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La gestión de fortalezas podría volver a encumbrar a Dragon Age

Housemarque se reinventa
Por Adrián Suárez Mouriño

BioWare ha confirmado que Dragon Age Inquisition contará con gestión de fortalezas, en un retorno a la idea que se presentó con la expansión de Origin Awakening. En la tercera entrega nuestro personaje se encontrará con varias fortalezas a lo largo y ancho del mundo, que tendrá que conquistar para luego reconstruir, mejorar con nuevas instalaciones y que podrá utilizar para gestionar recursos, como tropas, minerales o espías. Parece ser que la gestión se sustentará en la especialización de cada fortaleza, puesto que al construir una mina junto a la edificación incentivaremos el comercio y los ingresos, o al invertir en mejoras destinadas al desarrollo militar potenciaremos nuestras tropas, que además también podremos gestionar para defender nuestras conquistas. 

 

La idea parece haber caído bien a una comunidad de jugadores que añora los orígenes de la serie, pero todavía no contamos con los suficientes detalles como para vaticinar cómo se comportará dicha gestión. Sobre el papel la inclusión de gestión resulta especialmente atractiva: podría otorgar novedad a un título que seguramente beba más de su primera entrega que de la segunda, y si su funcionamiento se va a integrar correctamente y consigue apoyar a todas las características que hizo grande al primer título, como la acción, el sistema de lucha y el excelente tratamiento de los personajes que se dio en Origin, BioWare y EA volverán a meterse en el bolsillo a los jugadores de Dragon Age

 

Las mejoras influirán en el tipo de beneficios que se pueden obtener de las fortalezas.

 

Pero también conocemos casos en los que la gestión de fortalezas y guaridas han pasado sin pena ni gloria por videojuegos que solo pretendían añadir más contenido, sin preocuparse de cómo se integraría al grueso del producto. Si Drangon Age Inquisition cayera en el error de la gestión de la guarida del pirata Edward Kenway, cuya administración no aparece bien integrada ni necesaria para el avance del juego, entonces perdería una preciosa oportunidad de coronarse como una de las series más completas y atractivas de rol del mercado, además de arriesgarse a perder a unos jugadores deseosos de volver a experimentar el universo Dragon Age

 

Se trabaje bien o no, el nuevo aspecto de administración no puede ser una excusa para no cuidar la esencia de la serie, que ya se perdió en parte en Dragon Age II, sino un complemento perfecto a los atributos que debe retomar. La gestión no debería perjudicar a las mecánicas de combate, ni a los diálogos, pero tampoco aparecer en un segundo plano del que podamos prescindir. Por supuesto que habrá llevado, y todavía llevará, trabajo encontrar el equilibrio perfecto entre el juego clásico y la gestión, de forma que un modo necesite del otro para avanzar, y vicerversa, es por ello que estamos deseosos de probar Dragon Age Inquisition y perdonar aquél segundo título.


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