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¿Juegos aptos para todos?

«Me encantaría jugar, pero no puedo»
Por Diego Emegé

Cuando hay un problema que no nos afecta, lo normal es no prestarle atención a menos que vayamos a obtener un beneficio de ello. Y no hablo yo, habla la naturaleza humana, ojo. Por eso, cuando Stephanie Walker se encontró de bruces con una nueva realidad que le cambiaría la vida para siempre, aprendió a vivir con ello y a luchar por el resto de personas en su misma situación. Esa realidad era una esclerosis múltiple que le fue diagnosticada en 2001 y que para el año 2004 se había cobrado la movilidad de su mano derecha. Un día Stephanie descubrió que ya no podía jugar al ordenador, algo que compartía con su amigo Mark y que era un punto de unión muy importante para ambos.

 

Entonces los se pusieron manos a la obra y sacaron adelante la organización AbleGamers Foundation, que se ocupa de concienciar al público y a la industria para crear un entorno de juego accesible para millones de personas discapacitadas. Uno de los aspectos más interesantes de esta organización es que dedica una parte de su página a análisis de videojuegos basándose en criterios referentes al nivel de adecuación para según qué discapacidades.

 

Si me hacéis el favor de entrar, podréis ver conmigo como, por ejemplo, Alan Wake, obtiene un 6 en accesibilidad. Se estudian aspectos generales como la precisión de los movimientos, si se puede controlar con una sola mano, si es apto para jugadores con discapacidades visuales o auditivas, etc. También hay dos análisis exhaustivos por parte de los usuarios que tienen en cuenta si los controles pueden reconfigurarse, las características de las luces y los colores dentro del juego, si los subtítulos son suficientemente claros… vaya, un montón de elementos que podrían causar muchos inconvenientes para muchos jugadores potenciales, pero que pasan inadvertidos para muchos de nosotros.

 

Hace tiempo que sé de un caso de juego apto, en especial, para personas con problemas de visión. Se trata de Abe’s Exoddus. Es un juego con un apartado sonoro tan preciso y detallado que una persona a la que le explicaran el funcionamiento del juego, es decir, a qué corresponde cada sonido, podría llegar a completarlo por sus propios medios. Es el caso de Terry Garrett, un chico ciego que adora los videojuegos y, a base de prueba y error acabó el juego por sí mismo. Revisando su canal he descubierto que tiene una serie de vídeos en los que juega a Zelda Ocarina of Time, todo un logro.

 

 

Observando todo esto con distancia me doy cuenta de que las personas discapacitadas no son las únicas olvidadas en los videojuegos. Las minorías suelen quedar relegadas a un segundo puesto en las historias que se cuentan. En caso de aparecer, lo hacen a modo de redención para los desarrolladores. ¿Por qué? Obvio. La mayoría de los que hacen los juegos son blancos o japoneses que hacen juegos para blancos o japoneses, como quien dice. Y los jugadores que lleguen a desarrolladores algún día harán lo mismo para el mismo rango de personas. Como todo en esta vida, el arte habla de la realidad del que lo crea y el que crea habla de la realidad que le gusta al que paga.


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