LEGO Worlds, una herramienta escolar para los más pequeños

Ayer os hablaba de LEGO Worlds junto a mi hija de cinco años, Ana, en un vídeo en el que jugábamos ambos al juego gracias al viejo sistema de pantalla partida, dándoos nuestro punto de vista de lo que estaba funcionando y lo que más nos enamoraba de esta forma de Tt Games de alejarse de los clásicos 'rompe todo por fichas' que han sido, hasta ahora, los videojuegos LEGO. 

 

Hoy tocaba hablaros de esa maravillosa pantalla partida, de cómo LEGO Worlds es una herramienta fantástica para iniciar a los más pequeños en el mundo del videojuego sin exasperar a los más veteranos. ¿El truqui? un sistema que es muy amable para los peques, permitiéndoles explorar sus infinitos mundos y sus posibilidades a su ritmo, sin prisas, mientras a los adultos nos deja conseguir los objetivos, aumentar la base de datos y el catálogo de objetos, ladrillos, animales, personajes y piezas.

 

Sin embargo voy a tener que dejar el tema aquí: en que de verdad merece la pena como juego en familia porque no obliga a los más pequeños a cumplir complicadas misiones y no baja el ritmo para los adultos, que podemos explorar el universo a un rimo más adecuado a nuestras habilidades. Y digo que dejo el tema aquí porque ayer por la tarde pasó algo muy curioso que creo que es digno de mención: 

 

 

Usando los videojuegos como herramienta escolar

Que los videojuegos son buenos para aprender es algo que ya todos sabemos. Sin ir más lejos, la semana pasada os comentaba en un vídeo su uso en el aprendizaje emocional a través de The Legend of Zelda Breath Of the Wild, y dábamos un repaso a su utilidad como herramienta de enseñanza, tanto en los mencionados como en otros casos como el uso de Minecraft para mostrar la arquitectura de viejas culturas, el de Assassin's Creed para las lecciones de historia o incluso el de Ryse Sons of Rome, juego gratuito este mes con Xbox Live Gold, para vivir de primera mano la Roma de los Césares. 

 

Sin embargo, hasta donde llego, nunca habíamos hablado de que podemos usar un juego como herramienta de trabajos escolares para llevar a cabo, en este caso concreto, una exposición a la altura de una clase de alumnos de 5 y 6 años en la que uno de esos alumnos aprovecha el videojuego para explicar el entorno en el que vivimos, la variedad de biomas y ecosistemas que existen en nuestro planeta y cómo los animales se adaptan mediante el clásico adagio de la supervivencia de los más aptos y la evolución. 

 

Eso fue, precisamente, lo que hicimos ayer por la tarde mi hija y yo: aprovechando que el tema del año escolar es 'somos ciudadanos del mundo' y que en clase están viendo las distintas culturas y cómo estas se adaptan a sus entornos y tienen su propia fauna, ayer pusimos LEGO Worlds, nos sentamos el uno al lado del otro, mi hija y yo, y con la LEGO-cámara visitamos varios planetas y biomas haciendo fotos a diestro y siniestro en un particular safari digital en el que nos divertimos tanto como aprendimos.

 

 

La facilidad de conectar con el público

Por supuesto que podríamos haber hecho el trabajo tirando de google, cogiendo un libro de la biblioteca o sacando las fotos del año pasado en el BioPark, pero por buenos que sean estos métodos hay algo que les falta, la experimentación 'directa' -aunque sea en segunda persona- y el querer preocuparse por los animales que estamos viendo en su entorno, en por qué son así y por qué actúan de esa manera, qué es lo que comen y cómo sobreviven en su ecosistema particular. 

 

Así, ayer mi hija aprendió que los animales tienen cola porque la usan para guardar el equilibrio, como timón en el caso de las aves y los peces y para mantener la aerodinámica en carrera en el caso de los felinos, los equinos y los cánidos, usándola también algunos animales como 'papel del baño' -cosa que le hizo mucha gracia a mi hija- y para espantar insectos dañinos. Aprendió que todos los seres vivos superiores tenemos la misma estructura con el mismo número de extremidades, si bien estas pueden ser brazos y piernas, patas y alas, aletas o simplemente patas, y aprendió qué animales pertecen a qué parte del mundo. 

 

 

Aprender así, utilizando estos videojuegos dedicados a los más pequeños de la clase, tiene un valor añadido, la cercanía de las imágenes que imprimimos y que, en este momento, la peque tiene que estar presentando a sus amiguitos. Unas imágenes que surgen de LEGO, una marca tremendamente conocida por los pequeños y que les sirve para conectar más fácilmente con la información a la vez que reconocen de forma más sencilla los atributos propios de cada animal y lo que los define como tales. 

 

El hecho es, en definitiva, que mientras nos preocupamos por cosas como los gráficos, los bugs, las animaciones y demás aspectos del ámbito del videojuego como ocio, su presencia en otros campos está más que asegurada. El videojuego como obra se proyecta más allá del uso de sus mecánicas extrapoladas a otros ámbitos, centrándose en su propia naturaleza de ente lúdico para ayudar a los más pequeños a captar la realidad de forma representada con un sistema parecido al de los cómics y los cuentos pero de forma interactiva. Todo un acierto en sí y una magnífica herramienta en manos de profesores y padres, quienes deben velar, claro está, por su correcto uso. Una parrafada técnica tras la que se oculta el nerviosismo de un padre que está deseando ir al cole a por la pequeña y preguntarle cómo ha ido la presentación y el 'trabajito'. 

 

¡Nos leemos!

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