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La ruta del eSport: los primeros pasos

Las dificultades de entrar al videojuego competitivo como seguidor
Por Dayo

Espero que estéis listos, porque este no va a ser un texto corto. Si os sirve de consuelo, tampoco es un texto fácil de escribir. Son las 00.50 y Microsoft Word cuenta 2015 palabras. El camino hasta aquí ha sido un infierno. Pero las historias empiezan por el principio. Era marzo de 2014 y estaba en Los Ángeles informando sobre la Call of Duty Championship. Me habían enviado porque el reportero habitual no estaba disponible y fui, y esto es algo que ahora admito con vergüenza, quitándole importancia al evento. Sólo tenía que decir quién ganaba por cuántos puntos y a qué fase pasaba. Fácil. Al principio me centré en grabar y fotografiar lo visto sin pensar en nada, pero poco a poco fui prestando más atención a las partidas individuales. Fijándome en los jugadores, las reacciones de la gente, lo que gritaban los demás. “¡Ancla!”. No sabía lo que era, pero me dio a entender que sólo estaba raspando la superficie de algo mayor. Así que en cuanto volví a casa intenté seguir los eventos, ver competiciones y meterme en ese universo desconocido, pero a los pocos días murió mi interés. Pasaron los meses y pensé que debía darle otra oportunidad; pregunté por Twitter, volví a buscar partidas a las que seguir, leí artículos. Y lo abandoné de nuevo. Pero hace unos días, no sé si semanas, decidí que era hora de poner a prueba si a la tercera iba la vencida y me puse a ello. Empecé a informarme sobre los eSports. Este es el primero de muchos artículos, Dios sabe cuántos, que cubrirán mi lento y catastrófico descubrimiento del videojuego competitivo. No sé por qué puntos pasaré ni de qué juegos hablaré, pero de momento tengo una base sobre la que construir esta casa torcida.

 

Entrar en el mundo de los eSports es mucho más difícil de lo que esperaba.

 

Necesito volver a las bases y dejar claro algo: nunca he sido un fan de ningún deporte pero a través de mi familia, como si de un fumador pasivo se tratare, he ido quedándome con la copla de qué conversaciones se llevan, qué se valora y, sobre todo, cómo se informa. Como mi estimada compañera Kysucuac dijo, el componente humano es crucial en el eSport: puedo entrar y ver una partida entre dos profesionales al Smash, pero lo que la convertirá en algo realmente interesante será saber que uno de los contendientes está manejando a Yoshi, un luchador considerado por muchos como de tier bajo. Sin darle más importancia de la que pueda tener, estuve en la competición de Rocket League durante la Madrid Games Week y me encontré con que mi compañero de equipo, xXKhaelanXx, era el segundo mejor jugador de España y que tocaba partido contra el primero; mientras que él había conseguido reconocimiento a través de varias victorias en distintas competiciones, mi compañero era un absoluto desconocido. De pronto no sólo era una partida más, sino una historia de superación y enfrentarse a lo imposible. Así que supongamos que oigo hablar de este tipo de historias y quiero descubrirlas. Mi primer paso será acudir a la prensa, que deberían tenerme al día sobre qué competiciones hay y darme contexto sobre quién es quién y qué ocurre.

 

Lo que me encuentro es un lío absoluto.

 

 

 

Me he quejado largo y tendido de la prensa del videojuego, tanto en esta querida casa como en mi canal, en ponencias o saliendo con los amigos, pero todos sus problemas son minúsculos cuando la comparo con la prensa del eSport. En primer lugar, los artículos más interesantes ni siquiera están ahí: se escriben en Kotaku, en Polygon, en Killscreen, en Eurogamer. La mayoría de páginas especializadas, al menos desde mi propia experiencia, tienen pocos textos, actualizan poco, no saben informar como Dios manda o directamente están escritas por amateurs con faltas de ortografía o incapaces de armar una frase. Hay ciertas excepciones, como TheScore eSports, pero incluso entonces hay un sesgo notable en la cantidad, periodicidad y calidad de artículos para según qué juegos. De hecho ni siquiera se cubren todos los títulos, y no hay una sección dedicada a Super Smash Bros. Melee o algún Street Fighter a pesar de que ocasionalmente se escriben noticias sobre estos juegos y son dos eSports con mucha historia.

 

Aquí puedo estar cayendo en la subjetividad absoluta, pero cuando miro las discusiones sobre los eSports eso es lo que veo: “eSports”. No League of Legends competitivo o DotA 2 competitivo. “eSports”. Los videojuegos son creados por una misteriosa entidad llamada “Ubisoft” o “Treyarch” y, a pesar de que ID Software hubiera sufrido un cambio brutal en su plantilla para cuando Rage salió al mercado, se vendió como el juego de “los responsables de DOOM y Quake”. Supongo que es comprensible, dentro de lo cuestionable, traducir esas generalizaciones a las nuevas ramas, pero esto es un problema. Mi hermano no ve “deportes”. Ve fútbol. La gente a la que conozco que es seguidora del videojuego competitivo no ve “eSports”. Ve DotA o League of Legends. Pero cuando entro en FolloweSports, página creada entre otros por Thooorin, una de las voces más conocidas del mundillo, meten en el mismo saco las competiciones de Super Smash Bros. Melee, Starcraft II y Call of Duty: Advanced Warfare, como si fuesen intercambiables. La mayoría de artículos que veo en medios generalistas tratan al eSport de forma holística, como unas olimpiadas en las que se juega todo a la vez, y puede ser difícil encontrar información específica del videojuego que quieras seguir.

 

 

El tratamiento mediático del eSport es caótico, y en parte esto se debe a una prensa especializada que no sabe llamar la atención frente a una prensa generalista que no sabe cómo responder a este fenómeno. El equivalente sería un mundo en el que las mejores informaciones del fútbol se encontrasen en El País o Yorokobu en lugar de en As o Marca, aunque comprendo que esto ocurra: por mucho que nos cueste admitirlo, el videojuego sigue teniendo muchos detractores y no tiene tanto impacto cultural como nos gustaría pensar, así que cuando alguien convierte el videojuego en competición, son los propios jugadores los que van a dar el primer salto. El eSport interesa porque te interesa el videojuego, dicta la teoría, cuando en realidad jugar y ver jugar son dos prácticas totalmente distintas. Pero también hay una notable falta de tracción por parte de los medios centrados en el eSport: hice una pequeña encuesta a través de Twitter preguntando si la gente se informaba sobre los eSports a través de la prensa especializada y, de 726 personas que respondieron, sólo 180 lo hacían. El resto o bien veían directamente los juegos o sacaban sus fuentes de foros y redes sociales. Una aclaración rápida: la muestra no sólo es minúscula, sino que también es parte de una audiencia específica, así que su validez es cuestionable, pero allá donde miro veo muy pocas referencias a periodistas y prensa e incluso los canales de medios como The Daily Dot se esfuerzan por superar las 2.000 visitas por vídeo. Aunque de nuevo, excepciones.

 

La presencia de una prensa activa es muy importante para los que queremos entrar realmente en el mundo del videojuego competitivo. Es importante saber qué movimientos hay de un equipo a otro, qué competiciones son las más importantes, cuál es la historia de rivalidades entre distintos jugadores, en qué se especializa cada uno. A cada partido de fútbol aparecen varios artículos con declaraciones de entrenadores y jugadores sobre qué ha ocurrido, qué se puede hacer, cómo ha rendido el equipo, si podrán llegar a tal o cual copa, pero ese hábito aún no está plenamente implantado en el eSport. Se comentan los traspasos, sí, pero no hay una costumbre de salir a entrevistar al jugador tras cada partida o de que los equipos salgan a dar su opinión tras una serie de malas jugadas. También falta un mayor cuerpo de periodistas dispuestos a compartir su opinión, y la única voz que oigo es la de un youtuber: Thooorin. Irónicamente la prensa del eSport tiene lo opuesto a la máquina peligrosamente calculada del videojuego generalista, y este extremo causa una desinformación incluso mayor.

 

 

 

Ante esta falta de datos, entrar en un juego específico se hace muy difícil. Yo he tenido suerte con Super Smash Bros. Melee y tengo el maravilloso vídeo de Innuendo Studios, que expone varios conceptos y convenciones del juego competitivo, pero con Heroes of the Storm no tengo esa misma suerte. He intentado seguir las finales de League of Legends y cuesta quedarse con las jugadas más sutiles, la estrategia. Tengo que aprender por fuerza bruta, entrando en foros, leyendo wikis, jugando hasta quedarme con todos los nombres y términos. Esa es una barrera intimidante para cualquiera que pretenda acercarse al mundo del videojuego competitivo, y aunque algunos periodistas, como nuestra propia Kysucuac, intentan introducirnos a este universo tan particular, sigue siendo una minúscula fracción expuesta en una página que ni siquiera se dedica a eso. Nosotros no nos centramos en los eSports, ni GamesIndustry International, ni The Guardian, pero sostenemos esa antorcha porque ahora mismo da la impresión de que, si nadie más lo intenta, quizá esto no avance.

 

El eSport necesita definir su propio espacio y separarse del videojuego si no quiere convertirse en un fenómeno pasajero en primer lugar y en un espectáculo de nicho en segundo. Siento una extraña obligación a interesarme por los eSports ya que se supone que soy periodista de videojuegos, pero al mismo tiempo mi cabeza me dice que esto no es necesario, que no es mi terreno. Sigo preguntándome qué juegos debería seguir, si es que en primer lugar debería seguir más de un título para enterarme de algo. Quiero seguir con Super Smash Bros. Melee porque es una saga que conozco y aprecio, pero ¿cuánto se mueve esa escena? ¿Cuánta gente la sigue? ¿Con cuántos puedo hablar sobre la última jugada de Leffen? Entonces lo más evidente sería saltar a League of Legends, que es el rey del mambo en estos días, pero no es una obra a la que juegue. Yo juego a Heroes of the Storm y todavía estoy empezando a comprenderlo. Se necesitan decenas de horas a League of Legends para conocer a todos los personajes, sus defectos y fuerzas, cómo se juegan bien y mal, la importancia de las distintas calles, cómo maniobran los equipos, cómo funciona el metajuego. No puedo saltar y ver una partida; así no voy a enterarme de prácticamente nada ¿merece la pena ese sacrificio sólo para poder hablar de este juego con alguien? Y si no tengo a nadie con quien compartir mi afición, entonces ¿para qué estoy siguiendo este eSport? ¿Por motivos periodísticos? ¿Por forzarme a hacer algo?

 

Estos son sólo los primeros pasos. Aún hay tiempo para descubrir y profundizar. Quizá con el tiempo mire a este artículo y piense que era joven e idiota y por eso no me enteraba de nada. Pero aquí y ahora, veo la escena del eSport, de cualquier eSport, y veo caos. Un hobby en el que es difícil entrar y que tiene una infraestructura todavía desorganizada. Uno que merece la pena, desde luego, pero me pregunto cuánto tiempo pasará hasta que realmente sea capaz de apreciar lo que está ocurriendo, por cuántos filtros y páginas y blogs tendré que moverme para enterarme de una parte de lo que está ocurriendo ahora mismo. Sobre todo me pregunto si esto servirá para algo, si aguantará. Si no desistiré una tercera vez. Tras toda una vida como un otaku, hace cosa de un año y medio me decidí a entrar en el universo del cómic occidental. Es un medio enorme, lleno de autores y estilos muy particulares, pero el vértigo que siento ahora con el eSport no existía entonces. Tenía guías, había oído ciertos nombres a lo largo de mi vida, mis amigos leían cómics. Había una senda por la que empezar, y esa senda estaba muy clara. El eSport, cualquiera de ellos, necesita esa misma senda si quiere abrirse a un público mayor.


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