La vida secreta de las consolas
La semana pasada fui al Pixel Bar con unos amigos que no habían estado. Ni que decir tiene que esos “amigos” son redactores de otros medios y los apalicé al Street Fighter en nombre de Mundogamers. Podéis estar orgullosa de mí. Pero después de humillarlos como debe ser, comenzamos a hablar de lo que habla cualquier apasionado de los videojuegos: De más videojuegos. Y lo que es más importante, de consolas.
Hablando del tema, comenté que para mí, la compra más acertada siempre será un ordenador, y que estoy muy contenta con el mío, que puede correr juegos como si fueran la vida real. Uno de mis compañeros respondió que “el problema que hay con el ordenador, es que en un par de años no te servirá para los juegos que salgan”. Yo, con cara de Fry, me quedé pensativa. La verdad es que siempre he tenido muy buenos ordenadores. Después de cinco años, mi sobremesa sigue siendo todo un sistema de la NASA, y lo mejor que tiene es que sólo habría que cambiarle uno o dos componentes para “actualizarlo”. En cuanto a mis portátiles, de cuatro que he tenido (uno fue en sustitución del segundo, y era únicamente para trabajar), dos de ellos han sido VAIO, una gran marca – publicidad gratuita – que siempre ha satisfecho mis necesidades videojueguiles.
Repasando mentalmente, el primer portátil me duró unos cuatro años, el segundo toda la carrera, el tercero fue una simple transición temporal, y el cuarto, que lleva conmigo desde el año pasado, está a pleno rendimiento. Mi historial con la Master Race, me llevó, también, a enumerar las consolas de mi vida: PlayStation nació en el 94, su sucesora en el 2000, y seis años más tarde llegó PlayStation 3. Sony parece haber mantenido una constante de seis en su carrera, obviando los modelos alternativos de la consola inicial. Sin embargo, aunque PlayStation 4 también dejó seis años por delante (y un poquito más), a muchos nos dio la sensación (y nos da todavía) de que PlayStation 3 necesitaba algunos años más.
A cinco de mayo de 2016, no se han cumplido todavía ni tres años desde su aparición, y estamos hablando ya de “una nueva consola” de Sony. PlayStation 4.5 es todavía todo un enigma, porque no tenemos muy claro cómo va a enfocarla la compañía. ¿Estamos ante una simple mejora de la potencia de la consola, o va a ser algo más allá? Eso me hace pensar, de paso, en la inminente llegada de NX, que dejará eclipsada, más, si cabe, a la pobre WiiU. La última plataforma de Nintendo salió al mercado en 2012, también seis años más tarde que su antecesora. La próxima de los nipones llegará en 2017, lo que deja cinco años de diferencia... y una extraña sensación.
Para muchos, Wii U ha sido un fracaso, mientras que para otros, simplemente, su catálogo no le hace justicia. Podría haber sido una grande entre las grandes, pero en la guerra de consolas no es que haya quedado en un segundo plano, es que ha desaparecido. Parece que cada vez más la vida útil de las consolas va decayendo, como si cada vez exigiéramos más a una plataforma que debería durar hasta una fecha que no consigue llegar. El caso de Wii U es el más claro, aunque sólo se haya acortado un año “su vida útil”. Sólo hay que escuchar esos terribles rumores acerca de su posible fin de fabricación.
NX sustituirá a Wii U como una ola que arrasa con todo lo que no está bien agarrado. Los cimientos no han sido tan fuertes como se esperaba, y aquí estoy yo, que me he comprado la consola este año. ¿Me ha merecido la pena? Por supuesto. ¿El catálogo se ha quedado corto? También. ¿Nintendo debería bajar el precio de los juegos después de que hayan pasado cinco años y, especialmente, sabiendo que llega NX? No me cabe duda, pero ésa es una batalla perdida. Las consolas se han unido a esa tendencia consumista de que los aparatos electrónicos tienen que durar poco, equiparándose a la vida útil de los ordenadores “gamers”. La era del Hombre ha llegado a su fin. No, espera, que la lío. Yo, robot. Bueno, suficiente.
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