La innecesaria jugabilidad de Beyond
Acepté desde el comienzo lo que es Beyond, pero me rompe la experiencia ver algunos momentos del juego en el que se ha metido momentos jugables de lo más pobre y poco inspirados. La mecánica de infiltración de algunos puntos o los largos paseos que no llevan a ninguna parte me nublan la opinión que tengo hacia Quantic Dream y su trabajo, y conociendo el estudio y viendo cómo han trabajado en otros títulos de similar índole, parece indiscutible que presión han debido de tener por parte de alguien para acabar añadiendo algo que no encaja para nada en su filosofía.
A falta de acabarme los últimos capítulos, además, algunos episodios parecen añadidos a una historia en la que podría haberse encajado de cualquier manera dentro de la vida de nuestra protagonista. No sé qué planes tienen en la firma a la hora de liberar contenido por descarga en los próximos meses, pero viendo la facilidad de la chica a la hora de sacar partido a sus habilidades en casi todos los campos imaginables, cualquier cosa puede ocurrir. La forma de contar la historia, además, ayuda a que eso suceda, y me pregunto si realmente acabará beneficiando cuando lo termine.
En cierta medida me recuerda a La vida de Pi, una película que disfruté mucho el año pasado. No entendí lo que estaban explicando ni veía más allá que una mera historia de un náufrago con una tripulación de lo más exótica, pero la cinta esconde en sus últimos minutos un alegato que hace magia y convierte al film en algo sencillamente mágico e irrepetible. ¿Ocurrirá eso mismo con Beyond? Según avanza el tiempo cada vez lo tengo menos claro, pero espero fervientemente equivocarme.
Volviendo al asunto principal: el modus operandi de Quantic. ¿Se trata de jugar? El debate sobre la parte lúdica de una experiencia tan cerrada como la de Beyond está ayudando a florecer a muchos teóricos de baratillo que andan compartiendo teorías de lo más estupendas sin haber puesto una mano en Beyond, Heavy Rain o Farenheit, por lo que su valor, como poco, es discutible. El recurso escogido, normalmente, reside en que el juego podría ser visto en YouTube y sería prácticamente la misma experiencia. Craso error.
Jugar no es únicamente un acto en el que disparas, saltas o te mueves, tomar decisiones o una propia charla también puede ser un juego. Sé que mi experiencia en Beyond, mi Jodie, mis actos y mis acontecimientos desarrollados por Aiden han sido únicos en mi partida, y que nada podría imitarla por un Juan Lanas anónimo del YouTube. Escuchas y ves, pero en la experiencia de Quantic el juego no es tradicional, pero reside dentro del propio ser de un acontecimiento cotidiano como es “el jugar”.
Por no hablar que no sé quién es más juego, si Jodie o Aiden, pero eso sería un asunto interesante para tratar en otro momento. ¿Quién es el protagonista? Y sobre todo, ¿quién es el jugador? Beyond, a pesar de esos momentos metidos con calzador por un designio divino proveniente, muy seguramente, de la propia Sony, ha dispuesto de momentos que me han parecido memorables dentro de mi PlayStation 3. Y me parece que pocos sabrán emularlos. Con juego, con vídeo o con lo que sea, pero no lo harán. Te invito a que los descubras a los mandos del juego: no te arrepentirás.
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