La emoción de una nueva generación
Estoy algo desilusionado con el inminente lanzamiento de PS4. Vimos el pasado día 22 -el 21 para alguno que se acercó a alguna que otra tienda- que Xbox One se presentaba con algunos packs suculentos. Forza Motorsport 5 ha resultado bastante atractivo, Ghosts se vende a pesar de no haber resultado un acierto para muchos y de FIFA ni hablamos sabiendo las masas que mueve. Aparte, de lanzamiento teníamos Killer Instinct que, por cuatro perras, nos planta un juego de lucha que no pinta nada mal. Y, por supuesto tenemos Ryse -sin comentarios hasta haberlo jugado entero.
Sin embargo, miro a la nueva de Sony y no sé bien cómo sentirme, aunque algunos de los juegos citados sean multiplataforma. En parte la llevo deseando bastante tiempo, viendo cómo muchos juegos repetirán esta generación dando una pequeña mejora en PlayStation 4 que en Xbox One -aunque sea imperceptible para mi ojo. Pero los juegos de lanzamiento que me ofrece no despiertan esas ganas de encenderla y pasar noches en vela, aferrado al mando para darle los primeros kilómetros de rodaje. Killzone Shadow Fall, una secuela de un shooter que no parece haber elegido un buen momento para presentarse, con unos contrincantes tan potentes. Y Knack, una novedad que, si bien planteaba al principio una muestra clara de la potencia de esta generación con sus partículas, parece no llegar a llamarnos tanto como cabría esperar. Tampoco acompañan los packs de lanzamiento; nos olvidamos de la maravillosa combinación de consola + juego + dos mandos + cámara por 500€, y en su lugar tenemos consola + juego por 450€. Sabiendo además que en breve tendremos el que incluye los dos mandos y un pack con PS Vita. Pero el ansia PS4 nos puede.
Es una situación complicada porque por un lado tenemos dos consolas potentes que acaban con una generación larga que ha llegado a sorprendernos con lo que ha dado de sí. Por otro entramos en esta nueva era con dudas y temores. Si bien Sony planteaba superioridad durante la batalla consolera, tiene un inicio algo descafeinado. En cambio Microsoft, que parecía el malo de la película, ha tenido un comienzo interesante, si bien ha apoyado parte de su catálogo en pausar desarrollos de la actual generación para la siguiente -aunque PS4 ha vendido lo suyo al otro lado de nuestras puertas. No obstante, son de temer esos rumores acerca del futuro de la división de entretenimiento del gigante de Redmond. ¿Quién sabe qué ocurrirá?
Si somos objetivos y continuamos recopilando información, nos damos cuenta de que una se lanzó al mercado de una forma más modesta. Nintendo lanzó su Wii U sin dar guerra al resto y apostando por unas especificaciones técnicas algo inferiores. Pero ahí sigue, continúa con su plan y sus lanzamientos ajenos a toda esta parafernalia generacional. Y, en su propio rollo, no parece hacerlo demasiado mal, aunque las ventas no acompañen. Tras un puñado de meses con nosotros, echando en falta un catálogo algo más rico, nos damos cuenta que lo que ya ha mostrado gusta. Tenemos un puñado de títulos en nuestra estantería, pero los que hay disponibles cumplen con la calidad ofrecida.
No es que debamos alabar a Nintendo y castigar a las demás compañías, es sólo que tras tanta espera y tanta historia, algunos nos hemos desinflado por el camino y necesitamos esa brisa de aire fresco. Compraré mi PlayStation 4 y mi Xbox One e iré probando juegos, esperando que uno de ellos me haga mirar la consola con ojos de satisfacción y sabiendo que mis 400 € o 500 € fueron bien invertidos.
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