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Juegos gratis y de pago con nombre propio ¿Siguen funcionando?

Los nombres propios ya no garantizan nada
Por Rafa del Río

En los últimos años, el regreso de nombres propios por separado y montando su propio chiringuito con la ayuda de algún que otro genio -real y eufemístico- en ese mercadillo de todo a cien que es, en ocasiones, Kickstarter, ha sido una de las grandes esperanzas y, a la vez, grandes lacras que han motivado y crucificado a esta afición que es el mundo del videojuego.

 

Quien más, quien menos, todos estamos dispuestos a creer en nuestros ídolos cuando nos prometen el oro y el moro en forma de proyecto Kickstarter. Incluso los más cínicos y poco dados a la fe en la naturaleza humana, pongámosme a mí como ejemplo, hemos dado el salto de fe hacia un carro lleno de paja que puede llamarse 'ex miembros de Rare', 'Koji Igarashi' o, en mi caso personal, 'Yu Suzuki'. Así somos, permitideme decir, 'de tontos', ya que ni el batacazo de John Romero con su juego multijugador tras su ególatra campaña, ni el 'éxito' de Keiji Inafune con ese Mighty No.9 que no fue capaz de convencer ni a los fans más radicales, nos hace cejar en nuestro empeño de ver resurgir a las glorias del pasado en forma de nuevos desarrolladores. 

 

Yooka Laylee 20170323172434

Yooka-Laylee y sus 'expresivos' personajes

 

¿Renovarse o morir?

La penúltima demostración de que ser ex miembro de algo no significa que vayas a hacer un trabajo perfecto, por mucho que lo hayas logrado en el pasado, ha sido, al menos para mí Yooka-Laylee. Ojo, el juego ha tenido grandes críticas positivas y parece haber convencido a medio mundo, pero tal y como comentaba en mi análisis y luego me sorprendía leyendo en el análisis de Polygon -primera vez que coincido con Chelsea Stark, me hago viejo- demasiados chistes, demasiadas cosas que no funcionan y esa manía de romper la cuarta pared de forma constante no ayudan.

 

No voy a profundizar demasiado en la decepción que ha supuesto para mí este juego, tenéis todo lo necesario en el mencionado texto del análisis. Lo resumiré a que los hermanos Stamper no están. La ausencia de Tim y Chris, se mire como se mire, se nota, con la presencia de un equipo que podrá dominar muchas cosas, pero queda claro que los diálogos, los PNJs y el sentido del humor básico de la especie humana no están dentro de ese catálogo de habilidades.

 

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Drawn to Death y los dibujos del rarito de la clase

 

La respuesta es obvia según esto: hay que renovarse. Lamentablemente la última decepción en el terreno de los nombres propios viene con los juegos gratis de Playstation Plus y demuestra que no es tan sencillo: Ahí tenemos a David Jaffe, el papá de Kratos, God of War y toda una forma de entender el videojuego, que con su Drawn to Death nos ha demostrado que la originalidad tiene un precio, y que cuando algo es feo, lo es, da igual lo imaginativo y concienzudo que seas.

 

Ojo, Drawn to Death tiene cosas muy chulas y añade el valor de ser un f2p no excesivamente exigente, pero la sensación que queda de fondo es que, con él, David Jaffe ha querido inventar el MadWold de Nintendo Wii, con la salvedad de que éste jugaba contra la escasa potencia gráfica de la consola familiar de Nintendo, mientras Drawn to Death corre en la misma consola que Horizon y Uncharted 4. No me malinterpretéis: Drawn to Death es interesantísimo, pero anda lejos, muy lejos de ser el juegazo que todos esperábamos del padre de God of War. Podría haber sido una idea a la altura de Comix Zone y se ha quedado en un juego que se bate con el Let it Die de Goichi Suda. 

 

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MadWorld, Platinum Games 2009

 

¿Siguen importando los nombres propios?

Pues empiezo a pensar que no, o al menos que no son garantía de éxitos a la altura de los anteriores. Oh, sí, ahí ha estado Fumito Ueda haciendo lo que mejor sabe hacer con The Last Guardian, un juego que me enamoró pero que, poniendo la mano en el fuego, podría haber sido mejor con la ayuda de algún que otro genio que aportara otro punto de vista al desarrollo. Llamadme sacrílego, pero si comparo The Last Guardian con el soplo de aire fresco que ha sido Eiji Aonuma en The Legend of Zelda Breath of the Wild, no puedo evitar pensar que a pesar de los gratos momentos pasados con Trico podría haber sido, al final, algo todavía mejor. 

 

Si hago recuento, todo apunta a que los nombres propios pierden fuerza una vez han dejado de publicar unos años. Como si perdieran el ritmo de la industria, obviaran muchas de las evoluciones por las que el videjouego pasa de forma contante y, a veces, desapercibida, y volvieran a canones que, por muy bien que funcionaran en su momento, ahora están algo desfasados. A lo mejor estoy confundido y pasando una etapa pesimista, ojalá sea así, pero pienso en Koji Igarashi y Bloodstained, o Yu Suzuki y mi esperado Shenmue 3, y me entran unos sudores fríos que no le deseo a nadie. Vosotros... ¿qué opináis?

 

¡Nos leemos!


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