La retrocompatibilidad es para perdedores

Hace mucho tiempo, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, tuve la suerte de recibir un estupendo regalo gracias a mis notas: Una PlayStation 3. Además, la fortuna me sonrió y me llevé una de las primeras del mercado, lo que la hacía más gorda, más tocha, más grande, pero también con más capacidad y lo más importante: retrocompatibilidad. Poder jugar los títulos de PlayStation 2 en aquella nueva y flamante maravilla me dejó un claro pensamiento: la retrocompatibilidad es una de las mejores cosas que se han inventado en la historia de la tecnología. Sin embargo, a Sony no le gusta estar de acuerdo conmigo y piensa que PlaySation 4 está bien como está.

 

Retrocompatibilidad por aquí, retrocompatibilidad por allá... No es una palabra fácil de pronunciar y a veces resulta digna de un trabalenguas, pero lo cierto es que algunos la tenemos todo el día en la boca. Sony, en cambio, no, y procura huir de ella todo lo que puede. Su señor presidente, Shuehi Yoshida, negaba en rotundo vía Twitter toda posibilidad de que PS4 fuera retrocompatible, rompiendo todos nuestros sueños e ilusiones como si de un Grinch poco cómico se tratara.

 

Así es, queridos amigos de Mundogamers. Nos quedamos sin retrocompatibilidad en PlayStation 4. Algo que para mí significa más años sin la consola, pues todavía tengo pendientes muchos títulos de su antecesora. Sí, habrá clásicos de anteriores generaciones, pero únicamente en formato digital y pagando. Un verdadero fastidio para todos aquellos que ya compraron el juego en PSOne, PlayStation 2 o PS3. Sony, ¿de verdad me estás diciendo que no hay ninguna forma de poder jugar mis juegos en mi nueva consola, más allá de comprándolos de nuevo? Y pensar que me caías bien...

 

Que sí, que al César lo que es del César. PlayStation 4 está hecha para los juegos de PlayStation 4, pero sigo pensando que no cuesta nada hacerla retrocompatible, sino todo lo contrario. ¡La de beneficios que traería a Sony el convertir ese sueño en realidad! Porque serían muchos los usuarios de anteriores consolas que se pasarían sin dudarlo. Y, leñe, que las madres ya empiezan a quejarse de tanto bulto por casa. Por no hablar del coñazo que debe ser ir cambiando de consola para según qué juego se quiere jugar.

 

Todo es marketing, todo es números, economía, beneficio, dineros, empresas... Luego nos venís con el eslogan de los huevos: De gamers para gamers; para ti; para tu prima; para vosotros, jugadores... En fin, que mucho cuento, pero al final lo que cuenta es que si Sony piensa que no le sale rentable, no lo hace. Y se acabó, no hay más que hablar. Y ya puedes reunir un gritón de firmas en Change.org, que no va a servir para absolutamente nada.

 

Para nosotros, es una pena. Es una pena, por un lado, porque los que hemos vivido las primeras generaciones tendremos que volver a gastarnos el dinero o jugar nuestros juegos en las consolas anteriores. Por otro, también es una pena por la nueva generación, y no me refiero a la consola, sino a los niños y chavales cuya primera consola más allá de un ordenador va a ser PlayStation 4 y no van a poder disfrutar de los clásicos de la misma manera. No porque la copia digital vaya a ser diferente a la original, sino porque no contarán con la posibilidad de que alguien les preste un juego. En fin, tendremos que seguir soñando. La retrocompatibilidad es para perdedores. Y aquí, perdemos todos. Menos Sony. O eso se piensan.

 

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