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La soledad del periodista de videojuegos

Hay que retomar la comunicación entre público y prensa
Por Dayo

Como decía Bunbury, “entre dos tierras estoy”; soy youtuber, pero también periodista de videojuegos. Hay muchas diferencias entre ambas vías para generar contenido, como cabría esperar, pero la que más me llama la atención es la relación con el lector, espectador o como queráis llamarlo. Tú. Ser youtuber significa que la mayoría de la gente que acude a tu contenido está suscrita a tu canal y, por tanto, aprecia lo que haces incluso aunque no siempre coincida con tu opinión. La inmensa mayoría de los comentarios que recibo, tanto en mi canal como en Twitter, Facebook o mi cuenta de Gmail, son positivos. No digo esto por desdeñarlos ni tampoco quiero meterlos en un gran y desagradable saco y decir algo sobre las líneas de “mirad cuánto me quieren estos drones sin cerebro”; de hecho son un gran apoyo y me sirven para seguir adelante y querer mejorar. Pero luego me fijo en los comentarios que reciben mis artículos como periodista de videojuegos y de pronto el estándar cambia: la opinión positiva se convierte en una rareza.

 

El periodismo de videojuegos no tiene precisamente una buena imagen. GamerGate ya no protagoniza los titulares, pero su espíritu no va a ir a ninguna parte y todavía sigue habiendo gente con una actitud abiertamente escéptica hacia los profesionales de esta industria. No es ninguna novedad y, a pesar de nuestros esfuerzos por evolucionar, dudo que desaparezca pronto. Los periodistas de videojuegos somos todos unos vendidos, unos mentirosos y unos corruptos. Se sabe. Hace poco analicé Valkyria Chronicles y lo puntué con un 7’5; mi análisis sólo recibió dos comentarios y uno de ellos hablaba sobre cómo no había recibido una nota superior porque SEGA no me había pagado lo suficiente.

 

Vale.

 

Es difícil hablar de la prensa de videojuegos, sobre todo con un artículo que tengo que escribir en unas pocas horas. Puedo caer en la falacia del silencio, dejarme detalles fuera o redundar en lo evidente, pero repetiré lo que seguramente hayáis oído de tantos periodistas: jamás me han pagado ni he recibido ningún incentivo para puntuar bien un videojuego. Sé que hay tratos con la industria y momentos en los que un medio ha cedido (y lo he visto) para quedar bien y poder mantener la publicidad en la página, tener acceso a pases de prensa y copias de análisis, etcétera. Pero eso no afecta a periodistas individuales, es cosa del medio y su política para con la industria. No sé hacia dónde va ese dinero. Quizá sea el único que tienen para pagar a la gente del equipo, quizá sea que los directores se quedan con las sobras; no tengo ni idea, pero esos apretones de manos entre bambalinas que tantas veces imagináis no son como los esperaríais. He conocido de todo en estos tres años: periodistas admirables, gente que está aquí casi por accidente, pragmáticos que hacen lo que pueden por seguir adelante… Pero aman el medio y están aquí para expresar esa pasión, no por el dinero o por golpear a la gente en la cara con su particular ideología.

 

Y, aún así, la gente se queda con lo malo.

 

Quizá estéis familiarizados con un dicho que corre por las interwebs anglosajonas: “no puedes decir ignorancia sin IGN”. Creo que esa frase lo resume todo. Miro páginas como Meristation o 3DJuegos y muchos comentarios hablan de forma agresiva, saltando a conclusiones de forma dramática y suponiendo que todos los que estamos aquí somos unos vendidos sin integridad. No voy a negarlo: seguro que hay algún periodista que es un vendido sin integridad. Honestamente no lo sé. Tengo la fortuna de conocer gente a la que respeto y defiendo por su trabajo y, de hecho, todos los que trabajamos en esta sagrada casa queremos superarnos y sentirnos orgullosos con nuestra producción.

 

Precisamente también los comentarios que recibimos en esta sagrada casa son bastante más amables que los que podríamos leer en cualquier otro sitio. Al inicio de este artículo me habría gustado poner un asterisco que indicase que MundoGamers es una excepción y aquí hay muy buen ambiente, pero curiosamente esta es una página mucho más personalista; conocéis nuestros nombres y, tal y como habéis demostrado en los foros, tenéis calados nuestros estilos e incluso nuestros horarios. Hay gente que viene a MundoGamers para leer los artículos de gente específica, pero en otros lares la gente no habla sobre Enrique, Pascual o Víctor; hablan de “el que ha escrito este artículo”, de “el redactor” o, cómo no, “ese inútil/ignorante/etcétera”. El medio se convierte en una suerte de entidad mística que escupe artículos sin que nadie sepa de dónde salen exactamente. Quizá esto sea como matar a una persona y resulte más fácil cuando no le pones cara a tu víctima, aunque también sería dejar de lado los casos de periodistas específicos como Ben Kuchera, Leigh Alexander o Chris Plante, que reciben muchas críticas específicas.

 

Hay mucha desconfianza hacia el periodista de videojuegos y eso causa que la gente se canse. Llega un punto en que te cierras y dejas de escuchar porque da la sensación de que todo el mundo critica tu trabajo sin fundamento, lo cual es lo peor que puede hacer un profesional cuyo trabajo consiste precisamente en servir a ese público. Y, sin embargo, es difícil establecer una vía para el diálogo. GamerGate ha sido una muestra de esta imposibilidad de comunicación; muy pocos periodistas se han detenido a escuchar del mismo modo que muy poca gente se ha parado a pensar desde la perspectiva de los periodistas. Este es un problema muy grave de nuestro medio y uno que no parece recibir mucha atención; nuestra relación simbiótica se da demasiado por sentado a pesar de que se venga abajo. ¿Pero cómo retomar la confianza del público y en el público? Los youtubers son muy bien recibidos porque se presentan como gente de a pie ¿quizá necesitemos una nueva ola de generadores de contenido que no se limiten a los esquemas de la vieja guardia? Y, sin embargo, la gente no parece estar dispuesta a pagar, así que se necesita publicidad, que seguramente venga de la industria. Y entonces se cierra el círculo de nuevo.

 

Creedme cuando os digo que hay muchos periodistas descontentos con la estructura actual. Nadie quiere perder el tiempo con artículos sensacionalistas o callándose por miedo a perder un publicista. Pero necesitamos ese sistema para poder vivir. Estamos encerrados en una jaula, pero es la única forma que tenemos de trabajar. Al menos es la única que conocemos, la que siempre ha existido. Quizá la solución sea hablar, ser transparentes. Honestamente, no lo sé. Es un puente tan quemado que no sabría ni por dónde empezar para reconstruirlo. Pero la prensa es un agente necesario y, sin público, pierde su propósito. Debemos mirarnos en un espejo, unos y otros. Es hora de darse cuenta de nuestros errores y aprender, aceptar los fallos del periodismo de videojuegos y luchar por corregirlos, dejar de vernos como herramientas de la industria y confiar más en nuestra palabra, retomar esa conexión que debería haber existido desde un principio.


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