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La industria móvil parece estar madurando

Snakebird, Mini Metro y Reigns son prueba de ello
Por Julián Plaza

Que los smartphone han venido a comerse a la industria de las portátiles es un argumento cada vez más difícil de rebatir. Ahí está Nintendo, que viéndolas venir ha apostado por el ‘todo en uno’ con un sistema que aunará lo mejor de cada casa: la potencia y ergonomía de las consolas junto con la posibilidad de salir de casa y seguir jugando de 3DS. Una máquina, por cierto, que podría ser la última gran portátil capaz de vender más de sesenta millones de unidades y que sigue con exclusividades en 2017 precisamente por ello.

 

Pero el caso es que cada vez hay que sumergirse menos en esa avalancha de aplicaciones con compras integradas dependientes del ‘whale consumer’ para encontrar videojuegos, con todas sus letras. Son títulos dispuestos a decir la suya y que merecen el mismo trato que el dado a los grandes hits consoleros, porque encontrarlos en el top 10 del año es perfectamente justificable. Los tiempos en los que seguir recurriendo a Monument Valley y Super Hexagon para hablar de grandes juegos para móviles quedan cada vez más lejos.


reigns

Esa pequeña maravilla llamada Reigns

 

Este año ha sido especialmente bueno para esta rama de nuestro medio, con multitud de videojuegos -tanto exclusivos como multiplataforma- que han llegado a iOS y Android dejando huella, consiguiendo que por primera vez en años tenga varias alternativas a esa partida de Hearthstone que mata los tiempos muertos. Me estrené en esta casa (parece que fue ayer, madre mía) hablando del camino que debería tomar Nintendo una vez se asiente en este nuevo ecosistema, y 2016 me ha demostrado que será mejor que se dé prisa si no quiere ir al remolque de otros.

 

Hablemos de Mini Metro, por ejemplo. Se trata de un juego con sesiones no superiores a los diez minutos -a no ser que seas muy bueno- en los que te conviertes en el principal responsable de una red de metro en constante crecimiento. De ti depende dónde colocar cada línea, su extensión y las paradas que realiza. Lo que al principio parece un videojuego que apuesta por la tranquilidad y el placer de ir organizando un sistema interconectado poco a poco termina convirtiéndose en un magnífico reto en sus niveles más avanzados. Sus sesiones son cortas, la mejor manera de controlarlo es mediante una pantalla táctil y satisface a varios tipos de jugadores. Cumple con el manual de estilo.


El dios del subsuelo

 

Os podría hablar de la versión de iOS para Severed, del endiablado Snakebird o de esa locura llamada Really Bad Chess donde en cada partida el número de piezas del ajedrez de cada tipo es aleatorio. Todos pasan por el mismo filtro de calidad de Mini Metro. La industria del videojuego para móviles empieza a tener una cara que va más allá de los relanzamientos -de viejas franquicias como Final Fantasy, Dragon Quest o The King of Fighters pero también de obras actuales multiplataforma como The Banner Saga 2- y las apps para un público alejado de las consolas. Espero que la llegada de Nintendo remueva las aguas, que además de Pokémon GO y Super Mario Run la compañía se sume a la filosofía de los mencionados y dé con algo verdaderamente genuino. Lo mejor es que ya es un sector con mucha calidad sin la gran N, así que todo lo que esté por venir no pueden ser más que cosas buenas.

 


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