Link’s Awakening Remake viene con novedades que lo adaptan al presente

Hemos pasado la línea roja del mes para que The Legend of Zelda: Link’s Awakening remake nos llegue a casa y, calores aparte, seguimos recibiendo nueva información sobre el juego. Esta vez llega desde la Gamescom, con una de las coberturas de media hora a las que nos está acostumbrando Nintendo, y la misma ha servido para conocer que el juego llega con cambios. O, mejor dicho, actualizaciones. 

 

Una de las mayores dudas que tenía estaba en el control, por eso de ser un juego con una organización de los objetos limitada a dos botones: A y B. Antes tocaba elegir qué hacías con ambos, algo que muchas veces te obligaba a prescindir de ítems clave como la espada y el escudo; ahora, con la última demostración sabemos que estos objetos y, como mínimo, también las botas de pegaso tendrán asignado un botón fijo. Bendito sea el sol. Como ocurrió con las revisiones para 3DS, se actualizan algunas cosas. 

 

 

Otra, bastante importante también, es la posibilidad de usar el Brazalete del poder sin tener que equiparlo. Lo han convertido en una especie de pasiva con la que saltará un indicador cuando nos pongamos frente a una roca o vasija que se pueda levantar. Solo con este par de cosas ya se consigue agilizar muchísimo el progreso; se nos están ahorrando decenas de pausas para entrar en el menú sustituyendo objetos. Y todo está hecho sin sacrificar el material de origen. 

 

Luego hay otros cambios que cuestan un poco más de identificar. Link se mueve ligeramente más rápido que en el juego de Game Boy, y también se ha mejorado la inteligencia de los enemigos para que reaccionen mejor, mantengan distancias y busquen cuándo atacar. Todo lo dicho se evidencia en el vídeo, insisto. A esto le sumamos una entrega que viene con música orquestrada y con traducción al español -¡al fin!- y parece un regalo caído del cielo. Muchos lo tuvimos que jugar en inglés.

 

 

En definitiva, esto es mucho más que el rescate de un clásico para vender fácil. Se respira cariño por muchas partes, y hay detalles -los árboles y la hierba se mecen, los NPC’s con quests tienen animaciones específicas, los cambios en el mundo vienen con una pequeña secuencia tremendamente cuidada- que apuntan directamente al corazón, seas nostálgico o no. Lo dicho, veinticuatro días.

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