Las novedades de PlayStation 5: mejoras para el usuario, pequeños añadidos y un cambio conservador
Empieza el goteo. Llevábamos un 2019 más parado de lo que esperado en cuanto a novedades -se conoció todo el tema del SSD y poco más-, pero finalmente Sony ha decidido hablar abiertamente sobre la nueva generación. Un cambio a mejor pero sin sorpresas podría ser perfectamente el titular, y sinceramente no me parece una mala estrategia. Porque todo lo anunciado me permite imaginar un espacio de juego mejor, más cómodo, menos rígido y con algún que otro cambio interesante.
Para sorpresa de nadie, la nueva consola se llamará PlayStation 5 y llegará a finales de 2020. Esto ha servido para confirmar otras dos cosas: que Ghost of Tsushima se estrenará en PS4 y que la consola actual tiene todavía varias balas en el cargador; como mínimo, cuenta con el trabajo de Sucker Punch y The Last of Us Parte II, eso sin contar un Death Stranding que está a la vuelta de la esquina. Como ciclo de cierre, no está nada mal.
Con respecto al hardware, a sus piezas, hoy sabemos que el DualShock 5 tendrá respuesta háptica (supuestamente eso debería permitir una vibración localizada, más precisa incluso que la del HD Rumble de Switch) y gatillos adaptativos que permitirán a los desarrolladores ajustar el grado de resistencia de los botones a nivel contextual. Es decir, que igual nos cuesta más realizar todo el recorrido con un personaje que maneja un arco que pulsar hasta el fondo en un juego de conducción. Una pequeña mejora, pero muy tangible.
También se ha dicho que la instalación de los juegos podrá ser por tramos. Esto es como un giro de tuerca a la opción de iniciar los juegos nuevos una vez se ha descargado cierto porcentaje, solo que ahora la cosa funcionará en cualquier punto de la partida. Por ejemplo, si estamos en el ecuador de la campaña de God of War, el sistema podrá prescindir de todo lo anterior: cinemáticas, zonas iniciales ya inaccesibles, etc. Es un concepto de optimización del espacio en el disco la mar de útil.
Porque esa es, seguramente, la prioridad principal de PS5: la utilidad, facilitar las cosas y crear un entorno de juego más cómodo. Poco a poco se va definiendo un ecosistema compuesto por tiempos de carga reducidos, por el juego en la nube, el juego remoto y el aprovechamiento del disco duro. También hay mejoras en la fuerza bruta, claro, y se ha confirmado que el Ray Tracing llegará por hardware, pero creo que lo que definirá la nueva generación es especialmente lo primero. Es un cambio conservador, enfocado a mejorar las pequeñas cosas y, hasta cierto punto, bastante igualable (o superable) por parte de Microsoft. Lo cual refuerza mi teoría de que las nuevas Xbox y PlayStation se diferenciarán por detalles concretos, porque tras la carcasa tendremos prácticamente lo mismo.
Y hablando de chasis, también se ha aprovechado para certificar que el curioso kit de desarrollo con forma de V filtrado hace un tiempo era oficial. ¿Será PS5 la consola con la apariencia más rara dentro de su familia? Si tenemos en cuenta lo fácil que será que se parezca a Xbox en cuanto a músculo, buscar el gancho comercial en el aspecto de la consola es una estrategia factible. Aquí solo pido una cosa: que no sea fea, porque apunta a serlo. Y al final también será un cacharro que se tirará más de un lustro en nuestro salón.
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