Keiji Inafune ama a Mario
Una declaraciones que no han pillado desprevenido a nadie, menos habiendo seguido el desarrollo de Mighty Nº9, un plataformas clásico inspiradas en Megaman, que a su vez bebe del trabajo de Miyamoto. Lo cierto es que Mario, aún a día de hoy, sigue siendo el a, b, c del plataformeo, del ritmo y de la narrativa, habiendo marcado más de un hito en esto de los videojuegos: Super Mario Bros, su tercera entrega de NES, el paso a SuperNintendo con Mario World y el increíble viaje a las 3D de mano de Super Mario 64.
Porque los juegos de Mario son mucho más que buenos títulos o excelentes ideas. Son una batalla contra los tiempos que les tocaron vivir. En el año en el que nos llegó Super Mario World o Mario 64, alucinamos, le dio una patada en el culo a lo que era razonable aceptar en lo que a videojuegos se refiere. Y esa sorpresa es lo que es realmente Mario, la razón por la que lo amamos.
Desde entonces se han producido buenos títulos del personaje. Nadie niega la calidad de un Galaxy o lo entretenido que es un New Super Mario Bros, pero no es lo mismo ni de lejos. Son buenos productos ¿pero dónde se ha quedado la búsqueda de la sorpresa? Sin duda, el bueno de Inafune, además de a todo lo que es Mario como título se refiera también a ella. El videojuego ha de pretender siempre dejar loco al jugador, enamorarlo. Si como usuario la has experimentado en tus carnes en su momento ¿cómo no ansiarla para tus propias obras cuando te haces desarrollador?
Es fácil reconocer a un jugador de la época de NES y uno más reciente. Sólo hay que preguntarle su opinión sobre Mario. Porque jugarlo hoy no es lo mismo que haber disfrutado de toda su evolución. Por ello no es difícil encontrar comentarios alrededor de esta noticia argumentando que hay juegos mejores a Mario. Sí, es posible que los haya, pero ninguno con una serie de hitos tan a destacar, unos que todo creativo quisiera para sí.
¿Pero puede Mario volver a sorprendernos? Está difícil, pero oye, en su día también era complicado y lo logró. Sin embargo, ahora los videojuegos exploran el factor emocional, la madurez, los temas amargos, su relación con otros medios... Al final, el fontanero ha comprendido que su lugar ahora es otro, buscando los brazos de un público menos experimentado, como si pretendiera trasladar a los jugadores recién llegados a una nueva infancia y sorprenderlos desde ahí. Como niños que descubren la magia de las videoconsolas. Sinceramente, no se me ocurre mejor maestro de ceremonias.
Pero Mario ya no es Mario, no es el que conocemos. ¿Existe un lugar para él ahora, ése que ocupaba antes? ¿Los que llevamos toda la vida en esto buscamos otras cosas?Es una lástima que las nuevas generaciones nunca vayan a poder jugar a un Mario 64 en el día de su lanzamiento porque, si lo hicieran, nadie dudaría de las palabras de Inafune. Mario es como la biblia para un desarrollador. Amén.
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