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La dificultad en los videojuegos destruye la experiencia jugable WIIU

Entre leyendas urbanas, ficción y realidad
Por Víctor Junquera

La dificultad en esto de los videojuegos es un tema que siempre dará que hablar. Si bien el facilitar las cosas hasta el punto de que todo el mundo pueda acabarse un título parece que es imperativo a día de hoy, no son pocos los usuarios que, curtidos en mil batallas, se indignan ante la ausencia de reto que suelen plantear los lanzamientos actuales. Pero es obvio que algo falla en este sentido cuando a un juegazo como Max Payne 3 se le critica la dureza de sus niveles y, en el otro lado, cualquiera de los últimos Super Mario, verdaderos adalides del paseo virtual, arrasan en ventas como si no hubiera un mañana.

 

Assassin's Creed III

 

Dirigiéndose a la revista británica Edge, el diseñador jefe de Assassin’s Creed III, Alex Hutchinson, piensa que el diluir la dificultad en los videojuegos destruye la experiencia jugable, haciendo una más que curiosa analogía en la que comparaba un juego fácil con un libro con la opción de lenguaje simplificado. Lógicamente se comprende el hecho de que la industria ha acostumbrado al usuario en lo que a necesitar facilidades se refiere, y por ello se hace en pos de atraer a una mayor variedad de mercado, matiz indispensable cuando hablamos de producciones millonarias que necesitan rentabilizar su desarrollo. Pero está claro que a Hutchinson no le falta razón:

 

Muchos juegos han sido arruinados por los easy-modes. Si tienes un juego de disparos con cobertura y lo cambias a fácil y ya no tienes que cubrirte, de algún modo rompes el juego. Has hecho un videojuego que esencialmente es la peor versión posible de sí mismo."

 

Los que llevamos años en esto disfrutando de las auténticas torturas que en términos de dificultad llevaban a cabo los videojuegos de antaño solemos por lo general estar bastante defraudados con los lanzamientos actuales. Hay que ser conscientes de que no se trata de la típica situación en la que nos traiciona el subconsciente, que no somos víctimas de ilusorias percepciones diluidas por el recuerdo de una juventud que nunca volverá. No es cuestión de ser cascarrabias e intransigentes con las nuevas mecánicas, ni nada por el estilo. Lo incuestionable es que, a día de hoy, es fácil completar cualquier ejemplar de los que ahora mismo estoy contemplando en mi estantería, con títulos absolutamente guiados que te llevan de la manita como si de un paseo de cartón-piedra y fuegos artificiales se tratara… No hay reto. 

 

Assassin's Creed III

 

Ojo, que no digo aquello tan manido de que tiempos pasados eran mejores. Lo cierto y verdad es que no cambiaría los avances tecnológicos de nuestro particular ocio por nada del mundo… acabo de echar una partidita a Battlefield 3 y se me sigue cayendo la baba ante tal espectáculo audiovisual. Pero lo cierto y verdad es que hay detalles de antaño que sí que se echan de menos; apenas nos topamos con esas míticas situaciones en las que los colegas decían cosas como "es imposible pasar el jefe de la quinta fase", o aquellas reuniones en las que se discutían los avances y los puzzles de La Abadía del Crimen o lo último de Sierra o LucasArts. Comprendo el malestar del diseñador jefe de Assassin’s Creed III, al tener que ver mermadas las posibilidades de un gran desarrollo acotando la dificultad y denegándole la esencia del planteamiento original a su propia creación. Lo entiendo de medio a medio.


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