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Le damos un repaso a GTA San Andreas, el gran salto de fe de Rockstar Games

Otra gran obra de los padres de GTA y RDR2 que debes jugar
Por Rafa del Río

Hablar de GTA San Andreas es hablar de una de las obras magnas de Rockstar Games, una justificación de por qué esperamos con tantas ansias el lanzamiento de Red Dead Redemption 2 y de por qué existe esta confianza ciega en la compañía. Tras hablar el viernes de Vice City cabe decir que ni GTA V ni -mucho menos- GTA IV han sabido alcanzar el nivel que consiguió el juego de CJ y su aventura a lo largo y ancho de Los Ángeles, San Francisco y Las vegas en ese mapamundi inventado que los rebautizaría como Los Santos, San Fierro y Las Venturas.

 

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De Nueva York al Barrio

GTA San Andreas salía en PS2 y Xbox el 26 de octubre de 2004, dos años después de GTA City, y demostraba haber aprendido, y mucho, de sus anteriores entregas. El juego nos ponía en la piel de Carl 'CJ' Johnson, un joven que vuelve a Los Santos para asistir al funeral de su madre. Tras haber huído del barrio y las movidas con las bandas al más puro estilo Príncipe de Bel Air, su hermano y la vieja panda no tardarán en volver a captarlo y llevarlo por el camino de perdición habitual. 

 

San Andreas comienza así con una historia de barrio, de bandas y drogas, de familias rotas y de supervivencia en un entorno racista en el que la policía, corrupta, hace de la vida de CJ un infierno. Una banda y un lema, 'Groove 4 life!', son suficientes para comenzar esta lucha por sacar la droga del barrio para venderla en otras zonas, una filosofía hipócrita que se basta y se sobra para dar los primeros compases de la mayor odisea de la saga. 

 

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Del Barrio al infinito y más allá

GTA San Andreas es, sin duda, el GTA más ambicioso en lo que respecta a historia y elementos externos al sandox tradicional. Respecto a lo primero, somos testigos de excepción de la evolución de CJ. Como en la novela Hyperion, de Dan Simmons, nos encontramos con un protagonista que empieza siendo apenas una nota a pie de página en la historia, un apunte al que el tiempo y el esfuerzo acaban por convertir en protagonista indiscutible del universo que le rodea. 

 

CJ es un Jason moderno, un Odiseo de nuestro tiempo. Un chico de barrio que poco a poco va evolucionando y que, si bien se mueve en los círculos más deshonestos, trata de hacer lo correcto con una moralidad rota y una ética oscura en la que poco a poco va brillando la luz de ese diamante en bruto que es en realidad. Del barrio al exilio, y en el exilio, al estrellato. La vida de CJ pasa por varios estadíos en los que la vuelta al barrio en sus últimos compases marcan el regreso de Ulises a Ítaca, con un Telémaco de excepción que le ayuda a recuperar el amor de Penélope reconvertido en el amor de ese barrio que le vió nacer y necesita su ayuda desesperadamente. 

 

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San Andreas tenía que ser más

Como comentábamos el viernes, GTA Vice City había sido todo un éxito en su época. Rockstar necesitaba ofrecer más, mucho más que en las aventuras de Tommy Vercetti si quería demostrar su calidad como compañía. Y lo logró: GTA San Adreas era más, mucho más que Vice City a todos los niveles jugables. Por primera vez el garaje de vehículos se abrió hasta límites insospechados añadiendo muchos más coches, motos, helicópteros, embarcaciones e incluyendo avionetas, aviones jet, grandes aviones de pasajeros e incluso un caza aéreo cargado con ametralladoras y misiles.  

 

El arsenal y el sistema de combate también sufrió interesantes mejoras con un motor de coberturas, un sistema de peleas que luego mejorarían en The Warriors y, por primera vez también, un sistema de sigilo y de asesinato silencioso que aprovechó al máximo lo aprendido en el brutal e injustamente tratado Munhunt de 2003. Con GTA San Andreas, Rockstar dejó clara su filosofía de invertir en juegos fuera de la saga para luego aprovechar lo aprendido en los diversos capítulos de GTA. San Andreas era el compendio perfecto de todo lo anterior con un mundo inmenso, enorme, que juntó Los Ángeles -Los Santos- San Francisco -San Fierro- y Las Vegas -Las Venturas- en un mapa mayor incluso que el de GTA V en lo que respecta en zonas. 

 

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El salto de fe de Rockstar

Todo esto requería un juego a la altura, y con GTA San Andreas Rockstar dio un auténtico salto de fe al incluír un montón de contenidos y mecánicas inéditas en la saga. Cada etapa de la vida de CJ venía de la mano de una serie de necesidades y mecánicas que instaurar para todo el juego. Así, el motor de reputación y mejora de personaje de su vida en el barrio, que nos obligaba a vestir de cierta forma, ponernos cachas en el gimnasio y obtener ciertas marcas de estatus; daba paso al sistema de guerra de bandas, que nos obligaba a tomar diversos territorios de Los Santos para dominar el barrio y ganar dinero con nuestras operaciones. 

 

Y esto sólo era el principio. El exilio forzoso en los bosques venía de la mano con una serie de carreras que cambiaban el juego y venían como regalo con la aparición estelar el prota de GTA III y uno de los iconos femeninos de la saga: la loca de María Latore. Según avanzábamos en el juego, las mecánicas iban apareciendo y añadiéndose a su imprersionante motor de posibilidades: carreras de coches, golpes, misiones de taxista, misiones de vigilante, compra de negocios, tunning y personalización de coches, talleres ilegales, y por supuesto los hot-coffees: la posibilidad de ligar con ciertos personajes femeninos del juego que nos daban acceso a nuevas misiones, un final feliz, y algunas recompensas. Todo ello sin olvidar los gimnasios en los que aprender defensa personal, boxeo e incluso kung fu y las mil actividades repartidas por el mapa y que podíamos disfrutar con nuestros ligues casionales. 

 

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Y con grandes componentes de rol

Lo que nos voló la cabeza a todos fue, sin duda, la gran cantidad de componentes de RPG que incluía GTA San Andreas y que, hasta la fecha, habían sido inpensables en la saga. Teníamos un personaje prefijado, CJ, pero éste era arcilla en nuestras manos. Arcilla que podíamos moldear en gimnasios para convertirlo en un titán, dejar engordar a base de pizzas y hamburguesas, viajando en coche a todos lados, o adelgazar con bici, natación y demás formas de ejercicio en el gimnasio.

 

La ropa que afectaba a su aspecto y vehículos para aumentar su 'glamour' eran sólo el principio, pues de fondo había un magnífico y sabio motor de evolución que iba mejorando nuestras aptitudes según jugábamos y que mejoraba cosas tan dispares como la conducción de diversos vehículos, la navegación, el pilotaje de aviones, las peleas cuerpo a cuerpo y la maestría en diversas armas. Una vez llenas estas barras de atributos, las tareas iban resultando cada vez más sencillas, el comportamiento de los vehículos mejoraba, nuestra puntería oscilaba menos y, al final, lográbamos cosas tan jugosas como movimientos de combate letales o la posibilidad de portar un arma en cada mano. Y para llenar las barras, nada mejor que asistir  las diversas academias de conducción, navegación y pilotaje repartidas por todo el mapa, real como la vida misma. 

 

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Un GTA Perfecto

GTA San Andreas se convirtió en el GTA perfecto en los tiempos de PS2 y la primera Xbox, hasta el punto que me lo terminé al 100% en ambas plataformas. Una mezcla potentísima de sandbox de acción, escenario enorme, múltiples actividades y RPG que no se ha vuelto a dar en la saga, por mucho que nos gustara GTA V y tratara de recuperarse en el episodio de La Balada del Gay Tony en GTA IV.

 

Ahora, a la espera del lanzamiento de red Dead Redemption 2 somos muchos los que deseamos este nuevo salto de fe de Rockstar y que vuelvan estas mecánicas en su nuevo western, que vayan un paso más allá del por sí excelente Red Dead Redemption original. Toca esperar, pero mientras, os animo a recuperar su jugabilidad en PS4, en la remasterización de Xbox One, y, por supuesto, en PC. Si no lo jugastéis os perdisteis una joya de principios de milenio, y si lo apurasteis será toda una gozada volver a su frenético y libre mundo abierto no falto de ese humor negro tan de agradecer en los juegos de la saga.

 

¡Nos leemos!


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