que metido a la trágala o meditado desde un principio, y es un sentido tan bien metido y tan divertido que no puedo menos que aplaudir a la gente de Square Enix por su planteamiento  este respecto. 

 

Me explico: nada más empezar a jugar, y tranquilos, no hay spoilers, seremos testigos de unas palabras entre Noctis y su padre en las que entendemos la postura de los protagonistas, sus ropas y el mensaje que con ellas quieren enviar al mundo: Estamos en presencia de una aristocracia que trata de rebelarse, de un príncipe y su corte real de amigos que afirman su personalidad a través de sus ropas y estilos en un mundo de cristal que apenas ha tenido contacto con el mundo real. No hay más que echarle un ojo a las monarquías europeas para ver que la cosa no está tan mal pensada.  

 

La salida al mundo real de estos jóvenes privilegiados les golpea en cuanto traspasan las murallas del castillo, y no se limitan las referencias a su noble cuna, a lo poco que conocen de la vida real: '¿dinero? ¿Qué es el dinero?'. Pronto los estilismos y las ropas toman un papel crucial al compararlos con la moda que reina fuera del castillo, una moda igual a la de este, nuestro planeta tierra, que contrasta terriblemente con las ropas de los protagonistas demostrando que, al final, todo estaba premeditado, o han logrado que así lo parezca. 

 

Todo esto cobra una dimensión de locura con la aparición de la diseñadora Vivienne Westwood en el juego como diseñadora -real- del traje de novia de Luna -en el juego y en la vida real, claro- aunque en lo periódicos y el programa de radio del juego la veremos aparecer como la más importante diseñadora de una de las ciudades del propio mundo del juego. Y digo que la cosa toma una dimensión interesante porque precisamente Vivianne Westwood es la madre de la estética punk gracias a su trabajo con los Sex Pistols, trabajo muy valorado en algunos círculos nipones y que pudimos ver reflejado en los mangas Nana y Paradise Kiss de Ai Yazawa.

 

 

Square Enix se ríe de sí misma

El mensaje final que nos manda Square Enix es doble. Por un lado, nos demuestra que sabe reírse de sí misma, como cuando un personaje mítico de la saga se queda mirando a Noctis y le suelta a bocajarro 'Tienes la planta de tu padre pero vas hecho un fantoche con esos pelos y esa ropa'. Un personaje que, para darles una lección a estos nobles privilegiados, les obliga a trabajar y ganarse sus guiles. 

 

Por otro lado, logra enviar el mensaje narrativo de que los protagonistas son diferentes, vienen de un mundo distinto en el que nadie les juzga, y de paso demuestran su personalidad con sus ropas y peinados para que desde el principio consigamos calar a cada uno en su personalidad y forma de ser. Este mensaje se potencia cada vez que los contrastamos con la realidad, diferenciando así los momentos de batalla, en los que todo parece estar bien y ser coherente, con una incoherencia que resulta, al final, tremendamente coherente al verlos en actitudes más cotidianas como cocinar, tomarse un café o acampar en medio del campo o en una roulotte.

 

El resultado final es que, en apenas un rato, logras entender el chiste y acabas por cogerle cariño a unos chicos que están tan fuera de lugar como tú y que simplemente buscan su sitio a lo largo de esta road movie en forma de videojuego y de camino de perfección. Un aplauso para Square Enix, porque ha logrado que uno de los puntos más débiles del juego a mis ojos termine siendo una auténtica demostración de narrativa en segundo plano.

 

¡Nos leemos!


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