Kinect leerá emociones, ¿un nuevo Vitality Sensor?

Después de la presentación de Xbox One, los periodistas desplazados hasta Redmond tuvieron la oportunidad de trastear con el nuevo Kinect y el nuevo mando y las primeras impresiones son ciertamente positivas.

Resulta curioso comprobar el descrédito que ha sufrido Kinect entre la comunidad jugona. En poco menos de cuatro años hemos pasado del asombro de aquel E3 de 2009 en el que todos nos quedamos boquiabiertos a la mayor de las indiferencias. Quizá ha sido culpa de la propia Microsoft, que sacó al mercado un producto poco definido por muy revolucionario que fuera.

La nueva versión de Kinect promete corregir esos primeros fallos. Los que lo han probado aseguran que no tiene lag, puede seguir hasta a seis personas en pantalla, reconoce los movimientos hasta de los pulgares, la orientación del usuario... Tecnojerga que siempre queda bien en uno de estos eventos a excepción de un dato que me ha parecido más que interesante: el sensor es capaz de leer el ritmo cardíaco del jugador.

Aunque pueda parecer una trivialidad, esta funcionalidad abre la puerta a la integración de aquello que prometía el Vitality Sensor de Wii que nunca vio la luz: que nuestra consola sea capaz de detectar nuestro estado de ánimo para influir en la partida. Alguna vez hemos comentado la más obvia de las aplicaciones. Si en título de terror el juego detecta que estamos cagados, puede bajar la intensidad y al contrario, si estamos relajados, puede apretarnos las tuercas.

Pero el tema no acaba en Kinect. El nuevo mando incluirá nuevas funciones de vibración. Se acabó, cuentan los que lo han tenido entre sus manos, la vibración por completo y a cambio llega la vibración en determinadas partes del mismo. Los gatillos vibraran por separado y ya se habla de la posibilidad de implementarlo al pisar el acelerador o de hacerlo al disparar, para que se note el retroceso de un arma. 

Una vibración que se podrá introducir en todo tipo de situaciones. No nos quedemos sólo con los juegos de terror, pensemos en momentos de tensión en los que hay que tomar una decisión y esa vibración nos ponga más nerviosos. O en una persecución. Pensemos en un Kinect que ayude a gestionar mejor todos esos inputs para que el juego sea más inteligente.

Probablemente, a la hora de la verdad todo quede en un medidor de pulsaciones por minuto para los juegos de fitness pero con la nueva generación llega la hora de soñar despiertos. Ya tendremos por delante años para desengañarnos con lo que pudo haber sido y no fue.