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Kara quiere un Oscar

Quantic Dream, preseleccionada al mejor corto de animación
Por Jaume Esteve Gutiérrez

No, estimado lector, no estás en Fotogramas. Sigues en Mundogamers pero las noticias de esta semana parece que vienen muy ligadas al cine. Después de la compra de Lucas por parte de Disney, y las consecuencias que tendrá sobre LucasArts, nos llega la noticia de que Kara, aquella demo de Quantic Dream, ha entrado en la primera selección de candidatos al Oscar al mejor corto de animación.

 

La noticia es lo que le faltaba al ego de David Cage, líder del estudio y sospechoso habitual de todas las polémicas que rodean al videojuego cada vez que abre la boca y asegura que él no está en este medio para trascender sino para transmitir sensaciones y sobrecoger al espectador. Enhorabuena, David, porque el subidón debe ser de aúpa.

 

No me confundan con un hater cualquiera ojo, la actitud de Cage me parece cargante pero siempre he defendido que Heavy Rain es uno de los juegos a tener en cuenta en esta generación y hay que andarse con cuidado con Beyond, porque, de nuevo, vuelve a pintar muy bien.

 

Pero más allá de discusiones por encima del bien o del mal o del papel de Cage en la industria, la inclusión de Kara entre los preseleccionados al Oscar al mejor corto de animación es importante porque sienta un precedente. Tampoco nos la vayamos a coger con papel de fumar porque no hablamos de un videojuego sino de una demo técnica ejecutada de manera excelente. Pero sí que supone un primer paso desde la Academia en el reconocimiento de la industria del videojuego como un medio que trasciende sus propias fronteras. Puede que Kara no llegue a colarse entre los cinco nominados a la estatuilla pero su papel de pionero en el medio ya no se lo puede quitar nadie: ha sido el primer trabajo pensado desde un estudio de videojuegos que va a competir por un galardón en la meca del cine mundial.

 

Si se abre la veda con Kara, ¿por qué no tener en cuenta el trabajo de interpretación de algunos actores? El camino es muy largo porque, para comenzar, ni siquiera un actor ha logrado ese reconocimiento por una cinta de animación, cuando hemos visto interpretaciones, y personajes, que se las merecían con creces. Pero una vez abierta la barrera, quién sabe dónde está el límite.

 

Boom Blox, el juego de Steven Spielberg

 

Límite que no comienza y acaba en el cine. Por su naturaleza interdisciplinar, el videojuego tiene papeletas para meterse en otros campos artísticos y recoger ahí los frutos de su éxito, y se me viene ahora mismo el ámbito de la música, donde también hemos visto trabajos remarcables. Pero no todo en esta vida es de color de rosa y mi compañero Toni Piedrabuena me lo ha recordado mientras hablábamos del tema. Argumenta, y no le falta razón, que la invasión por parte del cine (Spielberg, del Toro y su inSane) y de la música en el videojuego es una práctica común que el medio que nos interesa recibe con los brazos abiertos. Por contra, duda mucho que la situación se vaya a repetir a la inversa.

 

Razón no le falta, ya que hablamos de industrias establecidas a las que les gustan poco, o nada, los cambios. Pero no hay que olvidar dos factores que son los que terminan por definir las tendencias: el público y el dinero. Ambos están al alza del lado del videojuego y todos sabemos que con tal de mantener una posición hegemónica y de seguir contando con el apoyo de la masa, todo vale.

 

Muy probablemente, Kara no llegará a la ceremonia de entrega de los Oscar, pero ya ha hecho su trabajo. En esta vida, y más en el mundillo del cine, a según qué escalas no es tan importante el premio en sí como el reconocimiento de una nominación. Ese es el gran triunfo que ya nadie puede arrebatarle a David Cage, el de haber abierto camino.


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