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Jugar con calma: el placer que muchos hemos olvidado

Nuestra necesidad de consumirlo todo
Por Álex Pareja

Necesitamos estar al día, vivir la actualidad. Y ya no ocurre sólo con especialistas del sector de los videojuegos (y de otros) o redactores como los de esta casa, que a la fuerza necesitan estar al tanto de las últimas novedades y probar todos los videojuegos posibles: también pasa con el ciudadano de a pie, cuyo ocio se ha convertido casi en una obsesión coleccionista en la que se deben poseer todas las plataformas disponibles y no perderse ni una sola novedad, incluso cuando esta parece no interesar en un primer momento. A muchos se nos ha olvidado lo que es jugar con calma


Hablaba hace unos meses sobre una sensación familiar, aquella que produce entre muchos usuarios la ansiedad de poseer demasiados videojuegos. No saber cuál de ellos elegir y tener la sensación de que escojas la opción que escojas estarás perdiendo el tiempo. ¿Por qué lo estoy malgastando completando las tareas secundarias de este videojuego cuando tengo otro en el estante esperándome? o Tengo que terminar rápidamente este juego porque dentro de una semana sale su secuela son sólo algunos de los pensamientos que muchos solemos tener habitualmente.


Lo he vivido recientemente en muchos casos. El primero de ellos y más flagrante es el que tiene a la saga Kingdom Hearts como protagonista: mi intención desde hace casi un año era volver a jugar a todos los títulos de la franquicia antes de ponerme con Kingdom Hearts 3. De hecho, cuando se sucedían los meses y seguía sin tiempo para empezar esa tarea seguía manteniendo esa promesa conmigo mismo: aunque no me compre el juego de lanzamiento sé que voy a disfrutar mucho más de esa tercera parte si vuelvo a jugarlos todos. Y aquí me tenéis, después de haber terminado algunos juegos a toda prisa, a medias y otros directamente a través de resúmenes o vídeos. Es verdad que en parte la culpa de este caso la tiene el trabajo para ir algo preparado al especial del MGPodcast+ que publicamos hace unos días, pero sería engañarme a mí mismo: hubiese hecho exactamente lo mismo para poder comprar el juego de salida

 

Kingdom Hearts 3

Kingdom Hearts III


Incluso con la reciente demo de Resident Evil 2 me ocurrió lo mismo: mis ansias por probarlo y la propia naturaleza de esta prueba (con 30 minutos de límite) hicieron que lo jugara a toda prisa, sin fijarme en los detalles y sin disfrutar de la experiencia, aunque fuera sólo durante media hora. Así me pasó, que completé la prueba sin ni siquiera haber alcanzado el tiempo estipulado. Tenemos demasiadas ansias, no existe la calma, porque siempre habrá otro juego que jugar y un nuevo lanzamiento que degustar


En contraposición a todos estos hechos he conseguido ser tremendamente feliz en mis últimas noches con un videojuego muy concreto: Dark Souls 2. También teniendo en mente el futuro MGPodcast+ especial que realizaremos con el juego decidí tratar con más calma esta obra y con más tiempo de margen. ¿El resultado? Jamás había disfrutado de una obra de From Software tanto como en esta ocasión. Detenerme en determinados momentos a leer las descripciones, a disfrutar simplemente del paisaje, a entretenerme comprobando y comprando todos los objetos y llaves de los mercaderes ha sido maravilloso, y algo que no había hecho con esta saga (ni con muchas otras) en mis últimos años de vida. Gracias a esta calma, a la ausencia de necesidad de completar el videojuego en un período corto de tiempo y a mi propia fuerza de voluntad de querer masticar pedazo a pedazo esta obra me he encontrado con una experiencia muy gratificante. ¿Sabéis que otro título he jugado con paciencia en estas últimas semanas? Iconoclasts, del que precisamente sólo he derrochado buenas palabras

 

Dark Souls 2

Dark Souls II


La forma de jugar más veloz, nerviosa, casi con ganas de devorar la pieza entera para poder pasar a la siguiente es algo con lo que yo y muchos vamos a tener que convivir, pero debemos evitarlo en la medida de lo posible. Y sobre todo es algo que deberíais evitar vosotros mismos siempre que podáis: vuestro bolsillo y amor por los videojuegos lo agradecerá. No por jugar a más títulos vas a ser más experto, ni vas a disfrutar más, ni sirve de nada sentirse mejor en una charla sobre este medio porque tu lista de completados es superior a la del resto. Si disfrutas de cada título como si fuese el único que existe en ese momento sabrás aprovechar de verdad los videojuegos. Uno de mis propósitos vitales es aplicar esta máxima siempre que el trabajo me lo permita. Porque es más que posible: lo llevo a cabo con series y películas, que siempre termino viendo muchos meses o incluso años después de que estén en boca de todos. ¿Y qué más da? ¿Me va a servir para poder opinar con propiedad en un hilo de una red social con gente que no conozco? ¿Mi yo virtual va a sumar puntos de sabiduría de cara al resto? Bendita ignorancia en ese caso, pues me permitirá disfrutar cuando llegue el momento, cuando llegue MI momento, de esa obra en su plenitud. 

 

Seguirán existiendo obras que nos ilusionen y debe haberlas. Aquellas por las cuales esperamos ansiosos su llegada. Marcamos el día en el calendario. Nos acostamos y nos levantamos pensando en el momento ansiado. Imploramos a las divinidades que podamos seguir vivos al menos hasta que cumplamos esa meta. Es humano y es bonito, se llama ilusión, pero no la perdamos por culpa de la necesidad extraña de querer consumirlo todo de forma rápida, o que esto no termine sustituyéndola. Jugar con calma es uno de los mayores placeres de la vida: probadlo y contadme. 


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