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Kingdom: New Lands, un juego interesante para Nintendo Switch, Xbox One y PC

Sorprende lo que engancha el maldito
Por Rafa del Río

Kingdom: New Lands se ha convertido en mi jueguecillo especial, ese videojuego de corte humilde y que oculta en su bajo presupuesto -y afortunadamente bajo precio- una ambición tremenda. El resultado de un equipo pequeño con muchas ganas de hacer las cosas bien, de ofrecer algo más que el indie tonto de moda. Un esfuerzo que consegue, a pesar de las limitaciones económicas, hacer volar la imaginación del jugador y que disfrutemos con su trabajo. 

 

Estoy seguro de que todos tenéis uno de estos 'jueguecillos' -y lo digo con todo el respeto del mundo- en vuestros corazones. Los más retros tendréis a Lumo o Planet of the Eyes, los más modernos a Fez o Spelunky, y por supuesto hay quien no olvida Undertale, Super Meat Boy o Terraria. Lo importante es que son títulos que, sin ser esa locura que puede llegar a conseguir nuestra plataforma de juegos, consiguen sintonizar con nosotros y hacer que lo pasemos tan bien o más que el nuevo triple A de moda. Sin duda, Kingdom: New Lands es uno de esos juegos. 

 

 

Kingdom New Lands recupera la simplicidad del Amiga 500

Kingdom: New Lands se configura como uno de esos grandes viejos títulos del potente -para la época- Amiga 500. Un juego en la línea de Ivanhoe, Shadow of the Beast o el potentísimo Moonstone que devuelve la magia de los píxeles a la pantalla de nuestro ordenador o consola con una exquisita jugabilidad que engaña por su sencillez y que ofrece un juego que, a nivel de contenidos y posibilidades, acaba por sorprender

 

La premisa de Kingdom: New Lands es muy sencilla: Somos un rey o reina desterrado que llega a una nueva tierra con la única compañía de su fiel montura y su mágica corona. La corona está tocada por los dioses, o algo así, y nos otorga el poder sagrado de la soberanía, siendo importante hasta tal punto que, si nos arrebatan la corona, el juego termina. 'Sin corona no hay reino', que dice el juego, siguiendo la filosofía de Terry Pratchett de la importancia del sombrero para brujas, Echiceros -sí, sin hache- y reyes. 

 

kingdom new lands 1

 

Con esta sencilla premisa, Kingdom: New Lands nos deja a nuestro libre albedrío en un bonito escenario en el que el píxel artístico y bien rematado nos da la bienvenida. Las Nuevas Tierras resultan ser un sencillo -en aparente- mundo en 2D en el que tiraremos de scroll lateral para ir hacia la izquierda o la derecha, pero las cosas no son tan sencillas como parecen. Pronto descubriremos que el mundo es mucho más grande de lo que parece a simple vista y que las responsabilidades del trono no hacen si no aumentar. 

 

Nuestro nuevo papel como monarcas de Kingdom New Lands nos obligará a conseguir monedas con las que pagar a los campesinos que encontraremos a nuestro paso y reclutarlos como soldados, cazadores, vigilantes, granjeros, carpinteros, guerreros, administradores y un largo etcétera que no hace más que crecer según vamos avanzando y construyendo. Terminaremos convirtiendo una sencilla fogata en un asentamiento, una aldea, un pueblo y, finalmente, la capital de nuestro reinado, con palacio a juego. 

 

kingdom new lands3

 

Kingdom: New Lands es el juego de tronos definitivo

Kingdom: New Lands llegaba el jueves 14 de septiembre a Nintendo Switch confirmándose como el juego de tronos definitivo. Un título con permadeath en el que cada partida nos invita a empezar de cero y construiír nuestro imperio sin perder la corona -ni ya puestos, la cabeza-, mientras ayudamos al pueblo a crecer, preparamos a nuestros súbditos para luchar contra la oscuridad y usamos lo recaudado para mejorar nuestro reino. 

 

Parece sencillo, es sencillo, pero Kingdom: New Lands oculta una jugabilidad endiablada gracias precisamente a esa sencillez que nos obliga a meditar qué hacer con nuestros al principio escasos recursos y cómo hacer crecer nuestro reinado hasta convertirnos en el monarca más poderoso de la historia de Kingdom. Echadle un ojo si tenéis la posibilidad porque es mucho más de lo que se aprecia en las imágenes. 

 

¡Nos leemos!


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