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Kinect estará a la altura...

... el día que dejemos de ser dedos gigantes para él
Por Toni Piedrabuena

Son la base de cualquier plataforma del mercado y no entiende de sistemas o precios. Desde el inicio de la historia del videojuego se ha mantenido un mismo instrumento para comandar los movimientos del controlado, sea objeto o persona: nuestros dedos. ¿Os habéis fijado en lo único que tienen en común los distintos controladores de movimiento desarrollados por Sony, Nintendo o Microsoft? Dejando de lado los juegos de baile, el uso de nuestro cuerpo no es otro que el de convertir nuestras extremidades en dedos gigantes, trasladando la acción de la mano al cuerpo, pero sin sustituir la mecánica conocida desde el nacimiento del propio videojuego.

 

¿Están los desarrolladores demasiados atados a un estilo de juego que les impide buscar alternativas al control habitual? ¿O somos los jugadores los que no permitimos ese cambio? En realidad es un ejercicio difícil: póngase en el lugar del desarrollador e imagine tener a su disposición las herramientas para hacer un juego con Kinect con sus posibilidades actuales: ¿qué le sale? Podría devanarse los sesos y no sacaría ninguna conclusión optima ante el control, ¿por qué? Porque los juegos que han ido saliendo para el invento del Microsoft no obvian las normas básicas que han regido al videojuego durante más de treinta años.

 

No se trata de ser el mando: se trata, precisamente, de no ser el mando

 

Busca en la red los distintos elementos y pruebas que se han hecho con Kinect y no pierdas de vista algunas de las funciones que, de hecho, se han puesto de forma oficial en algunos juegos: ¿de qué nos ha servido? Más allá, insisto, de experiencias de danza, baile o alcoholizadas varias, no nos ha servido de prácticamente nada, ¿pero cómo adaptar esos controles a los conocidos a los mandos habituales? Convirtiéndonos, como bien rezaba el eslogan español, en el mando. ¿Para qué? ¿Para incomodarnos? 

 

Al final, la verdad es terriblemente simple: Kinect funcionará y nos interesa cuando sea valiente y se libere de lo que le aprisiona y sea capaz de quitarse el sambenito que muchos usuarios ya le hemos colgado desde su mero nacimiento. De hecho, de las funciones más interesantes que conocimos cuando se supo de Project Natal, ni siquiera las hemos visto ni se les espera. El día que nos ofrezca alternativas al mando alejadas de convertirnos en grandes dedos con extremidades hablaremos de algo serio y a la altura de nuestras expectativas.

 

¿Merece un bis Kinect con su 2.0 que se incluirá en la hipotética Xbox 720? Merecerlo, al menos, sí. Podemos esperar a ver qué nos ofrecen y entender qué significa ese 2.0, pero experiencias capadas por el mando y adaptadas y re-adaptadas a una cámara sería un nuevo paso atrás. Soy un tipo romántico, quiero pensar en positivo y me encantaría ver algunas de las cosas de cuasi ciencia ficción que nos presentaron con Natal. A la espera estamos: Microsoft, mueva ficha, gracias.


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