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La segunda partida a Sekiro es casi obligatoria

Por muchos y diversos motivos
Por Álex Pareja

Si vuestra senda os ha terminado conduciendo a la conclusión de Sekiro: Shadows Die Twice podéis estar contentos: habéis dominado una obra que exige lo mejor de nosotros mismos. Pero la aventura, en realidad, no acaba ahí. Como en todos los juegos de From Software, Sekiro ofrece la posibilidad de realizar una segunda partida, manteniendo las estadísticas, objetos y habilidades obtenidas y eligiendo (por primera vez) si queremos que se aumente la dificultad -como en cualquier NG+ de Dark Souls o Bloodborne- o manteniéndola, siendo esta última una estupenda elección para los que queráis sacar el máximo provecho al juego sin sufrir de nuevo en exceso, como ha sido mi caso.

 

En el último MGPodcast+ que podéis escuchar si apoyáis nuestro trabajo para que podamos continuar realizándolo, hemos hablado en profundidad sobre la dificultad de videojuegos como Sekiro, llegando a la conclusión de que se trata de una dificultad bien diseñada, que más que difícil debemos considerar exigente. La primera vez que te enfrentas a un jefe sufrirás lo indecible, pero con cada intento estarás cada vez más cerca de la victoria. Este es uno de los primeros motivos por los que recomiendo realizar una segunda vuelta a la obra: para darte cuenta del buen jugador en el que te has convertido. Yo ya he acabado con varios jefes a la primera (o casi) y sé que podría completar de nuevo el juego en una cifra más cercana a las 5 o 6 horas que a la de 30 que me duró la primera ocasión.

 

Nuestro amigo Jarugamer iniciando su partida en Sekiro

 

Pero hay motivos mucho más importantes que el de sentir la progresión personal o volver a enfrentarte a un reto mayor si eliges aumentar la dificultad en la segunda vuelta. Sekiro está repleto de objetos que aumentan nuestras estadísticas, de jefes y mini-jefes secundarios, de ítems especiales que varían algunos sucesos o el propio final de la aventura... y es muy gozoso volver a recorrer esos escenarios con todos los conocimentos adquiridos y descubrir nuevas zonas o secretos. Es el mejor momento en el que jugar a Sekiro con guía, y para profundizar mucho más en la historia y el lore (que es mucho más profundo e interesante de lo que puede parecer a simple vista). 

 

Mi intención es conseguir ver todos los finales con los que cuenta la obra, tratando de conseguir todos los objetos de mejora que he olvidado en la primera vuelta. Después el juego ofrece otro sistema de progresión que recuerda mucho más a los vistos en Dark Souls o Bloodborne: consiguiendo todas las partes de una Máscara que nos venden en distintos puestos del juego, podremos invertir 5 puntos de habilidad (cuando los tengamos y si no queremos desbloquear nuevos movimientos o ya lo hemos hecho con todos) para aumentar nuestro poder de Ataque. Un motivo más por el que seguir combatiendo y por el que lamentar cada oportunidad perdida en la batalla. 

 

Sekiro Segunda Partida

 

Os animo a que hagáis lo mismo, puesto que Sekiro: Shadows Die Twice es mucho más de lo que ofrece su primera partida. En una segunda vuelta, con todos los conocimientos adquiridos, pasaréis menos tiempo repitiendo zonas y jefes pudiendo centrar vuestra atención en estos otros elementos que también hacen de la experiencia algo grandioso. Merece la pena conseguir todos los finales (sobre todo el de Resurrección), acabar con todos los jefes que hay en el juego (probablemente os hayáis dejado más de uno en la primera vuelta), encontrar todas las cuentas de oración para mejorar nuestras estadísticas, conseguir todas las habilidades, completar las misiones secundarias de los NPCs, descubrir y sumergirse en el embriagador lore que posee... la segunda vuelta a Sekiro, si os ha gustado la primera, es casi obligatoria. 


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