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Jugamos al port de Railway Empire de Nintendo Switch para ver si ha salido bueno

On rails
Por Adrián Suárez Mouriño

Railway Empire salió en 2018. Ahora, en junio de 2020 nos llega su versión de Switch. Esta edición cumple técnicamente, siendo fiel a la experiencia original pero con algunos problemas relativos al hardware de la máquina. Railway Empire es un videojuego que acierta en su doblaje al español, en su campaña, en la forma en la que nos deja ubicar las vías de tren y modificarlas y en su mismo planteamiento. Sin embargo, el original ya flojeaba en la gestión de sus interfaces o en la legibilidad de sus escenas. Ese problema sigue aquí, pero incrementado si jugamos del título en su versión portátil.

 

Las letras de los textos se ven muy pequeñas si jugamos con la consola separada del dock, y hay mucho que leer para entenderlo todo bien. Cuando nos movemos por el mapa general, nos costará encontrar ciudades e incluso ver claramente nuestras vías. Con respecto a la versión original, sigue faltando información, tutoriales más claros y una mejor definición de qué botones tocar para saber qué hacer. Será frecuente que no tengamos claro en qué punto de un proceso u otro estamos.

 

Y esto es un gran escollo porque para hacer las cosas bien hay que ser finos en lo que tocamos, en cómo ponemos las señales, en cómo creamos industria, elegimos tipos de trenes, maquinaría y cómo logramos que América avance gracias al desarrollo del ferrocarril.

 

En lo gráfico no hay mayores problemas, pero sí que es verdad que el juego se vuelve menos satisfactorio al no verse todo tan bonito. Si hacemos zoom en el mapa, sí que es verdad que hay algún tironcillo, pero perfectamente asumible. Los árboles y la definición de los elementos del área no tienen la definición de sus versiones mayores, pero, de nuevo, son problemillas que no tienen mayor complicación.

 

 

Lo que sí es una pena es que no se haya aprovechado esta versión para añadir elementos táctiles o ajustar lo importante: la claridad en la gestión de todo lo que hacemos. Hay mucho ensayo y error para aprender. Cometeremos error tras error y no tendremos claro qué está ocurriendo o por qué están saliendo mal las cosas. Y esto es un problema que ya tenía el original y que aquí no se ha solucionado.

 

Sin embargo, una vez que le pillas el punto, Railway Empire funciona bien. No llega a los niveles de otros representantes de su género, pero toda la gestión que ofrece en torno a su construcción de trenes es correcta. Es satifactorio ver cómo todo crece y se articula a medida que progresas, pero una mejora en sus explicaciones, comprensión y en el ritmo de sus menús habría estado bien.

 

En resumen, una nueva versión que llega tras un par de años del lanzamiento del original que no arregla los problemillas que tenía aquel; ¿y cuál es la ventaja de jugarlo en Switch? Ya la sabéis: poder dejar la partida congelada cuando volváis y regresar a él cuando os dé la gana. No es la mejor versión de todas, pero como port está apañado.


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