1. Mundogamers
  2. Noticias

La maldición de las rémoras, estadistas al mando de la creación

Cuando el arte se rinde a intereses económicos por descubrir
Por Rafa del Río

La semana pasada, Yusuf Mehdi, jefe de marketing y estrategia de Xbox One, explicaba -o mareaba la perdiz con el tema- los motivos por los que PS4, la consola de su competencia más directa, estaba vendiendo más que ellos. Si tenéis un rato leed la entrevista: No tiene desperdicio y entenderéis por qué me cabrean tanto estos tíos cuando hablan de sus máquinas con frases como que 'Xbox Live Gold es la suscripción que marca los estándares a otras compañías'.

 

Pero no voy a entrar en modo hater... Aún. Mehdi acusaba la diferencia de ventas las ventas de Sony -con 8 millones vendidas- y One -con 5 millones distribuidos, que no vendidos- y le echaba las culpas a la diferencia de mercados en los que se están abriendo camino, la renuencia de los usuarios de 360 a dar el paso a la next gen y la diferencia de precio por Kinect.

 

Yusuf Mehdi

Yusuf Mehdi. Seguramente esté diciendo 'Television'.

 

En el primer caso, efectivamente Sony está vendiendo su PS4 en más de 40 mercados mientras que Microsoft se ha limitado a 13. La pregunta es ¿Por qué? La respuesta de Microsoft fue bastante vaga, aludiendo a  problemas de localización y acuerdos con determinadas aplicaciones que corresponden a su fallo de planificación. ¿Resultado? En Septiembre se abrirán a 26 nuevos mercados y veremos si realmente aumentan las ventas.

 

Respecto a todo eso de que los usuarios de 360 se niegan a dar el paso a la next gen y que cuando lo hagan lo harán obviamente a One, me parece un poco más que discutible. Así como la afirmación de que 360 superaba tecnológicamente a PS3, lo que parece olvidar cosas como el BluRay y la estabilidad del sistema. Pero no nos liemos...

 

Finalmente, señalar que parte de la diferencia de ventas se debe al mayor precio que tenía por culpa del acesorio 'superimportante' de Kinect es de juzgado de guardia y demuestra que alguien, Yusuf, ha hecho su trabajo como el culo. Para colmo asegura que sacar la consola con Kinect desde el principio no fue un error, sino un acierto, y que sí ahora la suprimen del pack es porque 'han escuchado a los usuarios' y 'ha llegado el momento de darle más opciones'. O lo que es lo mismo, los que ya la han comprado que se aguanten, ya han hecho gasto. Ahora intentamos venderla al resto y aquí paz y después gloria. 

 

Se me ocurren mil argumentos para contestar a este nuevo iluminati de la empresa de los de Redmond -básicamente todo se reduce a que se ha lucido como jefe de marketing y estrategia-, pero prefiero hablar de otra cosa, la que le da título a éste artículo, y que no es otra que...

 

La maldición de las rémoras -podéis ponerle música de peli de miedo si os hace-.

Hace poco hablé de que sería interesante crear una comunidad que diera ideas a los estudios independientes para desarrollar sus juegos. Uno de vosotros -sí, tú, BigBoss, no mires para otro lado-, me acusó de querer comprar al sistema, apuntando a que los indies que se rindieran a las ideas de otros estarían traicionando su arte personal y creando productos sin alma -con otras palabras, eso sí-. Al hablar de Rare el otro día me dí cuenta de que no le faltaba razón al amigo. Lamentablemente, en ocasiones es así como funciona la industria del videojuego AAA... Sólo que peor.  

 

tiburon

Desarrollador experto en Quests en pleno proceso de creación.

 

Un ex miembro de Rare hablaba de cómo Microsoft, tras asegurar que no se inmiscuiría en el desarrollo, terminó enviando a sus ejecutivos y entendidillos de mercado a rwalizar preguntas banales y 'controlar la producción'. Cryteck se zampó a Free Radical para terminar haciendo con sus juegos 'lo que el mundo quería ver', y no me habléis de Origin, que me pongo enfermo.

 

Parece absurdo, lo he dicho mil veces, pero no entiendo la política que lleva a una compañía a comprar un estudio que desarrolla juegos que funcionan y aportar las geniales ideas de estadistas, economistas, jefes de marketing y demás trajeados para convertir sus secuelas en productos enlatados de todo a cien en el que lo único que perdura son los caretos de toda una saga. Es a esto a lo que me refiero con el término de rémoras, a la tribu de ejecutivos empeñados en convencernos de lo que queremos y necesitamos, a los trajeados sin arte ni corazón que consideran que un máster en finanzas les da derecho a saber qué nos hace felices. A las corbatas y los trajes de Prada que se pasean por los pasillos como dueños de una industria que ni entienden ni disfrutan, pero cuyos números creen que se pueden controlar a golpe de título universitario en Harvard.  

 

Es curioso, pero una de las primeras cosas que aprendí como diseñador gráfico fue a convencer al cliente ególatra que todas mis ideas eran, en realidad, suyas. Ya que todo tu arte, todos tus estudios y todos tus años de experiencia no son nada al lado de la gilipollez que se le acaba de ocurrir de camino a la reunión al cliente iluminati de turno. Algo parecido parece estar pasando en la industria del videojuego.

 

protocolo empresarial

¿Videojuegos? ¿Cuándo? El gym no nos deja tiempo...

 

Hubo un tiempo en el que los programadores se distribuían a sí mismos, y el actual mercado indie parece estar demostrando que en ocasiones lo único que hace falta para conectar con el público es algo tan simple como una obra que merece la pena. Y eso está bien, porque yo estoy harto de CEOs que no han pillado un mando hasta que no han entrado en la empresa, de distribuidores que hasta hace dos dias eran dueños de una agencia de viajes y de ejecutivos descendientes de esos yupies ochenteros que no acaban de comprender que todo esto es una labor de creación, artística para algunos, y que cuando tratas de aplicarle la aritmética de la finanza lo único que consigues es convertir un Velázquez en un logotipo empresarial. 

 

¡Nos leemos!


<< Anterior Siguiente >>