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Las acciones de Nintendo bajan y los smartphones podrían entrar

La gran N se replantea su futuro
Por Dayo

A Nintendo no le ha ido muy bien en los últimos meses. Qué gran sorpresa, diréis. En efecto, durante más de dos años la costumbre ha sido ver a la gran N pasarlo mal y vender peor. Sin embargo, esta vez la gente está levantando las manos al cielo porque es el tercer año consecutivo en que Nintendo ha sufrido pérdidas operativas y el valor de las acciones de la compañía ha caído un 18% en un día como consecuencia de ello. Pero lo que más ha llamado la atención a algunos es que el pasado 17 de enero el propio Satoru Iwata, presidente ejecutivo, habló sobre la posibilidad de introducir los smartphones y tablets en su ecuación.

 

Ciertos sectores no han tardado en clamar que Nintendo está acabada y varios analistas y profesionales recomiendan a Iwata que abandone el mercado del hardware. Hay voces que se alzan clamando que es el fin ¿cuánta razón hay en ellas?

 

Voy a ser bastante redundante aquí, pero a nadie le gusta que su empresa sufra pérdidas. Especialmente si has prometido a los inversores y accionistas que obtendrás 389’17 millones de euros en beneficios netos pero acabas con unas pérdidas netas de 176’91 millones de euros. Más aún si rebajas las expectativas de venta de Wii U de 9 millones de unidades para finales de año fiscal a 2’8 millones.

 

Si preguntas, más de uno dirá que el problema aquí es Wii U. La sobremesa de Nintendo ha padecido una terrible publicidad (recordemos la analista que aseguraba que la gente no sabía qué era exactamente la consola) y debido al poco apoyo third party y la llegada de la nueva generación ha acabado en un triste segundo plano. VGChartz estima que dos años después de su lanzamiento Wii U ha puesto 5’3 millones de unidades en las casas. A estas alturas se calcula que PS4 haya vendido 4’4 millones de copias, con Xbox One repartiendo 3’1 millones. A finales de 2014 ese número será muy superior, y con el año recién iniciado los estudios tienen más motivos para invertir en la potencia de la nueva generación que en las características únicas de la consola de Nintendo.

 

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Ahora mismo Wii U está desbancada frente al apoyo a las nuevas consolas.

 

Pero no dejemos de lado esa breve mención a los estudios third party. En esta página se ha hablado largo y tendido sobre la estrategia a la hora de lanzar juegos de la gran N, e Iwata habló sobre su desinterés en incentivar a este tipo de estudios el pasado noviembre. Cuando se le preguntó sobre qué opinaba de que “otra compañía” estuviera invirtiendo “decenas de miles de millones de yenes” en reunir a los susodichos para que apoyasen su hardware, respondió hablando sobre la plena confianza en sus estudios first party. “Creo que es natural que haya una diferencia entre los publishers que tienen los recursos de desarrollo de software para construir un catálogo propio y los estudios que no”.

 

Personalmente, esta me parece una mala decisión. Las exclusivas están muy bien, pero los estudios third party son necesarios para dar variedad a las plataformas y pueden construir o destruir una consola. Si Wii U es un ejemplo de cómo ignorarlo puede ser dañino, PlayStation 2 lo fue de cómo puede ser constructivo. Iwata habla sobre cómo Yamauchi le enseñó que “lo peor que podemos hacer es seguir lo que otros están haciendo”. Respeto enormemente esa idea, pero este idealismo ha llevado a que Nintendo acabe en esta situación. Jugando bajo la táctica de sota, caballo, rey sin intención de innovar en términos de IPs es lo que hace de la consola algo tan poco atractivo para las masas.

 

Esto es lo que hace este desplazamiento hacia los smartphones algo tan inquietante para algunos. El pasado 15 de noviembre Nintendo compró 612 200 acciones de Dwango alegando que lo hacía por petición del director de la compañía, Nobuo Kawakami, para liquidar activos, y que sería una fuerza publicitaria para ellos. Esta es una compañía multimedia dueña de servicios como Nico Nico Douga, una suerte de equivalente a Vimeo japonés lleno de gente con mucho talento para la animación y demasiado tiempo libre, pero si miras a los medios se centrarán en que también tiene funciones en las telecomunicaciones y el sector móvil. Por ese mismo motivo, cuando hace tres días la gente oyó que Iwata estaba “pensando en una nueva estructura de negocio”, para algunos fue como si se cayera el mundo.

 

“Dada la expansión de los dispositivos inteligentes estamos estudiando, naturalmente, cómo los dispositivos inteligentes pueden utilizarse para hacer crecer el negocio del jugador”, dijo Iwata. Para evitar que cundiese el pánico mencionó de seguido que “no es tan fácil como permitir que Mario se mueva en un Smartphone”, algo que repitió tres días después. Si esto suena tan aterrador para algunos es porque puede interpretarse como el principio del fin hasta que la gran N se convierta en Sega 2.0. En un principio cabría esperar que esas reflexiones serían para implementar alguna suerte de segunda pantalla, pero qué demonios, las plataformas de Nintendo ya tienen una segunda pantalla ¿qué necesitan, conectividad? ¿Redes sociales? Visto así, sería razonable esperar que Mario se mueva en un Smartphone en el futuro próximo aunque sea como la enésima copia de Canabalt. Sin embargo, esto sería olvidar la filosofía de desarrollo de Nintendo: consolas centradas en exclusivas basadas en IPs first party. También sería olvidar que 3DS sigue rindiendo bien en el mercado y la gran N no tiene mucho que temer en el terreno portátil. Romper ese patrón quitaría valor a su estrategia y podría señalar que se están quedando sin ideas.

 

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¿Donkey Kong Country: Jungle Run?

 

Pero realmente ¿hacia dónde va esto? La sección de GamesIndustry International the [a]list daily asegura que Nintendo aún tiene un colchón de 10 000 millones de dólares, algo que le hacer tabula rasa en el peor de los casos. Porque además, plantea si realmente estamos mirando a Nintendo con los ojos adecuados. Como ya hemos mencionado otras veces, Nintendo va a su rollo y le da igual el resto del mundo. No es que la gran N haya empequeñecido: es que el resto del mundo ha crecido a su alrededor. Quizá no sea la compañía más rica del mundo y no pueda compararse en términos económicos con su competencia, pero no por ello, plantea el medio angloparlante, habría que dar por muerta a la compañía. Es relativamente inferior, pero no por ello desdeñable.

 

Seguiría hablando, pero nuestra querida Gracia Gutiérrez ha contactado con un experto en el terreno económico para que de un poco de luz sobre en qué contexto nos encontramos y cómo ver qué ocurrirá.

 

Según nuestra fuente, en estas situaciones hay que tener en cuenta que muy poca gente sabe lo que realmente está pasando. Sólo algunos altos directivos de Nintendo conocen la situación real de la empresa y, ocurra lo que ocurra, van a decir que va bien. Habrá grupos que se asusten y vendan sus acciones para evitar que su precio baje aún más y con ello pierdan sumas mayores, y si Nintendo admitiese que esto se acaba en dos días, sería firmar una sentencia de muerte. La señal más evidente de que esto fuese algo realmente malo sería que los altos ejecutivos vendiesen sus acciones, pero esto es algo muy difícil de descubrir, de modo que debemos prestar atención al valor de las acciones. Si frena el descenso es que hay gente que confía y está aprovechando para comprar a la baja y así obtener un mayor beneficio a largo plazo. Habrá futuro, aunque sea duro. Pero si el descenso no se detiene Nintendo tiene sus días contados y nadie da literalmente dos duros por ella


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