La travesía del desierto del videojuego japonés
¿Existen los brotes verdes?

Keiji Inafune, en unas declaraciones a IGN, asegura que la industria japonesa se levanta poco a poco del estado de depresión en el que lleva estancado un tiempo. ¿Hay motivos para el optimismo? ¿Qué piensan otros gurús? Lo cierto es que estos últimos años hemos visto una tendencia esperanzadora en la industria, no lo vamos a negar, pero lo cierto es que Japón todavía necesita un impulso para recuperar el prestigio de antaño.
El padre de Megaman lo tiene claro. «Soy consciente de que los desarrolladores orientales saben que existe un problema con el mercado occidental y que tienen que acercarse a ese modelo de negocio para poder vender más en ese mercado», afirma. La mejor prueba de que estas palabras de Inafune no son un brindis creo que se encuentra en el juego cuya foto encabeza este texto y que a muchos sorprendió positivamente el año pasado: Dragon's Dogma.
Pero lo cierto es que el mismo Inafune reconoce que la realidad es terca y que este renacer del videojuego japonés es muy tímido. «Cada vez que me preguntan por este tema significa que todavía hay algo que no funciona en nuestra industria y que debemos cambiar», afirma.
La cita me recuerda a unas palabras de Hideo Kojima en una entrevista que tuve la oportunidad de hacerle cuando visitó el Gamelab hace un par de años. En ellas venía a decir que la generación actual de desarrolladores japoneses vive en un círculo cerrado y que sólo se miran al ombligo, a diferencia de su generación, que creció en un mundo diferente, dividido en dos bloques, y donde Japón tenía muy claro que estaba del lado de Occidente. De ahí que ese videojuego japonés sí que calara tanto en las generaciones pasadas.
Kojima cree que las generaciones presentes no tienen este apego cultural a Occidente y es por ello que cada vez son más los productos hechos en Japón y pensados para Japón. Pero debo dar la razón a Inafune en que estamos viendo, en estos últimos tiempos, ejemplos de juegos que nos demuestran que en Oriente también se está haciendo un esfuerzo por cambiar el chip y atraer al jugador occidental.
Hablo de casos como el citado Dragon's Dogma, Ni No Kuni, el Professor Layton, Phoenix Wright... hasta Dark Souls podría entrar en esta lista. A su manera, todos tocan diferentes palos en diferentes géneros y todos han sabido atraer al jugador occidental en mayor o menos medida.
La gran cuestión que nos planteamos, es si ese jugador es el hardcore que lleva toda la vida, o que está metido a fondo en esto del videojuego, o el jugador ocasional también percibe que en el juego japonés hay opciones tanto o más apetecibles que las que le llegan de Occidente.



Yo no soy un onvre jarcor de esos, pero soy consciente de todos los títulos japoneses que dejo pasar y no me interesan lo más mínimo cuando veo títulos de corte similar que si me gustan por un saber hacer a la hora de no ser cerrado (aquí Level 5)
Claro que esos juegos japoneses cerrados de esos desarrolladores que se miran al ombligo pueden gustar a algunos occidentales, pero no evolucionan ni trabajan en mejorar cogiendo lo mejor de ambos lados como, citando al artículo, hacían en generaciones pasadas.
Y por cierto... donde está Elite Beat Agents 2? Maldita sea!
Que Japón nos ha dado esta generación, además de los que se comentan en el artículo, varios Metal Gear, Asura's Wrath, los más importantes juegos de lucha y todas las obras maestras de Platinum Games.
Lamentablemente, hay una masa MUY grande, demasiado grande de "nuevos jugadores jarcor". Los graaaandes jugadores que se comprán invariablemente año tras año su Call of Duty Black Modern Ops Warfare y su Fifa Evolution Soccer. Y de ahí no salen. El resto de juegos no les interesa e incluso los desprecian. La diversión es disparar y chutar, el resto son memeces o, literalmente, mariconadas.
Esta masa condiciona el mercado de una forma que los que apreciamos el videojuego en todas sus formas y propuestas, se resiente. Y nos impide disfrutar de la ultima bendita locura japonesa.