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Lego El Hobbit, juegos que nos invitan a pasear

De Sonic a Homer Simpson
Por Rafa del Río

'En un agujero en el suelo, vivía un Hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en qué sentarse o qué comer. Era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad'.

 

Con éste párrafo de cuento tradicional, John Ronald Ruelen Tolkien daba en 1937 el primer paso de un cuento que se terminaría convirtiendo en la saga épica más impresionante de todos los tiempos: El Hobbit y su continuación en El Señor de los Anillos. Me llama la atención las palabras que eligió el escritor al comenzar su obra, explicando cómo no era el agujero, explicación que, durante décadas, las desarrolladoras de videojuegos se han pasado por el forro a la hora de llevar las aventuras de Bilbo y ese viaje 'de allí pa acá y vuelta', al mundo de los videojuegos. Han tenido que llegar los tipos de Lego y TT Games para crear, al fin, ese agujero-hobbit que es sinónimo de comodidad.

 

No, no es My Little Pony, que os veo venir...

 

Lego se reinventa un poquitín

El juego es, como todos esos títulos de los bloques de construcción, divertido. Tiene esa narrativa que ya los ha señalado como únicos, que mezcla sentido del humor, momentazos frikis y fidelidad a la película, pero además, en este caso le han añadido una dimensión totalmente nueva, que es el guiño cómplice al lector, añadiendo frases, animaciones, situaciones y narraciones que sólo los que hayan leído el libro sabrán reconocer.

 

Las bases se mantienen: Multitud de personajes, destruir cosas para lograr monedas, necesidad de pasar de un personaje a otro para superar los sencillos puzzles... Y se han añadido nuevas mecánicas para hacer el recorrido por la Tierra Media mucho más ameno, como la posibilidad de recoger materiales -botín- para construir objetos, un motor de construcción que requiere que reconozcamos las piezas que faltan entre varias opciones, a lo Kawashima; eventos QTE de esos de pulsar el botón en el momento adecuado para minar o ver divertidas animaciones, y la posibilidad de unir fuerzas entre personajes para alcanzar lugares inaccesibles y realizar ataques más potentes.

 

Rafting huyendo de los elfos.

 

Vamos a conocer la comarca

Resulta divertido, pero la gracia radica en que llevo varios días jugando a Lego El Hobbit, y todavía casi no he avanzado en la historia. ¿Por qué? Porque me está resultando mucho más divertido pasear tranquilamente por Hobbiton, tomarme una pinta en Bree, escuchar las tonterías que tienen que decir esa panda de pequeños mamoncetes que responden al nombre de hobbits y dar un paseito en barca hasta el embarcadero de los elfos. Me está resultando... entrañable.

 

No nos engañemos, Lego el Hobbit no es un Elder Scroll. Pasear por sus escenarios no es tan satisfactorio como explorar una cabaña abandonada en algún reino de Tamriel, y no nos vamos a encontrar importantes gestas secundarias que nos ayuden a mejorar nuestra herrería o las habilidades del latrocinio. Sin embargo ésta segunda aproximación de Lego a las obras del inmortal Tolkien tienen un algo mágico que hace que uno se sienta a gusto paseando por unos rincones que han formado parte de sus sueños desde la más tierna infancia. Vivir de primera mano el divertidísimo encuentro con los enanos y el puñetero Gandalf en 'Una Tertulia Inesperada', caminar sobre los lúgubres túmulos, reconocer en La Comarca los rincones que de pequeños soñamos con habitar, aunque fuera en la imaginación... Eso es algo que no tiene precio.

 

Orco, Dardo y Watson, digo... Bilbo.

 

Me gustan los juegos de Bethesda, ando como loco por pillarme ese nuevo Witcher de CDProject, y hasta espero ansioso poder poner las manos sobre el nuevo Dragon Age Inquisition con el que Bioware parece haber madurado al fin. Y sin embargo... Sin embargo, en ocasiones apetece sumirse en un cuento que no sea una fábula a medias de Molyneux o sus herederos. Apetece pasear por los escenarios en los que vivistes aventuras al leerlas de primera mano o tirar unos dados en un juego de rol. Apetece caminar bajo el sol, escuchar el trino de los pájaros, ver esos cerezos que sabes que algún día acabarán combándose bajo el peso para goce de los hijos de Samsagaz y disfrutar de los divertidos comentarios de tus tragones vecinos. Tomarte una pausa entre aventura y aventura, tal ve para coger tu pañuelo de viaje, y prepararte para empezar ese viaje junto a Mithrandir, Thorin Escudo de Roble y todos los compañeros antes de que algunos acaben dando con sus huesos en el Bosque Negro

 

¡Nos leemos!


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