La primera temporada de Hitman sabe despedirse
Han hecho falta ocho meses para que la retrasada campaña de Hitman -iba a salir entera en diciembre de 2015- llegue a nuestras plataformas. Lo que al principio fue visto como una maniobra extraña de Square Enix, porque Hitman no es Life is Strange, a la larga se ha ido ratificando como un acierto. Al agente 47 le ha sentado bien saltar al formato episódico y, a falta de escribir el análisis de la temporada al completo, las sensaciones son positivas.
El sexto y último episodio de la primera temporada nos ha llevado a las tierras de Hokkaido. En IO Interactive han dado en el clavo con la localización, un centro clínico clandestino para gente adinerada escondido en las montañas de la isla japonesa. En él vemos una curiosa convergencia entre la alta tecnología (pases de seguridad incorporados en microchips en nuestra ropa -una maniobra inteligente para no romper con las mecánicas del juego-, medicina avanzada e inteligencias artificiales) y el oriente más tradicional con sus baños calientes, sus salas de yoga y su spa.
El resultado es uno de los mapas más variados de todo el juego. Hokkaido te reta ante las zonas con los niveles más altos de seguridad y con las capas de acceso más herméticas, mientras que a la vez te permite pasear con cierta tranquilidad por buena parte del escenario; te hospedas en el recinto, es la primera vez que empiezas desde dentro. Aun así no nos deshacemos de la vertiente cómica, presente en cada capítulo, y sigue habiendo espacio para las muertes que te hacen esbozar una sonrisa.
Haciendo balance global, la primera temporada de Hitman ha sumado más puntos que fallos. Desde Sapienza, uno de los mapas más apreciados por la comunidad, se ha dicho que el juego ha ido con subidas y bajadas de distinto desnivel. Coincido con que Bangkok, el lujoso hotel del cuarto episodio, da cierta sensación de déjà vu con respecto al primer capítulo de París, y vuelve a un entorno cerrado tras pasear por las calles agobiantes de Marrakesh. Colorado me gustó, por su cambio de tono, aunque creo que los dos mejores escenarios están en el capítulo 3 y el recién estrenado.
Otro de los puntos fuertes a la par que discutidos de esta primera temporada han sido los objetivos escurridizos. Si no los conocéis, son blancos de un solo intento que están disponibles durante 48 horas. Han ido saliendo de uno en uno y siempre dejando cierto margen para que los jugadores conozcan el escenario y dispongan de suficiente maestría (las recompensas que desbloquean ventajas estratégicas en el mapa) como para no fallar. He sido de los que ha dejado escapar a unos cuantos porque simplemente ni me enteré de su anuncio; también he fallado alguna ocasión y da bastante rabia. Pero ahí está la gracia, supongo.
Todavía tengo que acabar con el último miembro de los seis de Sarajevo, el de Hokkaido, y repasar las misiones de intensificación del nuevo mapa. En caliente, mi opinión de la primera temporada se resume en un sorprendente acierto con el formato episódico, un motor gráfico que ha dado sus problemas y en unos mapas de calidad irregular pero de media notable. Me da un poco de miedo hasta dónde se va a querer extender el chicle, porque la trama de la primera temporada apenas asienta el contexto y con más de dos se empezaría a notar el desgaste. No descarto el anuncio de una tercera temporada, pero espero que no ocurra. La clave de Hitman está en la repetición, no en lo repetitivo.
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