La demanda a Gearbox y otros timos de la generación

La firma legal Edelson LLC ha presentado una demanda en nombre de Damion Perrine contra Sega y la desarrolladora Gearbox, con el motivo de la decididamente poco ética estrategia de las productoras a la hora de vender el videojuego Aliens Colonial Marines, del cual se enseñaron imágenes y un supuesto vídeo de 'actual gameplay' que en absoluto se correspondería con la obra final en términos de calidad. Así, ambas empresas se enfrentarán a la demanda colectiva que los acusa de estafar a los consumidores, incluyéndose premisas tales como las fechas de embargo de cara a las reseñas de la prensa -impuestas sobre la puesta a la venta- o la orden hacia determinados medios de no mostrar capturas del juego.

Es cuanto menos curioso que, al ponerse en conocimiento el disgusto generalizado con esa fea estratagema de mostrar escenas supuestamente jugables que distaban sobremanera de lo que sería el juego en sí, el señor Randy Pitchford declarara que estudiarían el por qué ocurrió algo así. Permitidme la licencia de trazar un paralelismo con lo que ocurre con la política de España, donde nadie asume responsabilidades de nada, por graves y evidentes que sean las circunstancias. Y digo esto porque, primero, era el mismísimo Pitchford el que supuestamente estaba 'jugando' a la demo y, segundo, que Gearbox ya hizo exactamente lo mismo con un vídeo de gameplay del juego Brother in Arms: Hell's Highway.

De todas maneras, en Gearbox no han sido los únicos en eso de vender la moto al personal. Esta generación ha tenido varios casos que han hecho correr auténticos ríos de tinta, siendo quizás uno de los más relevantes el caso de Guerrilla con su Killzone 2. Como muchos de vosotros recordaréis, cuando PlayStation 3 hizo acto de presentación en aquel E3 del 2005, se mostró un vídeo donde se podía ver un supuesto retazo jugable de Killzone 2, luciendo bondades a tutiplén del poderío de aún por estrenar hardware de Sony (cosa que también hicieran con MotorStorm). Ante la cantidad de rumores que suscitó la escena, Guerrilla terminó confesando que ese ejercicio visual tenía poco de auténtico con respecto a lo que sería el juego ejecutándose en tiempo real, si bien hay que decir que con el trabajo finalizado demostraron que su obra era tanto o más espectacular.

Tal vez uno de los ejemplos más sonrojantes ha sido el de Microsoft con su Kinect. Los saltos, posturitas y demás zarandajas de aquellos vídeos promocionales de Wii quedan a la altura del betún si los comparamos con los mega-eventos en los que Microsoft hacía acto de presencia para mostrar las bondades del artilugio de marras. Y no solo por el espectáculo de Milo, la fantasía personal de Molyneux, sino por aquellas representaciones perfectamente coreografiadas, como aquel Star Wars tan espectacular, en la que el modelo de turno ponía en evidencia las prestaciones del sofisticado sensor moviéndose unas milésimas de segundo más tarde que el propio muñeco del juego. Y al final pasa lo que pasa, que Kinect se convierte en un caro micrófono que casi nadie utiliza para jugar.

Curiosamente, un trabajo reciente que se ha movido bajo estas mismas premisas ha sido el alabado Bioshock Infinite. Pudiendo gustar más o menos como juego en sí, el desarrollo de Irrational Games es indiscutiblemente sobresaliente, luciendo en conjunto un aspecto formidable se mire como se mire. No obstante, uno de los vídeos publicados en los que se mostraba una buena porción jugable difiere sobremanera con lo que nos terminaríamos encontrando en la versión final. Por supuesto que se huye del poco profundo gunplay del juego para mostrar una serie de refriegas y movimientos espectaculares que poco tienen de coherente con lo que tenemos en el juego definitivo... ¡Si es que hasta los más grandes caen en estas triquiñuelas!