La estética no es lo único que determina el público de un juego

Uno de los estigmas más antiguos que tenemos los jugadores de videojuegos que durante toda la vida hemos probado de todo sin importarnos género ni plataforma es el que determinados grupos de personas tachasen nuestra actividad de infantil, y por lo visto es algo que sigue pasando, y que puede llegar a afectar a juegos como Puppeteer, que es el caso que hoy nos ocupa.

Tsubasa Inaba, productor del juego en SCEA, se veía obligado a declarar para Joystiq que su juego no es necesariamente para niños a pesar de su estética y de que el protagonista sea una marioneta que intercambia cabezas con diferentes habilidades como si del gran Dynamite Headdy se tratase.

Precísamente en la época de Dynamite Headdy no había este tipo de problemas, la gente era de Nintendo o de SEGA, pero el gran cisma se creó con la llegada de los apartados gráficos más realistas y de repente muchos ya no podían ni ver a esos muñecotes. "Mario es infantil, Pokémon es para críos, a mí dame el GTA y el Tekken que es lo guapo." Cuántas veces habremos tenido que oír eso, y todo en base al prejuicio de la estética.

No le falta razón a Tsubasa Inaba. A pesar de que afirma que el juego no será excesivamente difícil porque pretende hacer un juego que pueda jugar con su hijo, también dice que el humor y los sarcasmos van mucho más allá de lo que un niño pueda comprender.

El tema de los prejuicios no es algo exclusivo de los videojuegos, claro. Coge a alguien que te suelte una frase como la de líneas más arriba y dile que también ves cine de animación. Estallará en carcajadas a pesar de ser el primero que iría a ver una película nueva de Shrek. Lástima que toda esta gente no se moleste en conocer, por ejemplo, Perfect Blue y el resto de la filmografía del (que en paz descanse) gran Satoshi Kon.

Claro que, como véis, en el otro lado de la balanza también hay prejuicios, con gente que son los primeros en correr a cualquier tipo de foro online a gritar que Call of Duty es una mierda.

Moraleja: Si tenemos que juzgar, que no sea por las apariencias, o todos los perderemos grandes juegos. Una marioneta no tiene por qué ser infantil, pero los prejuicios sí lo son.