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La próxima generación y el derecho a ser retrocompatibles

Cuestión de negocios
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Blake Jorgensen, CEO de Electronic Arts, ha estado hablando en el en el Goldman Sachs Technology and Internet Conference de San Francisco en términos de estimaciones de lo que será la situación financiera de las compañías de cara a la próxima generación, donde cree que el próximo año el usuario seguirá apostado fuertemente por Xbox 360 y PlayStation 3. Su teoría se sujeta en base a los aficionados a los videojuegos deportivos, que se reservarán el pegar el salto ante la idea de no poder continuar con sus datos de historial y, sobre todo, por no poder jugar ante un grueso de usuarios que seguirán anclados en la anterior generación. Teorías en torno a los números, pero que, al fin y al cabo, hay matices cuanto menos inquietantes a extraer de su conferencia:

 

Es importante recordar que es muy probable la próxima generación de consolas no sea retrocompatible"

 

Ante una frase así, para mí pasa a ser absolutamente secundario el resto de conjeturas de Jorgensen alrededor alrededor de los juegos deportivos de Electronic Arts. El mero hecho de pensar en unas máquinas que por defecto evitarán reproducir el catálogo de su predecesora es algo que va más allá de ser un detalle pernicioso para los usuarios; lo considero todo un atentado a la fidelidad hacia una compañía y su legado. Pero por otra parte, y siendo objetivos con la realidad, es fácil percibir que el asunto de la retrocompatibilidad ha dejado de ser un tema a considerar por los fabricantes de hardware, y más desde que esa misma ausencia se puede traducir fácilmente en un beneficio económico a corto plazo.

 

Me explico: la retrocompatibilidad será un activo a tener en cuenta siempre que exista negocio de por medio. Se ha demostrado que es muchísimo más productivo el eliminar esta posibilidad de un plumazo en lo que a las máquinas se refiere y conferir al cliente la oportunidad de hacerse con los juegos clásicos a través de las distintas vías dispuestas para ello. Remasterizaciones en alta definición, emulaciones de los clásicos tal cual, compilados de éxitos... de una manera u otra, el jugón termina pasando por caja para volver a poder disfrutar de juegos que ya posee, todo sea por la particular circunstancia de ejecutarlos en las actuales máquinas.

 

ps2classics

 

Claro está que de cara al usuario estamos ante una injusticia supina. Todavía me sorprendo por lo poco que le cayó a Sony cuando eliminó de un plumazo la retrocompatibilidad de PlayStation 3 con una serie de excusas que no se cree nadie, justo cuando esta función jamás se había visto tan bien implementada en otra máquina. Me considero un afortunado poseedor de aquel primer modelo de PS3... y cruzo los dedos para que no se me vaya al otro barrio. Pero es que no exagero un ápice si os digo que uso esta consola de igual manera para jugar a mis clásicos favoritos de PlayStation 2 que para trastear con sus correspondientes novedades.

 

Y ojo al dato: PlayStation 3 resolvía la compatibilidad de los programas de PS2 con una soltura que ya la quisiera para sí el problemático -pero existente, al fin y al cabo- soporte de Xbox 360 de cara a los títulos de la vieja Xbox. El reescalado a la alta definición y el afinamiento de los gráficos en general hacía que determinadas obras parecieran verdaderamente de otra generación. Como buen vicioso de los matamarcianos que soy, recurro una y otra vez a mi venerado Gradius V... y creedme, en PlayStation 3 luce de tal manera que parece absolutamente un juego creado pensando en esta máquina, superando incluso con holgura a otros shmup propios del sistema.

 

De esta guisa luce el Gradius V de PlayStation 2 en una PS3 retrocompatible... ¿qué os parece?

La cosa es que, como si de nuestros políticos se tratara, las grandes marcas solo piensan en hacer caja a costa de exprimir más y más al cliente. Yo me horrorizo cuando hago cuentas y compruebo las veces que le he pagado a Nintendo por un Super Mario Bros; y no, no hablo de versiones o secuelas: estoy refiriéndome al clásico y original Super Mario Bros de 1985. En NES, en las recopilaciones de Super Nintendo, en Gameboy Color, en Gameboy Advance, en la tienda virtual de Wii... ¿Es esa la idea que barajan Sony y Microsoft? No me extrañaría un ápice, y a los hechos me remito.

 

Se entiende con todo esto que se vaya diciendo con visos de certeza que perderemos nuevamente todo esto de la retrocompatibilidad en las próximas consolas. De cumplirse, otro detalle más para sumar a la oscura circunstancia de que en Wii U no podamos ejecutar el software de Game Cube, por poner un ejemplo también reciente. Y para más inri, y haciendo caso de los rumores, si a esto le unimos la cosa de no poder ejecutar videojuegos de segunda mano o prestados pues, qué queréis que os diga: tengo motivos de sobra para pensar que las empresas responsables de las videoconsolas, más allá de mimarnos un poquito, solo piensan en el dinero que podamos soltar de nuestros bolsillos. Es mas, creo que tenemos derecho a gozar de la retrocompatibilidad en nuestras máquinas, y que Sony, Microsoft, Nintendo y Rita la cantaora deberían tener la obligación de cumplir con ello.


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