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La música en los videojuegos de antaño

Machacando código
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Había un tiempo en el que las melodías de los videojuegos se hacían de una manera muy distinta a las de los lanzamientos de hoy día. En la actualidad, lo más normal es contratar a la orquesta de turno para que la partitura sea interpretada con una grandiosidad comparable a las bandas sonoras de Hollywood, siendo prácticamente una constante que se repite en la inmensa mayoría de los lanzamientos. Así, músicas como las de Castlevania Lord of Shadows, la serie Assassin’s Creed o cualquiera de los shooters genéricos que pueblan el mercado embellecen su contenido con fanfarrias y soniquetes magníficamente interpretados por auténticos profesionales de la música.

 

 

Sin embargo, antaño la cosa se realizaba machacando código o componiendo sobre rudimentarios programas que trataban de sacarle jugo a los limitados chips de sonido de entonces. Claro está que cada nueva generación avanzaba sobremanera en este sentido, pero no es menos cierto que la pobreza tecnológica explotaba más si cabe la creatividad de los artesanos músicos de décadas pasadas. Con la idea de guiaros por un pequeño y sonoro paseo a través del tiempo, comienzo enseñándoos qué tal sonaba la vieja Atari 2600, que emitía sus músicas a través del chip TIA, rudimentario en su labor sonora y revolucionario por también integrar en una sola pieza las labores de display de la máquina y el reconocimiento de los mandos. Activision sabía exprimirlo con propiedad, y para muestra, un botón… Pitfall 2:

 

 

Uno de los más amplios ejemplos de creatividad musical lo podemos encontrar en toda la obra desarrollada para el chip de General Instrument AY-3-8910, utilizado por multitud de sistemas allá por los ochenta, como Intellivision, MSX, Amstrad CPC, Spectrum (no los de 48K, por supuesto) o Atari ST... incluso una sound-card para el Apple II, la Mockingboard, la llevaba en sus tripas. Con sus tres canales de sonido (y uno de ruido) grandes músicos como Ben Daglish, Jonathan Dunn o los españoles José Antonio Martín, Alberto González y César Astudillo “Gominolas” demostraron con su habilidad lo mucho que se podía hacer con tan pocos medios. Un maravilloso ejemplo lo pone J. Dave Rogers con el Deliverance de Spectrum y Amstrad CPC:

 

 

Sin embargo, el Commodore 64 era la excepción a la regla, olvidándose de la pieza de General Instrument para incorporar el chip SID (Sound Interface Device) de MOS Technology. Se traba en sí de un sintetizador que proveía un control absoluto de la frecuencia, el contenido armónico y el volumen, y a pesar de su rudimentario funcionamiento, se podía conseguir con el auténticas virguerías. Muchos fueron los músicos que aquí destacaron, como Rob Hubbard, Chris Huelsbeck o Martin Galway, convirtiéndose en auténticas leyendas de la batuta computerizada. Para exponeros lo bien que sonaba el viejo C64 os pondré una melodía que considero absolutamente redonda; pertenece al juego Stormlord, y es obra del también grandísimo Jeroen Tel:

 

 

Curiosamente, de estos maravillosos ordenadores de ocho bits había algún magnífico ejemplo de "superación", como es en los MSX, donde a algunas compañías finalmente se les quedaba corto el PSG de la computadora y tiraban de añadidos extras a la usanza del chip SCC de Konami (que sumaba cinco canales totalmente programables a los tres del AY-3-8910) o el cartucho FM-PAC de Panasonic (que proveía de un buen puñado de canales FM). De este último caso, os colocaré una sensacional muestra por parte de este juegazo que es el RPG XAK, por parte de Ryuji Sasai y Tadahiro Nitta:

 

 

Para terminar esta cita de hoy (perfectamente extensible a futuras entregas), vamos a pegar el salto a los dieciséis bits, contemplando al Commodore Amiga como la verdadera evolución musical que pocos encontraron en su rival Atari ST (salvo que le sacaran rendimiento a sus funcionalidades MIDI). El chip de sonido Paula, con cuatro canales estéreo absolutamente programables a través de samples hicieron del Amiga un monstruo en este sentido, con bandas sonoras a todas luces memorables capaces de merendarse a las portentosas máquinas recreativas del momento. Podría poneros mil maravillosos ejemplos, pero he decidido regalaros los oídos con la mágica pieza que servía de introducción de The Lord of the Rings de Silicon & Sypnase... la antigua Blizzard:

 

 

Y por hoy nada más. Si os ha parecido interesante, podemos continuar con esto pequeño y sonoro repaso por las viejas "orquestas" de las máquinas de antaño. A modo de entremés, os dejo aquí un divertidísimo vídeo en el que se comparan todas las versiones de ese mito lúdico llamado Shadow of the Beast, donde se pueden contemplar igualmente las disparidades sonoras de cada hardware (aunque las versiones FM Towns y PC Engine hacen uso de música CD). ¡Disfrutad!

 


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