Llegan a PS Vita los juegos de PSX
Las actualizaciones y ampliación en las funcionalidades de una consola son un buen síntoma para saber que la marca no se olvida de los usuarios. Que no, que es broma. Sony tiene bastante desangelado el panorama de PS Vita por mucho anuncio de futuro y mucho oscuro objeto de deseo que pretenda ser el aparato. Uno se pone a echar un vistazo a la lista de futuros lanzamientos y más allá de los tres o cuatro suculentos lanzamientos de cara a los próximos meses y no hay mucho que echarse al gaznate.
Pero, ¡eh! Que en la pasada Gamescom se anunció que más pronto que tarde iba a estar disponible la compatibilidad de la consola con juegos de la primera Playstation, y mañana mismo llegarán a PlayStation Store más de un centenar de títulos para volver a pasar por caja con obras con algunos lustros a las espaldas. No me malinterpreten, poder meterle mano de forma legal y cómoda a viejas glorias que no han perpetuado su existencia en otras plataformas como Alundra o Vagrant Story me da tal gustirrinín que casi le dan ganas a uno de desempolvar sus viejos juegos de PSX. Pero no, no lo hago, y no por pereza precisamente, sino por rabia.
La retrocompatibilidad es como darle de comer tranchetes a un preso porque es lo único que cabe por debajo de la puerta. Podría abrirla y darle un bocadillo de chopped aunque fuera, pero es mejor mantener las distancias con el recluso para que no se malacostumbre y pida todos los días embutidos para merendar, amén de tener que estar todo el día con el manojo de llaves abriendo y cerrando celdas. Sony nos ha tirado un tranchete agradeciéndonos nuestra paciencia, pero ya saben que gracias a la scene, con PSP se destapó sus enormes posibilidades de compatibilidad con aquella máquina, algo que se explotó tarde y mal, por lo que repetir la jugada una vez más no resulta sorprendente. Y sí, ahora pienso en la rabia de no poder jugar correctamente a los juegos de PSX en mi PS2, o los años de suplicio con PS3 y su culebrón con la retrocompatibilidad. A buenas horas, mangas verdes.
Me da rabia que este tipo de añadidos resulten un lujo y no una obligación, y más cuando uno se ha criado con un pad en la mano y un ratón en la otra. Es trampita comparar la longevidad y posible vida útil de un título de compatibles dada la versatilidad del sistema en comparación con las recias consolas actuales, pero lo que sigo sin tragar es esa odiosa necesidad de estrujar una generación de títulos de forma repetida tirando de la malcriada nostalgia que nos incita a interesarnos por estas migajas. Por supuesto que un videojuego de calidad es imperecedero en cuanto a su capacidad para divertir, pero ahora en serio, ¿de verdad hay tanta gente con PSP Vita que decida ponerse a jugar al Crash Bandicoot?
El perro viejo ya ha tenido la oportunidad de haber jugado a todo esto de mil y un formas, y el jugador novel víctima de la agotadora masificación del mercado y sus diferentes propuestas lúdicas dudo mucho que vea interesante un juego de hace dos décadas. Si aún así no se encuentra uno entre los dos grupos, desembolsar diez euros por estas cosas frenará al dubitativo. Pero entonces, ¿de qué sirve todo esto? ¿por qué seguir poniendo entre rejas una alternativa funcional que bien gestionada podría darle buenos empujones de ventas a la consola? Apuesto lo que sea a que la emulación por hardware de PS2 en la consola es totalmente factible, pero claro, el bocadillo de chopped es mejor guardarlo para cuando el preso esté muy alterado.
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