La-Mulana... y una España que rompe fronteras
Puede que para la gran mayoría La Mulana no signifique gran cosa, pero lo cierto y verdad es que los usuarios más puestos de Wii esperaban este curiosísimo juego como agua de mayo. Sin embargo, los recientes problemas entre Nigoro, Nicalis y la propia Nintendo habían alejado cualquier posibilidad de verlo publicado en tierras occidentales, por lo que sus desarrolladores decidieron centrar los esfuerzos en confeccionar una versión para compatibles PC que llegóa publicarse el pasado 13 de julio a través de la plataforma japonesa de juegos indie Playsm.
Justo cuando los jugones más hardcore habían visto con esto desvanecerse todas las esperanzas de verlo funcionar en sus Wii PAL, hace acto de aparición la española EnjoyUp y obra el milagro. Reconocedores de la valía de este juegazo, EnjoyUp ha puesto toda la carne en el asador de cara a que la obra de Nigoro no se quede únicamente en tierras niponas, hasta el punto de que los japoneses, contagiados por el sincero interés de la compañía barcelonesa, se han volcado en pos de que contemos por estos lares con la mejor versión posible. De hecho, gracias a este acuerdo La-Mulana podrá disfrutarse no solo en Europa, sino también en América y Australia.
Para explicar el fenómeno La-Mulana habría que remontarse al año 2005, justo cuando apareció un juego gratuito desarrollado en el país del sol naciente, con la particularidad de imitar en todos los sentidos el estilo de los videojuegos de Konami para MSX. Este detalle se podía ver en el estilo gráfico -que se adecuaba a las características técnicas de los MSX de primera generación-, en las sencillas animaciones y en la cuidada banda sonora, a la usanza de la Konami que por la segunda mitad de la década de los ochenta regalaba a los usuarios de este estándar sus famosos cartuchos MegaROM con chip de sonido SCC. En lo que respecta al juego en sí, La-Mulana cogía lo mejor de The Maze of Galious, Treasure of Usas y Vampire Killer para conformar una épica aventura al más puro estilo Indiana Jones.
Lejos de lo que aparentaba ser, La-Mulana albergaba en sus tripas un juego complicadísimo, una mecánica de lo más profunda con la que a buen seguro disfrutaría cualquier fan de Metroid o Castlevania Symphony of the Night. No en vano, en Japón fue tal el éxito del juego que sus desarrolladores no dudaron en exportar este logro a las generaciones presentes, actualizando el apartado tecnológico para que no se le atragantara a lo más jóvenes del lugar (y, de paso, para huir de cualquier tipo de polémica con la Konami a la que imitaban en la versión primigenia). Dicho y hecho: La-Mulana fue recibida con los brazos abiertos, y los usuarios nipones de Wii pudieron encontrar en su tienda virtual uno de los mejores juegos de todo su catálogo.
Dada la calidad de este clásico moderno, hay que dar las gracias a EnjoyUp por haberse preocupado de esta manera en lo que a traerlo a occidente se refiere. Tal esfuerzo es mérito de una casa que adora el videojuego en su concepto más puro, y a la que, después de haber desarrollado auténticas joyas como Chronos Twins o Little Red Riding Hood's Zombie BBQ, tienen gestos a nivel de productora como el que hoy nos ocupa. Por 1000 Wii Points no podemos tener a día de hoy mejor alimento para la ya moribunda consola de Nintendo
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