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La imaginación y el terror vuelven con The Last Door

Miedo en pixel art
Por José Manuel Fernández "Spidey"

The Last Door es una experiencia que a buen seguro encandilará a los amantes de las clásicas aventuras gráficas. Terror al viejo estilo y una jugabilidad que nos devolverá a los buenos tiempos de LucasArts y Sierra son los principales ingredientes del último trabajo de The Game Kitchen, un estudio que moviéndose entre Sevilla y el Reino Unido tratan de apostar siempre por un factor de creatividad que brilla con luz propia ante lo manido del software de entretenimiento actual.

 

Aparte de realizar títulos enfocados en el advergaming, The Game Kitchen es conocida por su trabajo en la accesibilidad de los videojuegos, estudiando de mil maneras el que determinados colectivos puedan tener la posibilidad de disfrutar del ocio electrónico. ¿Los términos? El disfrute puro y duro o, más importante, el uso de los juegos como terapia. Como ellos mismos dicen, da un poco de vergüenza el que los videojuegos, al contrario que otros medios como el cine o la televisión, no hayan terminado de buscar esa adaptación de cara a ser más accesibles.

 

Aquí el vídeo de la exitosa campaña de crowfunding de The Last Door. Ya se intuye el talento...

Pero el marco de circunstancia que arropa a The Last Door va por otro camino. Según nos cuenta Javier Mairena, programador de la compañía, la idea nació de Enrique Cabeza, artista en The Game Kitchen, que intentó recrear en un prototipo las sensaciones que se producen al leer una novela de terror. El experimento adopta como estilo gráfico un acentuado pixel art en pos de restarle información al canal visual, teniendo en la mira el que el usuario tenga más libre la imaginación. Aún así, no se puede negar lo atractivo que resulta a ojos vista el acertado diseño artístico de la aventura.

 

Para The Game Kitchen The Last Door es un proyecto muy importante. Tras tres años realizando videojuegos para todo tipo de plataformas, esta obra representa un paso en firme de cara a llevar la empresa hacia donde sus integrantes verdaderamente quieren, que no es otro punto que el de hacer juegos que apasionen por igual a usuarios como al equipo de desarrollo. De ahí surgió la idea de poner en marcha una campaña de crowfunding en Kickstarter que ha resultado ser todo un éxito, más por la recogida de opiniones de los jugadores que por lo recaudado económicamente hablando. Así han podido saber de primera mano que estaban trabajando en un título por el que ya había gente ilusionada por jugar, algo a todas luces impagable.

 

Sabor a clásico y una ambientación impecable, aún con sus pixelados gráficos.

Javier Mairena también nos cuenta que de ahí surge la idea de que The Last Door sea un juego por capítulos, pudiendo recoger durante cada entrega las opiniones de los jugadores, y así tenerlas en cuenta durante el desarrollo del siguiente episodio. Igualmente, esta fórmula episódica les permite financiar económicamente el proyecto, que como estudio de videojuegos de otra manera les sería poco menos que imposible.

 

A día de hoy The Game Kitchen está terminando de retocar el episodio que ya hay publicado, en vistas de llevar a cabo una actualización que pula algunos detalles que se quedaron pendientes. Pero la prioridad es ponerse a trabajar cuanto antes en el próximo capítulo, del que a buen seguro os entrarán unas ganas locas de catar después de haber saboreado las mieles de este genial The Last Door. En mi particular caso, ha logrado que la imaginación vuelva a mí en lo que a videojuegos se refiere... algo que dejo de pasarme en el momento en el que a Guybrush Trheepwood le pusieron voz.

 

The Last Door también ha servido para que Alejo, diseñador en The Game Kitchen, le pida matrimonio a su pareja.


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