La ambientación de Cyberpunk 2077: un paseo por Neo-Tokio o Neo-Los Ángeles en compañía de Neo-Neo
Cyberpunk 2077 se ha convertido en mi juego de mesita de noche. Mientras sigo dándole caña esquivando bugs como Neo esquiva las balas del agente Smith y disfrutando de su doblaje y de su historia, hay una cosa que me está resultando especialmente grata: pasear por sus escenarios sin más objetivo que mirar a la gente, ver la ciudad, saltar bolsas de basura y descansar del día a día en mi vida real.
Videojuegos y experiencias
Hablaba el otro día nuestro doctor y amigo Adrián sobre su preferencia de la tercera persona y cómo le resultan más inmersivos los diálogos y la historia de Geralt en Witcher 3 que la de V en Cyberpunk 2077. Una preferencia que me consta que tenéis muchos de los que nos leéis por aquí, ya sea por mero gusto o por problemas de cinetosis de los que también nos habló el bueno de Julián Plaza en esta página. En mi caso, como ya he confesado varias veces, la primera persona es mi opción preferida a la hora de explorar un juego de rol que te propone ser tu mismo o incluso una aventura de mundo abierto como GTA V y un survival horror de la talla de The Evil Within 2, que hizo feliz a este vuestro calvo favorito -o no favorito- cuando implementaron el modo en primera persona en su momento. Y qué decir de Resident Evil VII...
En mi caso, una de las cosas que más disfruté en su momento con la adquisición de mi primera Xbox allá por el 2002, fue la gran canbtidad de juegos en primera persona que me descubrieron un mundo totalmente nuevo. Arx Fatalis, Riddick: Escape from Butcher's Bay, The Elder Scrolls Morrowind y por supuesto, Deus Ex Invisible War supusieron un chute de molonidad con una forma de jugar que nunca había estado a mi alcance más allá del shooter de toda la vida y de unos King's Field que nunca entendí muy bien por mi inutilidad con los idiomas. Estos juegos supusieron para mí el paso del videojuego a la experiencia, de jugar a experimentar y sentir de una forma que siempre me resultó más inmersiva que la primera persona. Con Fallout, Condemned, Wolfenstein, Kingdom Come Deliverance y Metro, por mencionar sólo algunos, caí rendido a este modo de cámara.
Night City se vive mejor en primera persona
Mejor en primera persona y a tu ritmo, sin matarte por terminar el juego -ya os traeré el análisis cuando funcione como debe- y disfrutando de cada coche, cada evento, cada persona con la que te cruzas y cada frase que escuchas mientras caminas. Con unos auriculares buenos es acojonante el efecto de sonido de la lluvia, cómo escuchas las gotas repiquetear contra el techo del coche al salir de un túnel o cómo lo rodea todo al ir en moto. Pasear una noche de lluvia a la luz de los neones por los callejones de los barrios más tumultuosos de Night City es tan épico como saltar entre las bolsas de basura del vertedero de las Badlands recordando una infancia en los años 80 en la que los solares atestados de escombros y usados como vertederos por los vecinos eran cosa habitual.
El mundo de Cyberpunk 2077 no es moderno ni futurista. Lejos de eso es oscuro, mecanico, antiguo en muchas de sus propuestas, que beben de este género tal y como lo concibió en su momento Ridley Scott en Blade Runner y Alien, con ese punto ochentero, sucio, de cables y pantallas que fallan, neones brillantes e indicadores en los vehículos que están muy por detrás de los que la mayoría tenemos instalados actualmente en nuestros coches. Y justo ese es el tono que necesita el nuevo mundo de CD Projekt para dar el sabor necesario que buscamos los que nos acercamos a él no como a un videojuego, sino como a una experiencia y un refugio al día a día en el que pasear, pelear, subir nuestra reputación y jugar como jugábamos hace 30 años al JdR del señor Pondsmith.
Sí, Cyberpunk tiene muchas cosas que deberían funcionar mejor, y no me refiero sólo a los bugs. Pero también es lo más cerca que vamos a estar en muchos años de pasear por las calles del Neo Tokyo de Katsuhiro Otomo, de investigar un crimen como si fuéramos Rick Deckard en Blade Runner, o de visitar la ciudad con una IA en la cabeza a la que sin duda algún día deberíamos dar la bienvenida al mundo real. Eso CD Projekt se lo ha ganado a pulso, y no podemos arrebatárselo.
¡Nos leemos!
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