1. Mundogamers
  2. Noticias

Internet se regula: Prohibido tocar las narices.

El Reino Unido busca penas de cárcel para las cyber-mafias
Por Rafa del Río

Ayer dábamos la noticia de que el secretario de justicia del Reino Unido -¿jamás será vencido?-, Chris Graylain, ha elaborado un proyecto de ley que prevé penas de hasta dos años de cárcel para aquellos que atenten contra la libertad, dignidad y honor de las personas físicas aprovechando el anónimato que internet permite. Se busca así una forma de luchas contra las 'cyber-mafias' que recurren al insulto, el acoso y las amenazas para imponer su forma de pensar sobre el trabajo de otros.

 

Sálvese quien pueda

El revuelo no se ha hecho esperar, y ya hay muchas voces clamando al cielo en pro de la libertad, los derechos humanos, la dignidad de las personas y el pan con manteca porque, como sucede en Anhk Morpork, allí donde hay lío siempre hay un par de ciudadanos 'poreocupados' dispuestros a echar leña al fuego. Pronto se han levantado las voces que acusan a esta medida de fascista, digna de un gobierno controlador que pretende meter en la cárcel a todos aquellos que den su opinión para poder salirse con la suya. Y no, aunque el tema suena romántico y digno de ponernos el gorrico verde con la pluma amarilla para luchar contra las ordas del príncipe Juan, las cosas no son, ni de lejos, tan sencillas. 

 

Entremos en situación:

El GamerGate ha supuesto una vulneración total y absoluta de la dignidad y el honor de varios desarrolladores de videojuegos, con especial atención al lado femenino, que se ha visto acosado sin escrúpulos y amenazado de muerte, tiroteo, y esas cosas tan terribles que, se dice, dejaron de pasar en las duchas de la cárcel desde que cambiaron las pastillas de jabón por dosificadores de gel. 

 

Anita Sarkeesian, una de las agredidas en el caso GamerGate

 

Por otro lado, los chicos de Valve han tenido que eliminar un juego y un desarrollador de su plataforma Steam cuando, un error ocurrido sobre el videojuego Paranautical Activity, llevó a su desarrollador, Mike Maulbeck, a amenazar de muerte a Gabe Newell, jefazo de la empresa y culpable de las pesadillas de todos los perritos calientes de la zona de Washinton D.C. [Edición: Hoy Maulbeck ha pedido perdón en una carta pública por 'perder los nervios' y ha dimitido para no perjudicar a su estudio. Un aplauso para el colega por darse cuenta -un poco tarde- de que así no se hacen las cosas]

 

Y todo esto sin entrar en los troleos que suceden a diario cuando un niño rata, un pajero inconfeso, una gamer o 'fana loca' en esos días del mes o un 'ponga usted aquí su enemigo público número uno', decide crearse una cuenta de twitter, face, mail o lo que sea y dedicarse a dar el coñazo y amargarle la existencia al figurita de turno, sea desarrollador, cantante, periosdista, compañero de colegio o simple paseante neutral-neutral.   

 

El resultado es que el figurita de turno, independientemente de su grado de profesionalidad y/o famoseo, se encuentra de pronto con que su vida se ve drásticamente reducida a tener que responder al trol, pasar de él o bloquear su cuenta y tomar aire para respirar mientras el bicho raro con ganas de marcha se abre otra cuenta y vuelve al ataque una y otra vez. Una situación molesta, incómoda a lo más, que se va agravando cuando nuevos sujetos se unen al agresor por alargar la fiesta, echar unas risas o imponer la verdad absoluta de un machismo repulsivo o un feminismo igualmente asquerosito en el que pronto las amenazas, el acoso duro y las desagradables alusiones a temas peliagudos se hacen presentes.

 

Gabe Newell, amenazado de muerte por Maulbeck.

 

El imperio de la ley

Vivimos al amparo de la ley unas vidas que son dictadas, protegidas y controladas por una serie de normas que recoge el ordenamiento jurídico de todo país o comunidad internacional. Desde el minuto cero de nuestras vidas, la ley ampara cada acto, negocio jurídico y situación en la que nos vemos envueltos, a su favor o en contra, y es la ley y las fuerzas del estado las que velan por castigarnos o protegernos según deseemos actuar. No voy a entrar en consideraciones de Contrato Social, Teorías del Buen Salvaje, Ley Divina / Ley Natural, Ciudadanía ni otros temas de Russeau, Tomás de Aquino o Caracalla. Lo único que importa aquí es que existe una cosa llamada leyes, y que sólo era -es- cuestión de tiempo que vayan regulando una faceta de la vida como es internet.

 

Como decía al principio, no deja de llamarme la atención las voces que claman al cielo por estas medidas restrictivas que preven cárcel al miedo, que dictan la ley de fascista y contraria a la libertad sin pensar, por un momento, en lo que el acoso y las amenazas suponen para una persona individual cuando se repiten día tras día, item más cuando la personalidad es pública y sus actos y domicilio son por todos conocidos. 

 

Decía hace unos meses que en mis buenos tiempos no pasaba semana sin que recibiera amenazas y que eso me la soplaba bastante, pero claro, también hay que tener en cuenta el tipo de amenaza que recibía y que tengo la suerte de ser feo, calvo, y tener la constitución de un frigorífico combi de dos puertas. Posiblemente dos puertas y media. Poniéndome en el caso de la señorita Sarkeesian, por poner un simple ejemplo, e imaginándome recibiendo amenazas a mi familia y ciertos tipo de actos de violencia sexual que no resultan de recibo, no me extraña su situación. Comprendo que haya decidido huir y que la cosa se le haya ido de las manos por culpa de cuatro gilipollas que creen que pueden imponer su visión absoluta de cómo deben ser las cosas mediante el miedo, la amenaza y la agresión física y verbal

 

Zoe Quinn, otro objetivo de amenazas de agresión sexual.

 

Hablemos de libertad

Porque parece que eso es lo que está en juego. Libertad no es ofender a una persona ni dedicar tu vida a joder la suya. Libertad no es amenazar la vida de un individuo y sus seres queridos para evitar que realice una labor que a ti no te gusta. Libertad no es, en fin, hablar de agresiones sexuales porque te sientes disminuido por tu naturaleza fálica. Todo eso es imponer, restringir, eliminar la libertad de otros, y esa sí que ha sido una de las cualidades que han sabido distinguir en los libros de historia al fascismo, el comunismo y el socialismo nacional

 

La ley va a imponer castigos a los comportamientos 'internautas' que limiten la libertad de otras persona, y francamente, me parece cojonudo: Igual que si dedicas tus días a seguir a alguien insultándolo y amenazándolo por la calle tendrás que pagar las consecuencias de tu estupidez, ahora pasará lo mismo si copias dichos comportamiento por internet. 

 

Phil Fish se quitó de en medio, aunque éste se las buscaba...

 

Y no, por favor, no me habléis de que esto limitará la libertad de expresión, que me río. Soy una pluma envenenada, un cabrón con pintas que no deja de pasar la ocasión de meterle una puya a la industria, la sociedad y quien se me ponga a tiro, desde Phil 'television' Spencer a Neil 'quiero ser Gaiman' Druckmann, desde Anita 'el machismo me da pelas' Sarkeesian a la desaparecida Jade 'invento cosas' Raymond; pero una cosa es usar la sátira y la coña para decir que Spencer nos quiere vender la televisión o que la lucha de sexos le está saliendo rentable a la Sarkeesian y sus camisas de leñador, y otra muy diferente reunirte con cuatro aburridos para escribir 'te voy a matar, hijo de puta, quemaré tu casa y descuartizaré a tu familia'.

 

Si todavía hay alguien que no entienda esto, entonces está claro que necesitamos que nos regulen desde el poder judicial. 

 

¡Nos leemos!


<< Anterior Siguiente >>