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La explicación al final de Xenoblade Chronicles 2 que estabas buscando

¿Por qué pasa ESO en ESE momento?
Por Adrián Suárez Mouriño

Aviso: Spoilers del final de Xenoblade Chronicles 2

 

Xenoblade Chronicles 2 es un videojuego con una narración particular. Al principio, el mundo de juego solo es un trasfondo y lo que importa es la relación entre una chica con un sueño y un chico. A medida que vamos jugando, esto deja de importar tanto y el juego se centra en explicar la concepción de Alrest, de sus criaturas, de sus Blades y de los Titanes. De hecho, hay un ecuador en el videojuego en el que me pregunté muchas veces: 'espera, ¿por qué sigue siendo tan importante viajar al Elíseo?'

 

Este cambio de chip logra que el mundo de juego, el pasado de sus personajes y cada Blade que recolectamos cobre interés y coherencia. Es como si al llegar a Morytha el videojuego te empujara ya al endgame, a cumplir con las misiones de cada uno de tus Blades y a volver a recorrer Alrest buscando nuevas tramas sobre este sitio, matando a los enemigos únicos que lo pueblan y, también, haciendo que tenga más sentido querer hablar con cada uno de sus habitantes.

 

Pero hacerlo así, tiene un problema: se descuida la relación con la que partimos al comenzar a jugar, la de Rex y Pyra. No contento con esto, Xenoblade Chronicles 2 insiste en quitarle más y más peso a esta pareja. Primero dividiéndola en Pyra y Mythra y luego en un tercer personaje de pelo verde al que no se le da ni nombre propio.

 

Al final, este, al que yo decidí llamar Mythra, se sacrifica, reafirmando que, en realidad, este juego nunca quiso hablar de la premisa con la que parte. Xenoblade Chronicles 2 no intenta relatar un viaje de un punto A a otro  o de una pareja de enamorados, lo que te está contando es cómo una madre y un padre quieren dar a luz a un hijo, a una nueva generación con la misión de dejar de estropear el planeta Tierra.

 

 

Rex hace de padre con la misión de recopilar información sobre el estado del mundo actual, extrayendo luego una conclusión con la que educar a ese hijo. Pyra hace de madre que ya tiene información sobre el estado del mundo pasado. Con su compañía, Pyra pone en antecedentes a Rex para que pueda formarse como progenitor. Esa 'formación' es la 'respuesta' que el buceador afirma tener en los últimos tramos del juego.

 

La chica de pelo verde se sacrifica al final porque ya ha hecho su trabajo. Ella es el pasado, es todo el odio que ha arruinado La Tierra, es la metáfora de dejarlo todo atrás, sin rencores, para seguir avanzando. Rex es el futuro, lo sabe y por eso sigue vivo y hacia adelante. Ese hijo que cambiará el mundo son los nuevos continentes, el mar auspiciados por el arquitecto y también el nuevo Rex que queda tras la 'muerte' de la verdadera forma de Pyra.

 

Lo curioso es lo que ocurre al final de todo, cuando está a punto de rematar el vídeo del ending. El cristal primordial de la égida parpadea y hace aparecer ante ti a Pyra y a Mythra. En este momento, creo que todos pensamos que el juego te iba a hacer elegir a una de las dos para que fuera tu pareja, pero no. Es entonces cuando el título nos recuerda que esto va de padres e hijos, de hacer nacer algo nuevo y de educación ecológica, no de amor.

 

Si apagas el juego y lo reinicias verás cómo en la pantalla de presentación aparecen las dos mujeres cogiendo de la mano a ese Rex que ya tiene claro cómo será el mundo del futuro. Las égidas se representan como las dos madres sabias que han sabido educar bien a ese heredero que cambiará el mundo.



 

Pyra y Mythra pasan de ser un interés romántico de Rex a madres simbólicas del muchacho

 

Aunque este cambio de roles, de la Pyra de la que parece que está Rex enamorado a una que funciona como su madre, parezca raro, es muy común en los JRPG. Aerith siempre ha funcionado más como una madre que como una novia para Cloud, y como ese hay un millón de ejemplos más. Al final, te acabas dando cuenta de que un JRPG siempre suele tratar de un niño huérfano que busca una madre que lo quiera, no una novia. ¿Noctis y Luna? Otro ejemplo de lo mismo.

 

Pero por hacerlo tan evidente es por lo que el final de Xenoblade Chronicles 2 puede parecer tan extraño, a mí me lo ha parecido.

 

Por este cambio de enfoque de la historia hacia la mitad del juego es por lo que la narración y el final de Xenoblade Chronicles 2 son tan particulares. No estoy diciendo que sea un desenlace malo porque a mí me ha gustado. Adoro los JRPG con un mensaje ecologista y, la verdad, siempre me interesó más la construcción del mundo de juego de este que sus propios personajes. En este aspecto, poco se le puede achacar a Alrest, uno de los lugares más interesantes en el que pasar cientos de horas investigando y con un final a la altura de su calidad, pero rarete, eso no se lo quita nadie.


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