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Las monedas de Super Mario y las monedas de The Last of Us 2: coleccionables útiles

¿Qué tienen en común?
Por Álex Pareja

El primer Super Mario Bros. lanzado en 1985, junto a sus posteriores entregas y gran parte de sus sucedáneos, cuentan con monedas que el jugador se encarga de recolectar. En The Last of Us: Parte II también recogemos monedas en su segunda mitad. ¿Tienen algo en común más allá de compartir el mismo elemento que coleccionar? Más de lo que parece, ya que ambos forman parte de lo que a mí me gusta denominar como coleccionables útiles en los videojuegos

 

Los coleccionables, entendidos como un elemento opcional que tomar del mundo de juego que visitamos, pueden ofrecer distintos fines. El de calmar la sed de los coleccionistas (aportando poco más que un número de una lista que tachar), el de la utilidad como fin o el de la narración. Super Mario Bros. y The Last of Us: Parte II forman parte de dos de ellos, uno compartido y otro no. El juego protagonizado por el fontanero incorpora las monedas como un elemento de utilidad como fin, ya que al recolectar un número concreto obtenemos una vida extra; el jugador siente la necesidad de coger todas las que pueda porque merece la pena hacerlo, pero también sirven como narración en el escenario indicando (en multitud de ocasiones) el camino a seguir, la posibilidad de alcanzar nuevos caminos y otras múltiples lecturas. En la obra de Naughty Dog se comparte el fin de la narración (las monedas nos cuentan algo sobre el personaje que las colecciona, a nivel familiar y personal) pero no comparte el de la utilidad, sí el del coleccionismo más clásico. 

 

 

Sirvan estos dos ejemplos, que todos podemos tener en la cabeza, para comprender que los coleccionables en los videojuegos pueden aprovecharse para diferentes propósitos y resultan mucho más útiles de lo que parecen a simple vista. Si eliminamos las monedas de Super Mario Bros. la experiencia variaría por completo, ya que no contamos con elementos útiles ni de narración o guía imprescindibles. En The Last of Us: Parte II son más prescindibles, pero al igual que los cromos de su primera mitad tienen un fin útil, en este caso el de la aportación de información sobre los personajes que los recogen. 

 

¿Aprendemos algo de Mario cuando toma las monedas en los diferentes escenarios de sus juegos? Muchísimo, ya que nos guía y nos enseña desde el famoso nivel 1-1 aportando, además, una de las mayores utilidades de un juego de plataformas (vidas extra). ¿Aprendemos algo de las monedas que recolectamos en The Last of Us: Parte II? Por supuesto, ya que forman parte de la narración y por eso las podemos considerar coleccionables útiles por delante del puro coleccionismo. Y estos son los elementos que me encanta encontrar en un videojuego cuando me piden recolectar algo, sobre todo si es opcional. 

 

The Last of Us 2 monedas

 

Con esto tampoco quiero decir que los coleccionables menos útiles o los que abogan únicamente por el completismo sean peores, simplemente quiero destacar los esfuerzos por incorporarlos como elementos que van más allá. En juegos con muchas más capas que Super Mario Bros., como puede ser The Last of Us: Parte II, se pueden incorporar un montón de elementos de recolección sin que sirvan a ningún propósito adicional (como ya ocurría en su primera entrega con los collares de Luciérnagas), por eso es destacable que se utilice un elemento propio del juego en su estado más puro para apoyar su narración y cambio de estado de sus protagonistas. Estas son, sin lugar a dudas, las monedas que me gusta recolectar en los videojuegos


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