La furia por los videojuegos

La comunidad en torno a los videojuegos es bastante tóxica. No pasa nada por admitirlo y tampoco por darse cuenta de que todos tenemos un pequeño papel en hacer el mal que la plaga. Es verdad, aunque en general tratemos de manifestar una opinión de forma estándar, contagiarse de ese vinagre y esa mala leche que plaga a ciertos comentaristas de webs, blogs, foros o Twitter es muy fácil, sobre todo porque una salida de tono suele dar gustito y porque los retuits y las respuestas a él nos hacen sentir mejor.

Cuando esto lo hacen muchas personas, de forma diaria, a lo largo y ancho de Internet, en todos los idiomas conocidos, se produce una cantidad tal de mierda que es imposible salir de ella incluso si intentas caer lo mínimo en esa toxicidad. Porque es cierto que la mayoría de personas intentamos huir de esa ansiedad y ese odio intrínseco a cada mala noticia sobre el mundillo o a cada trailer malo o a cada anuncio de un pase de temporada y que la mayoría somos personas normales y solo hay unos pocos trolls que luego hacen mucho ruido.

Por desgracia, cada vez me parece más obvio que esa ansiedad es lo que empuja hacia delante a este mundillo y que parte de la culpa está en las webs, que no dejamos de poneros información nueva, positiva o negativa, porque es nuestro papel: informar, contar todo lo que podamos y darle un contexto al margen de que la noticia sea que un videojuego ha salvado al vida de una persona deprimida o que los ejecutivos de Warner solo piensan en el dinero y ya sabían que Batman Arkham Knight estaba roto en PC.

Informarse es necesario, pero las consecuencias de tener una comunidad tóxica y de la producción de noticias es que esa avalancha de odios nunca para. Mundogamers es una web bastante sana en comparación con lo que se ve en las secciones de comentarios y en los foros de otras que son más grandes, y os estoy personalmente muy agradecido por ello. El resto de la plantilla también, que me consta; pero de algún modo, todos los que escribimos y los que leéis la web sabéis muy bien de qué hablo.

Cada nuevo trailer de una cinemática insulsa que no muestra nada real, cada noticia sobre DLCs abusivos, cada rumor que no tiene ninguna base sólida; todo esto suma y sigue en la imparable bola de porquería que nos conduce a un compartamiento que, al final, solo nos daña a nosotros, que tenemos una barrera de escepticismo contra cualquier cosa que ocurre y que nos hace disfrutar menos nuestra forma de ocio favorita. Parece que la barrera entre amar y odias los videojuegos es tan fina como un pelo de gato.

¿Existe alguna forma de escapar a esto? Porque yo al menos no se la encuentro más allá de tener mucha fuerza de voluntad y de intentar verle el lado positivo a todo. Y cuando no se lo veo, casi prefiero olvidarlo y condenarlo al silencio que ponerme como una furia y escribir algo horrible por aquí o por Twitter o por otro canal. Realmente, deberíamos replantearnos cómo llevamos nuestro estado de ánimo a los lugares donde disfrutamos de los videojuegos, porque entre multijugadores llenos de gente que defenestra a mi madre y foros de muchachos furiosos con todo no sé a dónde vamos a ir a parar...

Obviamente, sé que esto que identifico con los videojuegos es común en muchas otras áreas de Internet, por no decir todas; pero solo en nuestro mundillos se han generado movimientos fracticidas en torno al GamerGate, el feminismo y otros temas sobre los que se intenta hablar. Por eso, yo ya no sé si esto es un problema solo social o social y al que se suman problemas propios de las comunidades de videojuegos.