La cancha de Los Lakers se llena para ver la final de League of Legends

Y los coreanos se impusieron a los chinos por 3-0, pero esa noticia, creo, no la valoraremos con la importancia merecida hasta que no pasen unos cuantos años. La tercera temporada de League of Legends terminó el pasado fin de semana con una victoria aplastante del equipo SK Telecom T1 ante los Royal Club Huang Zu, pero creo que eso no importará a muchos de los lectores que pasan unos minutos al día en las redes de MundoGamers: lo increíble ha sido todo lo que hay detrás del evento final de la LCS, y os garantizo que llenar un Staples Center hasta la bandera no es algo con lo que se podía soñar hace unos años.

El sacrosanto feudo de los Lakers y los Clippers abarrotado de gente dispuesta a ver a unos orientales disputándose ser campeones del mundo en un videojuego de ordenador… Se lo decimos a nuestros padres hace veinte años y se ríen de nosotros. No obstante, ni siquiera hablo de un tema de futuro, hablo de presente y de una realidad que está tan cerca que si nos despistamos nos acabará arrollando. Pienso en lo acontecido, en los millones de euros invertidos por unos y otros y siento algo de vértigo: ¿Dónde está el límite de todo? Estamos lejos de verlo, y estoy convencido que ese mismo sentimiento se tenía hace un siglo con la proliferación, por ejemplo, del deporte rey en nuestro país.

El paralelismo no está ni mucho menos tan lejano, aunque creo que en el poco tiempo que lleva construyéndose la esfinge del deporte electrónico estamos superando al espectro del fútbol y muchos otros deportes que se construyeron a principios del siglo pasado, aunque parezca una obviedad en una sociedad globalizada como la nuestra y con los medios que disponemos a nuestro alcance, claro. ¿Queréis una señal interesante del progreso de la competición de videojuegos? El interés de Monster, Red Bull y Coca Cola, que se unió la semana pasada, eso es una gran noticia, sin duda.

Los refrescos de Cola, y la prominente aparición de las bebidas energéticas son una maquinaria de marketing gigantesca, y el interés de unas y otras en nuestra amada disciplina no son más que la aplastante confirmación de que algo se está haciendo muy bien, no solo por Riot, creadores de League of Legends, sino de todo el espectro que compone la ecuación de competiciones de videojuegos en todo el mundo, por lo que estamos de enhorabuena. Toca regodearse y hablar de hacer accesible el juego de exhibición para jugadores de todo el mundo, y creo que ahí tienen una tarea importante los máximos organismos de la competición.

La idea de Coca Cola pasa por ayudar a construir una (para entendernos) segunda división de la LCS con la que poder hacer entradas y salidas de divisiones a lo largo de los próximos años en Europa y América e intentar, de alguna forma, dibujar un mapa claro de competiciones oficiales en el circuito de League of Legends, algo que sin duda ayudará a sacar adelante los distintos intereses de unos y otros por hacer comprensible la competición. Creo que esa anarquía que reina entre campeonatos nacionales, internacionales y continentales, tanto físicos como en tierras de Internet, es una de las tareas a hacer por parte de unos y otros en el mundo del eSport, pero todavía hay muchas cosas que se pueden hacer.

¿Qué vendrá en el futuro? La verdad es que no lo sé, pero me resulta increíble que nadie haya pensado todavía en hacer un Mundial con selecciones de cada país aspirando a ser los mejores del planeta. Se me hace la boca agua, ya rescataremos el tema en unas semanas cuando se nos pase la resaca de la LCS, que promete ser infernal para nuestros cerebros. Eso sí, saquemos pecho y disfrutemos de lo acontecido, que únicamente estamos viendo la punta del iceberg.